El valor aproximadamente calculado de la futura cosecha de soja en nuestro país – un intento de cuantificación – el próximo año 2023, levantada y puesta en los silos, sumaría 5.350 millones de dólares. Sí. ¡US$ 5.350 millones!
Ello ocurriría sobre la base de una meta de siembra de 3.500.000 hectáreas y manejando como referencia un precio por tonelada de soja de 535 dólares, que fue el precio promedio de exportación de nuestra soja en los siete meses de enero a julio 2022. Como fruto de la temporada sojera anterior registramos una cosecha de 2.970.000 toneladas de las iniciales esperadas y anheladas de 10.000.000 toneladas (una caída o disminución del 70%). La sequía nos jugó una muy mala jugada y perjudicó a toda la economía en general y al campo y a los sojeros en particular. Parados al cerrarse agosto no son pocos los que esperan una caída de la economía del -1% en promedio.
Mientras otros pronostican un caminar a la velocidad del 0,2% o del 0,3% que es decir: casi nada. La población crece a un ritmo anual promedio del 1,4%. Siguiendo con nuestras estimaciones de cálculos, la cosecha que logramos salvar de la sequía, 2.970.000 toneladas, tiene un valor como producción de 1.589 millones de dólares.
Si la historia hubiera sido otra, muy favorable y muy positiva, quizás podríamos haber cosechado 10.000.000 toneladas de soja como fue nuestra intención, producción que tendría un valor de 5.350 millones de dólares, con una pérdida de valor de 3.761 millones de dólares. Esa pérdida es la que ahora se piensa recuperar o empatar con una siembra mayor de hectáreas (antes 3.300.000 hectáreas, ahora 200.000 hectáreas más), y el clamor al cielo para condiciones climatológicas de bienestar, un rendimiento elevado muy por arriba de los 900 kilogramos de la cosecha disminuida en un 70% de la temporada anterior, quizás con el toque mágico de un alrededor de los 3.000 kilogramos, y que la política electoral no ensucie nuestra cancha productiva.
La mayoría de las consultoras nacionales e internacionales esperan casi con seguridad un rebote de nuestra economía en el 2023, del 5% o más inclusive, pero aún con el tradicional efecto rebote, sin la soja de “oro” 2023, volveríamos a gatear. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.
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¿Qué le pasa al dólar? Tensión en EE. UU. y la Fed bajo presión impactan en su cotización
Ayer, algunas pizarras del mercado minorista de cambio marcaban un dólar a G. 7.380 a la venta, piso mínimo en más de 12 meses, según el histórico de las casas de cambio. Sin embargo, en la jornada del lunes, abriendo la semana laboral, la divisa estadounidense perdió más fuerza que nunca, no solo a nivel local, sino que en todo el mundo.
En tanto, este martes arrancó la jornada en G. 7.400, estable por el momento, pero muy por debajo de la cotización inicial del mes (G. 7.800) y de abril de 2025, cuando este tocó el techo de los G. 8.020 por unidad minorista.
Esto tiene que ver con el panorama internacional, que ante el nerviosismo que causan los aranceles de EE. UU., el dólar pierde terreno. Por ejemplo, el portal especializado FXS mencionaba que la moneda inició la semana en desventaja, cayendo frente a las principales divisas en las operaciones del lunes.
Tema relacionado: El “declive” del dólar en Paraguay: ¿Quiénes celebran y a quiénes les afecta?
“Los inversores están reaccionando a las renovadas tensiones comerciales antes de la fecha límite del 1 de agosto y a un sentimiento de mercado generalmente cauteloso. A pesar de los datos económicos de EE. UU. mayormente sólidos últimamente, el dólar está sintiendo la presión de la incertidumbre continua en torno a las amenazas de aranceles aumentados de la administración del presidente estadounidense Donald Trump y la creciente presión política sobre la Reserva Federal (Fed) para recortar las tasas de interés”, señala el portal.
