• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

“En primer lugar, dejamos nuestro fuerte abrazo, sincero y leal a todos sin excepción, y por este medio venimos a solicitar al ministro de Justicia, ÉDGAR OLMEDO, la destitución del director de Institutos Penales, Lic. Dr. JULIO BALBUENA, debido a numerosos incidentes ocurridos desde que asumió el cargo”. Así inicia una carta del Primer Comando Capital viralizada por Whatsapp y dirigida al ministro de Justicia y precandidato a diputado por el movimiento oficialista, Édgar Olmedo. La autoría de la misiva fue confirmada por la abogada del grupo.

Que un grupo de semejante peligrosidad se anime a redactar una carta abierta al ministro encargado de las penitenciarias y además pida la destitución del director de Institutos Penales, solamente nos evidencia lo que desde Nación Media venimos exponiendo desde el primer día en el que asumió Olmedo la titularidad de la cartera al respecto de su falta de preparación para ocupar el cargo. Algo que el mismo admitió en su primera conferencia de prensa dada en Palacio de López, minutos después de haber jurado en su nuevo cargo. Si a la falta de preparación se le suma el hecho de que está en campaña electoral, la mezcla es un polvorín a punto de estallar, igual que el interior de las penitenciarías.

Pero Olmedo es una pieza de una estructura más grande, es parte del cupo que tiene el departamento de Caaguazú en el gabinete nacional, la otra parte importante se encuentra liderada por Mario Varela, ministro de Desarrollo Social y precandidato a senador por el movimiento oficialista. En el mejor de los casos, los directores de penales deben ser y activar por el oficialismo; en el peor de los casos, también son candidatos. De hecho llegan a esos cargos de la mano de los políticos de los departamentos donde hay penitenciarías. Al llegar, lo primero que están haciendo es una especie de tercerización de las cárceles por la vía de acuerdos que arriban con las organizaciones criminales, que son las que de facto administran los presidios. Todo lo que recaudan no es solo para las mismas, no hay que tener demasiada imaginación para presumir adónde van esos recursos.

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El problema que estamos viendo con los cateos permanentes y que cualquiera podría creer que son para generar más seguridad, es que en realidad y según afirman diversas fuentes, es parte de un esquema de aprietes a las organizaciones a las cuales les estarían alquilando pabellones enteros, las mismas pagan por estar ahí, en los cateos y requisas las quitan a los patios y luego de molerlas a golpes e incluso dispararles con balas de goma, les vuelven a cobrar por el espacio que ya les habían alquilado. Al parecer, a alguien se le ocurrió que podría arribar a acuerdos con estas organizaciones y que esto no se saldría de control. Y hablamos de ambas partes.

Estos elementos son los que claramente nos explican la actual situación en las penitenciarías con la consecuente peligrosidad para todos los paraguayos que eso conlleva. Con un detalle más, en el final de la carta que mencionamos al inicio, se responsabiliza directamente a las autoridades del Ministerio de Justicia de lo que puede llegar a pasar en los próximos días en las cárceles.

La intención de esta columna es exponer y advertir que cuando la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, busca recaudar recursos sin importar de donde vengan los mismos se puede poner en riesgo incluso la seguridad nacional y si les queda alguna duda habría que preguntarles a quienes firman la carta: Massa Carcerária.

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