• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

Sobre el Partido Colorado se han hecho tantas columnas, análisis políticos y demoscópicos, encuestas, grupos focales, desde tesis de grado hasta trabajos prácticos en la secundaria. De todo, pero todo pensado desde la frialdad de los escritorios de la academia y la ciencia política. Todo muy pensado. Demasiado.

Y tal vez en eso radica el problema, o al menos uno de ellos. La Asociación Nacional Republicana ya ha dado suficiente evidencia de que cuanto más se intenta analizarla, más sorprende. Ha sido así en elecciones y la capacidad de mostrar conexión con el electorado a la hora de las campañas, pasó lo mismo al momento de ser gobierno en las distintas corrientes que lo han atravesado y desde aquellos exitosos y también de los otros que no lo fueron tanto. Ocurrió cuando estuvo en la llanura y sucedió incluso en sus crisis más severas cuando se ha llegado a derramar sangre.

La verdad es que el Paraguay es colorado céntrico. Todo gira en torno a lo que pasó, pasa o puede llegar a pasar al interior del mismo, absolutamente todo. En gran medida esto responde a que a las otras fuerzas políticas y demás poderes fácticos les cuesta demasiado lo que los colorados hacen con relativa facilidad: emocionar. Al emocionar, movilizan y al movilizar ganan elecciones, ejercen el poder y gobiernan; o habiendo sido electos o de facto. El otro factor es la falta de capacidad para desarrollar la suficiente musculatura electoral, articulación de diálogo y elasticidad para obviar egos en nombre de conseguir el poder. Elementos que los republicanos han sabido incorporar como parte de su ADN.

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A lo largo de su historia, por la ANR han pasado las más diversas líneas de pensamiento, acción y gestión política. Para algunos esto podría ser considerada una contradicción; sin embargo, los hechos nos muestran de que fueron necesarias adecuaciones a los tiempos y exigencias de la sociedad. Han sabido reinventarse, usando un concepto que se puso de moda últimamente. Mantener esta habilidad es de los mayores desafíos que tienen a futuro. Esa visión es la que han carecido otras fuerzas del mundo con las cuales suele hacerse paralelismo, como el Partido Justicialista de la Argentina o el Partido Revolucionario Institucional de México. Y hasta ahora la siguen padeciendo.

Ayer cumplieron 135 años de su fundación y en noventa días más van a elecciones internas para elegir autoridades partidarias y a candidatos que los representen en abril del 2023, tanto para cargos ejecutivos, congresuales, nacionales y departamentales. En total hay alrededor de 73.400 candidatos inscriptos, a eso hay que sumarle logística, transporte y otros componentes que hacen a una campaña electoral, eso es movilizar. Y después de todo, de eso se trata la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a.

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