DESDE MI MUNDO

  • Por Carlos Mariano Nin
  • Columnista

El hombre es hombre, la mujer es mujer, el conejo es conejo y el lobo es lobo. Por más que quiera el conejo no podrá ser lobo, pero aun así es su elección y debe respetarse, en eso estamos de acuerdo.

En lo que no coincido es que se quiera enseñar a los niños que el conejo puede ser lobo y cómo lo hará. Es imposible. Lo que deberíamos hacer desde la educación es enseñar a los niños a respetar al conejo que quiere ser lobo. ¿El cómo?, que lo descubra el conejo, ese es su problema y no es el nuestro enseñarle a la manada cómo hacerlo.

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Estamos confundiendo adrede o accidentalmente la ideología de género con la sexualidad. Y eso… no tiene nada que ver. Podemos no estar de acuerdo en muchas cosas, pero solo hay dos sexos: masculino y femenino. No hay un intermedio.

Lo que uno sienta por dentro es cosa de cada uno. Y al final no nos define como seres humanos. Nuestros gustos o nuestra elección no nos hace diferentes, pero esa es opción de cada uno y del otro aceptarlo o no.

Si quieren vivir dos conej@s juntos (o dos lob@s) que lo hagan, y si son felices, que se alegre la manada. Pero que cada uno desde su perspectiva personal lo descubra. Nadie le enseña a un hombre y una mujer cómo es la vida de pareja o qué deben hacer juntos en la cama, lo descubren juntos, en su intimidad, en su día a día.

Leí en algún lugar que la ideología de género es un término que se utiliza de manera negativa y despectiva para cancelar o desestimar la diversidad sexual y de género a la que van abriendo las sociedades, las culturas y las naciones.

Al denominarla ideología se hace referencia al carácter dogmático que se presupone respecto a las ideas de igualdad, empoderamiento y respeto de la vivencia personal de la identidad y la sexualidad.

Muchos consideran esta discusión como una guerra entre lo tradicional y una nueva corriente, cuando en verdad es algo que se vive desde el comienzo de los tiempos.

Tengo buenos amigos gays, y buenos amigos alfa pecho dorado. Nunca hizo falta que me hablen de sus gustos sexuales. Sé lo que les gusta a cada uno y lo respeto. Y ese debería ser el norte. Respetar para ser respetado y aceptado. Los gustos no se enseñan, se enseña el respeto.

Al final, desde diversas aristas todos buscamos aceptación en la vida. Pero ese respeto no se enseña en la escuela ni en el colegio.

Ese es un valor que traemos de la casa y se llama tolerancia. Pero esa... esa es otra historia.

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