“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

¡No a Carmen Marín en el Directorio del Banco Central del Paraguay (BCP), amiga de Marito y candidata al cargo, por lo informado! No tengo nada personal contra Carmen Marín y no discuto por un segundo su muy reconocida capacidad profesional, que la demostró en los programas sociales de Hacienda (Pytyvõ en sus varias versiones) a fin de dar una mano a los más golpeados por la pandemia del covid-19. Pero no es la indicada para el BCP. Hacienda es la delantera de la albirroja (al ataque, a gastar). Como institución fiscal tiene un componente político muy fuerte. El BCP es la defensa para no perder. Su alma tiene un nivel profesional muy alto y su independencia (con gente que la valore y cuide) una barrera en la que rebotan los pelotazos políticos. Lo propio es que el BCP se niegue a varios pedidos de Hacienda. Lo contrario es poco usual. Manos, derecha e izquierda.

No quiero más gente de Hacienda en el BCP. Conflictos con malas relaciones entre ambos vitales manos de la conducción económica por intereses contrarios, no los necesitamos, por favor. Y es hora que se haga justicia: nombrar para el Directorio a profesionales de la casa. Por respeto a la estabilidad monetaria, cambiaria y financiera del país. Y también por el mantenimiento y la continuidad de la confianza y credibilidad de una institución “modelo” en la región y con un prestigio ganado con sacrificios y apego incondicional a los principios, objetivos e instrumentos que toda banca central cultiva y usa para defender, cuidar y preservar el valor del dinero. Tener dos funcionarios de Hacienda (ya está el amigo Humberto Colmán) en el Directorio del BCP es profundizar las diferencias de visión –el qué hacer, cuándo y cómo– por los intereses contrapuestos o enfrentados, por el lado de Hacienda, entre la expansión del gasto público, el otorgamiento por el BCP de préstamos al Gobierno (ahora no queriendo pagar los intereses, como prestatario privilegiado), el financiamiento del déficit fiscal (por la insuficiencia de recursos genuinos como los tributos), la marcha del endeudamiento, y la permanente presión urgente de los poderes políticos (el presidente de la República en particular) por “hacer crecer la economía sin importar los costos” (“orden” de bajar las tasas de interés), en especial en temporadas electorales, con tufo populista y aire triunfalista.

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En nuestra mano derecha está el BCP, con ideas conservadoras y sus palabras claves son orden, estabilidad y supervisión. El orden para lograr y mantener una baja inflación (velar por el valor del dinero), y para ello usar toda su artillería, aunque duela. La estabilidad uniendo la lucha contra la inflación con tener un precio del dólar sin bruscas oscilaciones pero en línea con las fuerzas del mercado, lo cual es imposible sin un muy buen nivel de reservas internacionales (todos miran, solo el BCP las toca). La Carta Orgánica del Banco Central de Chile (copia alemana), como señal clara de una divisoria entre ambos universos, con fines distintos, dice de manera contundente que el ministro de Hacienda de Chile puede participar de las reuniones que se convoquen en el banco, pero solamente tiene voz y no voto, en la toma de desiciones. Puede pedir todo, decir todo, quejarse de todo, aconsejar todo, pero la decisión es del Directorio del Banco Central. La escuela de economía alemana, la que abrazo con convicción, me enseñó que dos son los pilares para la salud económica de la gente:1) Para el orden monetario y la estabilidad financiera, un Banco Central muy profesional, independiente del poder político gubernamental y administrador temporal del Estado, y de las coyunturas político-partidarias, cuyo principal objetivo es cuidar y preservar el valor del dinero; y 2) Un Ministerio de Hacienda (finanzas) con mucha responsabilidad fiscal, también manejado con alto nivel de profesionalismo y correspondiente independencia, recaudando impuestos con eficiencia y justicia tributaria, por un lado, y por el otro, gastando los recursos estatales, priorizando la inversión social, las obras de infraestructura y los programas de protección social para los menos favorecidos, todo en el marco de una administración ordenada, equilibrada, transparente y eficaz. Marito y Carmen Marín patean el país politizando el BCP. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden.

Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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