• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

Denuncias de abuso sexual de un menor a otro, esquelas en las que un alumno amenaza con un tiroteo en su colegio, procesos en los que la familia de una menor denuncia que la misma fue abusada en un encumbrado club social por un grupo de pares, el padrastro de una beba de tres años que confiesa haberla asesinado porque no dejaba de llorar. Actúan la Fiscalía, actúan el Ministerio de Educación. Seguramente hay mucho para decir sobre la calidad de la tarea que realizan, pero actúan, se sabe, se ve a estas instituciones directamente conectadas con la situación de la niñez. Paradójicamente de la que poco se sabe, para no decir nada, es la institución que fue creada para justamente atender a los niños paraguayos.

La misión del Ministerio de la Niñez y Adolescencia dice que es el ente rector y articulador de políticas públicas de promoción y protección de derechos con los actores, ubicando los intereses superiores de niñas, niños y adolescentes como centro, haciendo efectiva la vigencia plena de sus derechos, con propuestas que promueven la movilización social y comunitaria a nivel nacional, departamental y municipal. Sobre su visión, lo posiciona con la institución que tiene el rol rector y garante de derechos de niñas, niños y adolescentes que junto con sus familias y comunidades son partícipes en el diseño y ejecución de políticas públicas y acciones nacionales como locales, implementadas para mejorar su calidad de vida. Dolorosamente, nada de esto se cumple. Ni sus objetivos misionales ni mucho menos su visión. Probablemente ambas cuestiones sean parte de sendos carteles acrílicos en la sede de las oficinas del ministerio y en materiales de publicidad, pero no pasa de ahí. Palabras y nada más que palabras.

El cuestionamiento que se hace al respecto de que la inmensa mayoría de integrantes del gabinete están en campaña electoral buscando un lugar en el Congreso Nacional y de cómo esa doble función de ministro y candidato produce y seguirá produciendo un tremendo déficit en esta administración no se aplica a la ministra de la Niñez. Casualmente ella es de las pocas que no es candidata; sin embargo, igualmente su gestión deja mucho que desear. Muchísimo. Sin un liderazgo a la hora de proponer planteamientos con profundidad y sin, aunque sea para la foto intentar un papel protagónico y mucho más activo en estos últimos episodios, que cualquiera podría haberlos considerado como una oportunidad para mostrar la madera de la que se está hecho. No se pasó de alguna declaración del segundo de la cartera, no hay mucho más.

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El Ministerio de la Niñez está total y absolutamente desaparecido de la agenda pública y es demasiado evidente que no está acorde a la exigencia de los tiempos que vivimos. Unos tiempos en los que la velocidad y anticipo no admiten una gestión tan cansina y lenta. La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, nos reclama con urgencia que nos ocupemos de la niñez antes que sea demasiado tarde. Por todo eso y mucho más: se busca ministro de la Niñez.

Etiquetas: #busca#ministro

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