Más incertidumbre
En tanto, el portal fxempire.com indicaba que el Índice del Dólar (DXY) se sitúa por debajo de USD 98, ya que la fecha límite de los aranceles y el escrutinio sobre la Fed generan precaución entre los inversores en las primeras operaciones en Asia. “Los aumentos arancelarios se aplicarán el 1 de agosto, independientemente de las negociaciones en curso, generando incertidumbre en los mercados de divisas a nivel global”, sostienen sus analistas.
La Fed (Banco Central de Estados Unidos) está bajo presión, mientras Scott Bessent (considerado como uno de los gestores de fondos de cobertura macroeconómicos más importantes del mundo, secretario del Tesoro de EE. UU.) advierte sobre la “expansión del mandato” y solicita una revisión completa de las atribuciones del banco central.
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¿Qué le pasa al dólar? Tensión en EE. UU. y la Fed bajo presión impactan en su cotización
Ayer, algunas pizarras del mercado minorista de cambio marcaban un dólar a G. 7.380 a la venta, piso mínimo en más de 12 meses, según el histórico de las casas de cambio.
Sin embargo, en la jornada del lunes, abriendo la semana laboral, la divisa estadounidense perdió más fuerza que nunca, no solo a nivel local, sino que en todo el mundo.
En tanto, este martes arrancó la jornada en G. 7.400, estable por el momento, pero muy por debajo de la cotización inicial del mes (G. 7.800) y de abril de 2025, cuando este tocó el techo de los G. 8.020 por unidad minorista.
Esto tiene que ver con el panorama internacional, que ante el nerviosismo que causan los aranceles de EE. UU., el dólar pierde terreno. Por ejemplo, el portal especializado FXS mencionaba que la moneda inició la semana en desventaja, cayendo frente a las principales divisas en las operaciones del lunes.
“Los inversores están reaccionando a las renovadas tensiones comerciales antes de la fecha límite del 1 de agosto y a un sentimiento de mercado generalmente cauteloso. A pesar de los datos económicos de EE. UU. mayormente sólidos últimamente, el dólar está sintiendo la presión de la incertidumbre continua en torno a las amenazas de aranceles aumentados de la administración del presidente estadounidense Donald Trump y la creciente presión política sobre la Reserva Federal (Fed) para recortar las tasas de interés”, señala el portal.
En tanto, el portal fxempire.com indicaba que el Índice del Dólar (DXY) se sitúa por debajo de USD 98, ya que la fecha límite de los aranceles y el escrutinio sobre la Fed generan precaución entre los inversores en las primeras operaciones en Asia. “Los aumentos arancelarios se aplicarán el 1 de agosto, independientemente de las negociaciones en curso, generando incertidumbre en los mercados de divisas a nivel global”, sostienen sus analistas.
La Fed (Banco Central de Estados Unidos) está bajo presión, mientras Scott Bessent (considerado como uno de los gestores de fondos de cobertura macroeconómicos más importantes del mundo, secretario del Tesoro de EE. UU.) advierte sobre la “expansión del mandato” y solicita una revisión completa de las atribuciones del banco central.
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El “declive” del dólar en Paraguay: ¿Quiénes celebran y a quiénes les afecta?
Por Armando Giménez Larrosa
El vaivén del dólar ha encendido las alarmas y las esperanzas en el ambiente económico paraguayo. En el último mes, la cotización de la divisa estadounidense ha caído drásticamente, pasando de un pico de G. 8.020 en abril a rondar los G. 7.400 hoy, incluso tocando los G. 7.390 en algunas pizarras.
Esta caída libre, que no se veía en mucho tiempo, plantea una pregunta crucial: ¿Estamos ante una oportunidad de oro para algunos sectores o una alerta roja que amenaza la estabilidad de otros?
Las razones detrás de la baja: un vistazo global y local
La depreciación del dólar no es un fenómeno aislado de Paraguay. El Banco Central del Paraguay (BCP) ha señalado que la divisa estadounidense muestra un debilitamiento a nivel mundial, impulsado por la incertidumbre en la política económica de Estados Unidos y las expectativas de posibles recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed). Esto lleva a los inversores a buscar rendimientos en otras monedas, aliviando la presión sobre el guaraní.
