EL PODER DE LA CONCIENCIA

Hace más de 30 años, cuando todavía no existían las redes sociales con memes o TikTok o los reels, el personaje sobre el cual giraba el humor de toda la sociedad paraguaya se llamaba Mario Abdo Benítez. Sí, el papá de Marito.

A esa actitud hoy la llamarían bullying, pero en aquella época se volvió costumbre que la gente celebrara cada semana el estreno de un nuevo chiste con él como protagonista. Y se juntaban los grupos y la pregunta obligada era: “¿Sabés el último?”. Por ejemplo, contaban que cuando Stroessner le regaló un flamante auto a su secretario, este fue a retirarlo. Y al llegar a la concesionaria le entregaron la llave del vehículo, pero luego de varios intentos, por más que procuraba, no podía introducirla en la cerradura.

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El empleado del local, al darse cuenta del papelón que hacía y para ayudarle a salir de esa situación, le aconsejó: “Con los dientes para arriba”, indicándole que debía introducir la llave de forma invertida. A Abdo se le hizo la luz y con un gesto de satisfacción dirigió su rostro hacia el techo abriendo grandemente la boca. Y mostrando sus dientes hacia arriba, preguntó: “¿Así?”.

Tras la caída de la dictadura los casos y cuentos sobre Mario Abdo fueron reemplazados por los de gallegos y los de “Cachíke”. Y toda la literatura humorística quedó en el olvido, aunque algunos juran que el último chiste fue obra del mismísimo Mario Abdo Benítez (padre), quien le hizo creer a su hijo que sería un buen mandatario.

Y su hijo se convirtió en el peor presidente de la historia del Paraguay, el que en tiempo récord endeudó al país con cifras récord, el que se ocupó en destruir todas las obras que pudo del gobierno anterior en lugar de construir para la ciudadanía, el que llevó al sistema educativo a un nivel nunca antes visto, el que convirtió el sistema de salud en un negocio de cortar piernas.

También ostenta el luctuoso récord de mayor cantidad de paraguayos muertos en época de paz, con gestión deficiente en adquisición de vacunas, compras sobrefacturadas, falta de insumos y ni hablar de los récords de mentiras, medias verdades, traiciones, cobardía y altanería que engalana su figura, al igual que las licitaciones amañadas que se denuncian todos los días en tapa del diario.

Mientras que los informes oficiales indican que la brecha de la pobreza en Paraguay pasó de 23% a 26%, los llamados a licitación de los impunes funcionarios establecen precios de G. 200.000 por un solo plato de comida gratis que les pague el Estado, dinero con el que una madre podría mantener durante dos o tres días a sus hijos.

Pero mejor es olvidar la excusa de la pandemia... o la sequía... o la inflación récord o el petróleo récord, incluso que de estar entre los primeros productores mundiales de soja, este año hubo que importarla. ¡Qué desastre!

Pero esto no termina, por todos los medios pretende ganar la impunidad luego de abandonar el Gobierno, obligando a los funcionarios a que voten por su candidato so pena de echarlos a la calle y dejarlos a ellos y a su familia sin el pan diario. Como las chiperas de Eusebio Ayala, que de otrora pintoresca actividad económica redujo a un recuerdo mediante acción del MOPC.

Y en su cueva de Alí Babá trata de convencer para que le voten y convencerse a sí mismo de que él es el mejor presidente, pero solo fue el último mal chiste del viejo Mario. Sólo un suicida votaría por continuar en el tobogán hacia el infierno.

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