A veces tomar postura te pone en el centro del tiro al blanco. Pasa en el cara a cara o en las redes. No es malo. Siempre digo que el debate serio nos ayuda a crecer como sociedad, más allá del disentimiento. Lo malo es la violencia con la que debatimos las posturas.

La gente cree que si no estás a favor estás en contra, cuando lo que realmente sucede es que cada uno tiene un criterio y no es propietario de la verdad absoluta.

El fanatismo nos lleva a una especie de “extremismo” con el que algunos quieren acallar las voces disidentes. Y eso no es bueno. Es señal de que la educación está fallando desde las raíces. Porque no es lo mismo saber que ser educado.

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La educación comienza enseñándose en la casa, y luego, con estudio, la perfeccionamos en las instituciones educativas. Así, a respetar a los demás, a aceptar que hay opiniones diferentes, a tolerar… esas cosas se enseñan en la familia y pasan de padres o abuelos a los hijos y de los hijos a los hijos y así sucesivamente.

Hace un tiempo el hijo de un político intentó ofenderme diciéndome “empleadito”, algo de lo cual estoy orgulloso. Me inicié en un mismo medio de prensa hace 33 años como secretario y nunca me detuve. Tengo la satisfacción de hacer lo que me gusta y de salir a la calle con la frente en alto y que mis hijos estén orgullosos de mí. No soy rico, pero creo que la vida fue generosa conmigo. A mis 55 años me siento realizado.

Decirme “empleadito” a mí, que llego todos los días a mi trabajo a las 5:00, no es una ofensa. No para nosotros los “comunes” que nos ganamos el pan con el trabajo honesto.

Y aun así lo malo no es la prepotencia de quienes ostentan el poder o el dinero, lo malo es usar el poder para intentar humillar a los demás. La intolerancia corrompe hasta los círculos más altos.

Podríamos intentar hacer del mundo un lugar mejor respetando las opiniones ajenas, o sin ir tan lejos un país mejor, sin que ello signifique que estemos de acuerdo con ellas. Es el respeto lo que nos hace mejores personas.

Y... “Una de las formas más sinceras de respeto es escuchar lo que otros tienen que decir” - Bryant H. McGill.

Pero esa… esa es otra historia.

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