A nivel local, la entrada de divisas por exportaciones (especialmente si la cosecha agrícola fue buena), inversiones extranjeras o remesas, también incrementa la oferta de dólares en el mercado paraguayo, empujando su precio a la baja. El BCP, por su parte, monitorea el mercado y puede intervenir para suavizar estas fluctuaciones, buscando un equilibrio que beneficie la economía en general.
Tema relacionado: Dólar sigue en picada y cae a G. 7.400
Oportunidad: ¿Quiénes celebran un dólar barato?
Para muchos, la caída del dólar es motivo de celebración y representa una ventana de oportunidad:
* Bienes más baratos para todos: Los importadores son los grandes beneficiados. Materias primas, tecnología, vehículos y productos de consumo que llegan del exterior se vuelven más económicos en guaraníes. Esto puede traducirse en una reducción de costos para las empresas y, en el mejor de los casos, en precios más accesibles para el consumidor final.
* Adiós a la inflación importada: Al abaratarse las importaciones, se reduce la presión inflacionaria, especialmente en productos que dependen fuertemente de insumos extranjeros. Esto contribuye a mantener estable el poder adquisitivo de las familias.
* Viajar es un placer (más barato): Los que planean viajes al extranjero encontrarán que su dinero rinde más, obteniendo más dólares por sus guaraníes.
* Alivio para deudores en dólares: Aquellos con deudas en dólares pero ingresos en guaraníes sentirán un respiro, ya que necesitarán menos moneda local para cubrir sus cuotas.
Alerta Roja: ¿Quiénes sienten el golpe de un dólar débil?
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Un dólar bajo también activa una alerta roja para sectores vitales de la economía:
* Exportadores en apuros: Los exportadores, pilar fundamental de la economía paraguaya (soja, carne, etc.), son los más afectados. Un guaraní fuerte encarece sus productos en los mercados internacionales, reduciendo su competitividad y, al convertir sus ventas en dólares a guaraníes, obtienen menos ingresos. Esto impacta directamente su rentabilidad, su capacidad de inversión y, por ende, la generación de empleo.
* Ahorros que se achican: Quienes tienen ahorros o inversiones en dólares verán cómo el valor de esos activos disminuye en términos de guaraníes. Si necesitan convertir esos dólares a la moneda local, obtendrán menos dinero.
* Turismo receptivo, en desventaja: Paraguay se vuelve un destino más caro para los turistas que llegan con dólares, lo que podría desincentivar el turismo internacional y afectar a un sector en crecimiento.
* ¿Efecto rebote a la vista? Expertos y casas de cambio ya advierten sobre la posibilidad de un “efecto rebote”. Aunque el dólar esté bajo ahora, las fluctuaciones son cíclicas. La Asociación de Casas de Cambio ha sugerido que el dólar podría repuntar a G. 7.700 o G. 7.800 ante una futura mayor demanda de los importadores, generando incertidumbre para la planificación a largo plazo.
La balanza del BCP: estabilidad en el horizonte
El Banco Central del Paraguay tiene la difícil tarea de mantener la estabilidad cambiaria. Su intervención en el mercado busca amortiguar los movimientos bruscos que puedan generar desequilibrios, protegiendo tanto a exportadores como a importadores y contribuyendo a un crecimiento económico sostenible.
La actual cotización del dólar en Paraguay es un claro ejemplo de las complejidades de la economía globalizada. Para algunos, es un viento a favor que impulsa el consumo y reduce costos; para otros, un desafío que exige adaptación y resiliencia. La clave, como siempre, reside en la capacidad de los actores económicos para navegar estas aguas turbulentas, transformando los riesgos en nuevas oportunidades.
Leé también: Recuperación de la balanza comercial y factores externos explican la caída del dólar
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El “declive” del dólar en Paraguay: ¿Quiénes celebran y a quiénes les afecta?
El vaivén del dólar ha encendido las alarmas y las esperanzas en el ambiente económico paraguayo. En el último mes, la cotización de la divisa estadounidense ha caído drásticamente, pasando de un pico de G. 8.020 en abril a rondar los G. 7.400 hoy, incluso tocando los G. 7.390 en algunas pizarras.
Esta caída libre, que no se veía en mucho tiempo, plantea una pregunta crucial: ¿Estamos ante una oportunidad de oro para algunos sectores o una alerta roja que amenaza la estabilidad de otros?
