• Por Hno. Mariosvaldo Florentino
  • capuchino.

“Había un hombre rico que se vestía con ropa finísima y que cada día comía regiamente. Había también un pobre, llamado Lázaro, todo cubierto de llagas, que se tendía a la puerta del rico, y que sentía ganas de llenarse con lo que caía de la mesa del rico, y hasta los perros venían a lamerle las llagas” Lc 16, 19-22.

Creo que todos conocemos la parábola del rico y del pobre Lázaro. Jesús una vez más con palabras sencillas consigue describir una situación que no dejó jamás de repetirse en estos dos mil años en nuestras vidas. Son muy interesantes los detalles que Él nos presenta. Por ejemplo: el pobre tiene un nombre, se llama Lázaro; sin embargo, el rico es una persona sin nombre. Qué interesante es Dios: Él tiene una lógica diferente de la nuestra. Nosotros generalmente sabemos los nombres de los personajes importantes, de las personas que socialmente están bien, Él al contrario conoce a Lázaro por su nombre, mientras el rico es un cualquiera.

La descripción del rico es corta - “se vestía con ropa finísima y que cada día comía regiamente”, pero nos deja entender cuan superficial él era. ¿De qué sirve tener ropas finísimas y comer regiamente todos los días? Este era su mundo. Comer y vestir. Infelizmente aun hoy existen muchas personas que están en este mismo mundo. Sus grandes preocupaciones son los últimos modelos, las ropas lujosas, las fiestas, las luces, las fotos... y esto todo les deja ciegos e insensibles hacia las demás realidades del mundo. El rico de la parábola ni se dio cuenta que en su puerta había un pobre, que estaría satisfecho hasta con lo que le caía de la mesa. Él estaba tan ocupado con frivolidades que el dolor del otro le era indiferente. Ciertamente él no podía imaginar el hambre, o tener llagas por todo el cuerpo. El rico no era más un humano. Había perdido toda su sensibilidad. Estaba encerrado en su mundo. No veía ni lo que estaba delante de su nariz.

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La descripción del pobre es mucho más completa. Lo identifica con un nombre: Lázaro. Habla de su dolor, de su posición social, de su deseo y de quienes están cercanos a él. Es una persona completamente desgraciada y que necesitaba de la solidaridad de los demás. Él no era exigente: le bastaría lo que caía de la mesa del rico, pero los perros eran más sensibles que aquel rico.

Sin embargo, después de la muerte de los dos, el rico va al infierno y Lázaro al seno de Abraham. La situación se invirtió. En aquel momento el rico estaba mal, y para nuestra sorpresa, en su necesidad él ve a Lázaro y le pide ayuda. (¡Cuando era Lázaro el necesitado él nunca le vio!). El problema es que después de la muerte ya no es el tiempo de cambios. La barrera que él había construido aquí para protegerse de Lázaro, allá se transformó en un abismo insuperable.

Otro detalle interesante es que el rico reconoce a Abraham y lo llama de Padre. Esto significa que este rico hasta debería haber participado en su sinagoga, hasta conocía la Biblia y reconocía a Abraham como su patriarca, pero su práctica religiosa no fue capaz de hacerlo ver al pobre que estaba en su puerta y de extender una mano. La religión que él había vivido aquí en este mundo fue estéril en su vida.

Oh, Señor Jesús, ayúdame a no ser como este rico. Dame la sensibilidad de reconocer en los pobres y necesitados tu presencia. Sana Señor mi ceguera, haz con que yo vea a quien está caído en la puerta de mi vida, esperando que yo le regale al menos las migajas de mis bienes, de mi tiempo, de mi ternura, de mi inteligencia. No permitas Señor que yo me dé cuenta de las demás personas solo cuando necesito de ellas. No permitas que yo me pierda en superficialidades y me torne insensible a los otros. Dame un corazón capaz de sentir compasión por quien sufre a mi alrededor. Que mi religión no sea solo un pasatiempo, o me sirva solo para satisfacerme en mi necesidad egoísta de paz, sino que mi fe pueda transformarse en gestos concretos hacia mis hermanos.

El Señor te bendiga y te guarde,

El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.

El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.

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