DE LA CABEZA

A veces pensamos “dormí mal” cuando despierto adolorido por las mañanas, sobre todo después de un “amanecer de una noche agitada”. Pero ¿qué tal si a ese mal despertar, cefalea, letargo, boca pastosa y dolor de cuerpo, le sumamos una parálisis de uno de los brazos? Eso es lo que en Medicina y en un alarde de gracia no común en las denominaciones aburridas que tenemos los médicos para describir los síndromes (les ponemos los apellidos y demás), conocemos como “parálisis del sábado a la noche” o “saturday night palsy” en inglés. Esta se produce por compresión del plexo braquial (conjunto de troncos nerviosos que salen de la médula cervical y se dirigen hacia el brazo por la axila para inervarlo) en una postura que comprometa la funcionalidad del mismo; se puede producir por diversos mecanismos y pueden verse afectadas diferentes ramas nerviosas.

Para conocerlo, diremos que el nervio radial es una rama terminal del tronco posterior del plexo braquial. Es un nervio sensitivo-motor implicado fundamentalmente en la extensión del codo, muñeca y dedos y doblar el antebrazo, por lo que el signo más característico de parálisis del nervio radial es “la mano caída”. Dado su largo trayecto puede lesionarse en varias localizaciones: a nivel alto en la axila, o en el canal de torsión donde va acompañado de la arteria humeral profunda y es muy vulnerable, o bien distalmente, en el codo donde se divide en dos ramas.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

La causa más frecuente de lesión es la compresión del nervio en la parte posterior del húmero, en el brazo. Los mecanismos de producción de las lesiones por compresión, o síndromes de atrapamiento, pueden ser de varios tipos y, refiriéndonos al plexo braquial y sus ramas podemos considerar las siguientes situaciones:

1) Parálisis del sueño: la cabeza del paciente dormido queda apoyada sobre el brazo o se comprime contra el húmero con el cuerpo de costado.

2) Parálisis de la luna de miel: el brazo queda comprimido por el peso de la pareja acompañante.

3) Parálisis de la muleta: el brazo se comprime apoyado sobre el respaldo de una silla o el borde de una mesa o una muleta.

4) Lesiones por torniquete: el nervio se daña por efecto de un torniquete colocado demasiado ajustado o por tiempo muy prolongado.

5) Parálisis postanestésicas: producidas por presión sostenida y prolongada sobre la cara externa del brazo durante una intervención.

El nervio se lesiona por la falta de oxígeno debido a la compresión y al daño a nivel de la transmisión de impulsos que sucede a consecuencia de ello. Se suele resolver espontáneamente en unas 6-8 semanas. El tratamiento médico en los casos más leves se basa en fisioterapia (fortalecimiento muscular, evitar contracturas), mientras que en los casos más avanzados se debe poner una férula para mantener en extensión la muñeca y fármacos. El pronóstico depende del grado de lesión, en los casos más leves es bueno y la recuperación espontánea es la regla; su seguimiento será clínico exclusivamente. En las lesiones más importantes hay que esperar al menos tres meses antes de decidir otras medidas más invasivas. Las complicaciones más frecuentes son: daño permanente del nervio con la consecuente pérdida total o parcial de movimientos o la sensibilidad de la muñeca y la mano, dolor crónico y atrofia muscular, generalmente irreversible, por denervación, a los 3 meses.

Como vemos, no es poca cosa “dormir mal”. Podemos lamentarlo después. Si te dejó DE LA CABEZA esta afectación, espero tus comentarios al pie de la columna para saber qué otros temas desearías tocar en otros domingos. Nos leemos en una semana.

Dejanos tu comentario