DESDE MI MUNDO

  • Por Carlos Mariano Nin
  • Columnista

Alejandra (nombre ficticio de una historia real) tiene 6 años y unas ganas enormes de vivir. Una falla en su corazón la condenó a vivir esperando un milagro. Un solo milagro que le salve la vida. José (que en verdad no se llama así) tiene 10 años, una bella sonrisa y las mismas ganas de vivir. Pero su riñón tiene una falla que poco a poco va agotando sus fuerzas en ese camino de la vida a la cual se aferra con fe.

Pedro es un poco mayor, tiene 43 años y una familia que no pierde las esperanzas. Como José espera un riñón que le dé la posibilidad de dejar de depender de una máquina que lo mantenga vivo. Alejandra, José y Pedro viven una de esas historias cotidianas que encierran el drama de cientos de familias, pero que para muchos de nosotros pasan desapercibidas en el día a día.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Los hospitales públicos conocen de esas historias, las viven a diario. Creo que incluso lastiman a los trabajadores vestidos de blanco que las tratan de sobrellevar como pueden.

En otro lugar, no muy lejos, familiares lloran la muerte de Mathías (otro nombre ficticio de esta historia real) un joven que sufrió un terrible accidente de tránsito. Enfrentar la muerte de quienes amamos es quizás el proceso más doloroso que pasamos durante la vida. Pero es parte del cauce natural (aunque a veces no sea tan justo como nosotros quisiéramos).

Paraguay tiene una de las estadísticas más bajas de la región cuando de donaciones se trata. Pero los expertos aseguran que se está avanzando en el camino correcto. A veces cuesta luchar contra los prejuicios, la cultura o la religión. Pero al final todo se trata de amor. Nunca va a ser fácil, pero es la forma más bella de ver la vida con su pesada carga de encuentros, desencuentros y reencuentros.

Un donante de órganos puede salvar en nuestro país hasta ocho vidas y uno de tejidos muchas más. En esos momentos en que la angustia te va robando la respiración la vida te devuelve la esperanza.

La familia de Mathías decidió donar sus órganos. La noticia salió en los medios de comunicación. El 9 de julio, Alejandra recibió un corazón. Luego de cinco horas de cirugía, culminó con éxito el trasplante cardíaco efectuado a la paciente de seis años, quien se encontraba conectada al Berlín Heart en espera de un donante. Pedro, que estaba en la fase terminal de su enfermedad, recibió un riñón en el IPS y el pequeño José el otro.

En Paraguay, actualmente hay una lista de 249 personas que están en lista de espera por un donante. 176 de una córnea, que les permita ver la vida a color. 58 de riñón, que los ayude a caminar sin tener que estar conectados a una máquina. 10 de un corazón para poder abrazar a los seres que aman, 5 de hígado, que les dé una razón para tener esperanzas. Todas estas personas esperan por un milagro. Una esperanza que les permita abrazar a los suyos o mejorar su calidad de vida.

Pero esta historia tuvo un final feliz. Tres vidas y una muerte que se cruzaron en el umbral de lo impredecible tras una decisión que cambió historias casi imposibles y devolvió con creces el sufrimiento de familias sumidas en la desesperación. Para tres de ellas solo bastó una decisión. Una decisión que amaneció a un milagro; pero esa… esa es otra historia.

Etiquetas: #decisión#amor

Dejanos tu comentario