La Concertación necesita imprimirle alguna mística o leyenda que sostenga esa mezcla de intereses dispares, ideas y doctrinas antagónicas, miserias humanas, egos malconstruidos, héroes y celebridades creadas por las redes sociales, y políticos sin espacio en ningún otro lado. Es cierto que existen dentro de ella políticos (y políticas, no vamos a perder tinta y espacio en aclarar cada rato) que tienen su trayectoria y su arrastre popular real, pero el resto es un decorado, algunos vistosos, otros lamentables.
Se han juntado los “anti”, solo faltan que se unan oficialmente Marito y eventualmente Hugo Velázquez, después de ser pateados por el electorado colorado el 18 de diciembre. Digo eventualmente por Velázquez porque es tan ladino que quizás evalúe hasta el último momento dónde le conviene esperar el 30 de abril. La única premisa de Hugo es no sacar los pies del plato. Marito no tiene otra, es como aquel personaje de “Titanes en el ring”, el Mercenario Joe, a quien no lo quería nadie, inclusive “ni su padre ni su madre”, por lo que tendrá que encerrarse en Mburuvicha Róga a jugar al fútbol y tomar mate con los pocos amigos que le quedan y completar el cuadro con los guardias y algún parrillero.
Ahora, la historia del padrón, o el Registro Cívico Permanente, era parte de la estrategia de victimización en que basaba su esperanza la Concertación. La idea era que los colorados (malos malos y antidemocráticos) no les dejen usar, por la vía de la inconstitucionalidad, y que al final sirva o de gancho para hacerse los pobrecitos y consigan algún voto por eso, o si no de excusa para decir… nos ganaron otra vez porque “ellos luego manejan la Justicia bla bla bla, sniff sniff…”.
Creo que el hecho de no llevar el tema a la Corte es una buena decisión, no por el motivo que esgrime el oficialismo a través de Marito y Velázquez, que es más bien complicidad con sus aliados en la actual “concertación mau” que nos gobierna o desgobierna desde el 2018, sino porque les deja sin un argumento y caballito de batalla importante a muchos “concertados” y sus medios aliados (o comprados, para ser más realista, ante los hechos de público conocimiento, llámese Odesurgate o casos similares).
La realidad es que el ganador de la interna de la Concertación, con el padrón que sea, será, como siempre se supo, Efraín Alegre, emperrado en que él y solo él puede ser el candidato, al punto de darse el lujo de dejar la elección de su vice para último momento, teniendo a 3 o 4 saltando como caniches histéricos ante el amo que les muestra el pedazo de bofe. Lo más lógico es que Efraín se juegue por Esperanza Martínez, por el apoyo del luguismo, aunque de por ahí en su afán de vedetismo elija a la “viral” “Sole” Núñez, creyendo que eso le aportará algún voto medio “chetiprogre”, aunque esos personajes, los reales, no los miles de trolls, no se levantan los domingos y menos a votar.
La interna de la Concertación es simplemente una farsa montada para entronar a Efraín, un mero trámite, los liberales moverán sus 400 mil votos de siempre, de sus internas, y ninguno de los demás podrá mover ni el 20% de eso, por lo que quedarán vestidos y alborotados, independientemente que no podrán ni completar las mesas y mucho menos controlar a los liberales metiendo mano. De los 21 lugares regalados por Efraín a sus acólitos de otros partidos de maletín, su guardia de hierro, financiada con dinero del subsidio electoral, quizás uno o dos consigan ubicarse entre los 20 primeros lugares, para que en las generales, ante la dispersión de votos en las demás listas, metan unos 12 a 14 senadores en total.
El 18 de diciembre serán marginales los votos de colorados en la interna de la Concertación, por más de que Marito y Velázquez estén entregados, la ilusión de que algún candidato a senador, diputado, gobernador, miembro de junta departamental y menos aún a presidente o miembro de seccional, le haga ensuciar su dedo a sus votantes para votar por Kattya, Villarejo o algún otro y lo inhabilite para votar en la elección colorada, solo puede caber en la imaginación de alguien que tiene menos política que Disney Channel.
Los demás colorados del padrón, los que jamás votan, que no se van a votar en su propia interna, por desinterés, no lo van a hacer por una bolsa de gatos que se pasó insultándolos los últimos 20 años, esos votan en la general y listo. El cuentito de “están afiliados a la fuerza” se cayó hace rato cuando hicieron sus campañas de desafiliación y el padrón colorado perdió 20 gatos locos y sumó 300.000 nuevos afiliados.
Así que esperemos al 18 de diciembre, cuando veamos por cuánto ganan “Santi”, Cartes y Efraín, y cuántos votitos miserables sacan algunos personajes que se miden por sus seguidores en Twitter. En la cancha se ven los pingos…