Las razones detrás de la baja: un vistazo al escenario global y local
La depreciación del dólar no es un fenómeno aislado de Paraguay. El Banco Central del Paraguay (BCP) ha señalado que la divisa estadounidense muestra un debilitamiento a nivel mundial, impulsado por la incertidumbre en la política económica de Estados Unidos y las expectativas de posibles recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed). Esto lleva a los inversores a buscar rendimientos en otras monedas, aliviando la presión sobre el guaraní.
A nivel local, la entrada de divisas por exportaciones (especialmente si la cosecha agrícola fue buena), inversiones extranjeras o remesas, también incrementa la oferta de dólares en el mercado paraguayo, empujando su precio a la baja. El BCP, por su parte, monitorea el mercado y puede intervenir para suavizar estas fluctuaciones, buscando un equilibrio que beneficie la economía en general.
Oportunidad: ¿Quiénes celebran un dólar barato?
Para muchos, la caída del dólar es motivo de celebración y representa una ventana de oportunidad:
* Bienes más baratos para todos: Los importadores son los grandes beneficiados. Materias primas, tecnología, vehículos y productos de consumo que llegan del exterior se vuelven más económicos en guaraníes. Esto puede traducirse en una reducción de costos para las empresas y, en el mejor de los casos, en precios más accesibles para el consumidor final.
* Adiós a la inflación importada: Al abaratarse las importaciones, se reduce la presión inflacionaria, especialmente en productos que dependen fuertemente de insumos extranjeros. Esto contribuye a mantener estable el poder adquisitivo de las familias.
* Viajar es un placer (más barato): Los que planean viajes al extranjero encontrarán que su dinero rinde más, obteniendo más dólares por sus guaraníes.
* Alivio para deudores en dólares: Aquellos con deudas en dólares pero ingresos en guaraníes sentirán un respiro, ya que necesitarán menos moneda local para cubrir sus cuotas.
Alerta Roja: ¿Quiénes sienten el golpe de un dólar débil?
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Un dólar bajo también activa una alerta roja para sectores vitales de la economía:
* Exportadores en apuros: Los exportadores, pilar fundamental de la economía paraguaya (soja, carne, etc.), son los más afectados. Un guaraní fuerte encarece sus productos en los mercados internacionales, reduciendo su competitividad y, al convertir sus ventas en dólares a guaraníes, obtienen menos ingresos. Esto impacta directamente su rentabilidad, su capacidad de inversión y, por ende, la generación de empleo.
* Ahorros que se achican: Quienes tienen ahorros o inversiones en dólares verán cómo el valor de esos activos disminuye en términos de guaraníes. Si necesitan convertir esos dólares a la moneda local, obtendrán menos dinero.
* Turismo receptivo, en desventaja: Paraguay se vuelve un destino más caro para los turistas que llegan con dólares, lo que podría desincentivar el turismo internacional y afectar a un sector en crecimiento.
* ¿Efecto rebote a la vista? Expertos y casas de cambio ya advierten sobre la posibilidad de un “efecto rebote”. Aunque el dólar esté bajo ahora, las fluctuaciones son cíclicas. La Asociación de Casas de Cambio ha sugerido que el dólar podría repuntar a G. 7.700 o G. 7.800 ante una futura mayor demanda de los importadores, generando incertidumbre para la planificación a largo plazo.
La balanza del BCP: estabilidad en el horizonte
El Banco Central del Paraguay tiene la difícil tarea de mantener la estabilidad cambiaria. Su intervención en el mercado busca amortiguar los movimientos bruscos que puedan generar desequilibrios, protegiendo tanto a exportadores como a importadores y contribuyendo a un crecimiento económico sostenible.
La actual cotización del dólar en Paraguay es un claro ejemplo de las complejidades de la economía globalizada. Para algunos, es un viento a favor que impulsa el consumo y reduce costos; para otros, un desafío que exige adaptación y resiliencia. La clave, como siempre, reside en la capacidad de los actores económicos para navegar estas aguas turbulentas, transformando los riesgos en nuevas oportunidades.