• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

El autodenominado “Gobierno de la gente”, liderado por Marito de La Gente, no ha hecho más que demostrar desde el día 0 que odian a la gente. Nunca un gobierno fue menos empático, digamos que más bien fue totalmente “ecpático”, la ecpatía, definida como un proceso mental voluntario de exclusión de sentimientos, actitudes, pensamientos y motivaciones inducidas por otro, o sea le importa un bledo la gente y sus necesidades y sufrimientos.

Lo demostró antes, durante y después de la pandemia, con la que justifican todas sus tropelías, fallas, desgobierno e inoperancia. El pastorcete Wiens se pasó comprándole o haciéndole comprar asfalto de la empresa del propio Marito, a las empresas amigas a las que les daba numerosos y jugosos contratos, en detrimento del presupuesto de salud y de alimentación, no había un peso para subsidios de alimentación básica, se liberaban miserables sumas a poca gente y a cuentagotas, no había medicamentos básicos, no se les proveyó alimentos a las ollas populares, se trabó de todas formas posibles supuestas líneas de crédito de auxilio a pymes, y el delincuente en jefe de la nación seguía vendiendo asfalto y robando a cuatro manos con su maletinero favorito, Arnoldo.

Pero el tema del precio del combustible es un capítulo aparte que asquea tanto o más. Se cumplió a rajatabla el plan para destruir Petropar, a cambio de los jugosos y oscuros aportes a la campaña de Mborito, jamás declarados de los barones del combustible, quienes pusieron a la delincuente procesada de Samudio, que tuvo que ser sacada cual garrapata después de años de denuncias. Pero nos pusieron a otro peor, Lichi, y su gavilla de saqueadores de Arroyos y Esteros, que se están terminando de llevar hasta los candados del portón de acceso de Petropar. Sin límite, sin asco, sin vergüenza, a cuatro manos, mientras mienten diciendo que no hay condiciones para bajar los precios a los desesperados camioneros, taxistas, ubers y deliverys; llenan de planilleros y despilfarran el dinero de la caja de la estatal en supuestas licitaciones amañadas totalmente innecesarias. A Marito y su gentuza no les importa más nada, es robar y destruir todo en venganza porque la gente a la que estafó, mintió, mató, expolió y saqueó no los vota ni a él ni a su pastor maletinero. Solo resta esperar que el próximo gobierno haga justicia y los mande al fondo de alguna jaula y ver para recuperar algo de lo que se llevaron.

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