DESDE MI MUNDO

  • Por Carlos Mariano Nin
  • Columnista

Siempre es triste hablar de niños heridos, pero si no hablamos de eso no podrá detenerse esa marea destructiva que nos golpea cada día nada más abrir los diarios o encender la tele.

El caso de Lambaré nos sacudió a todos, pero es (y voy a citar una frase repetida) solo la punta del iceberg.

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Nada más en los primeros tres meses del 2022 el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia recibía seis denuncias por día de abusos infantiles.

Otro dato, el Ministerio Público recibió entre enero y marzo pasado 662 denuncias de abuso sexual contra niños y niñas, un promedio de 7 cada día. Siete cada día.

Podría ser en la escuela, en la casa, en el club, o en el lugar donde menos lo puedas imaginar. Desde la secretaría sin embargo, advierten que los casos suelen llegar a dos mil por año.

Y no afecta solo a un estrato social, sino que se da en todas las categorías sociales por decirlo de alguna manera.

Y casi siempre en los lugares que deberían darles protección. Y te pongo un ejemplo, desde enero y lo que va de mayo el Ministerio de Educación recibió 164 denuncias de vulneración de derechos a menores de edad en las escuelas, además en el MEC existen más de 60 expedientes que investigan casos de abuso sexual infantil entre el 2018 y 2022 en escuelas y colegios.

En escuelas y colegios, una locura. Pero si el hecho en sí, es una locura, otra estadística te va a sorprender: de esos más de 60 expedientes, el 90% está en proceso y solo el 10% concluyó con sanciones.

Son solo estadísticas, números fríos. Pero detrás de las cifras hay una realidad desgarradora, bestial, preocupante.

Son solo casos registrados. El subregistro puede ser gigantesco, y sin embargo, la idea que nos dan los números oficiales es espeluznantes. Pero no todo abuso gira en torno a instituciones educativas. Los datos no van a dejar de sorprenderte.

La mayoría de los casos de abuso no registrados en niños se da en el entorno familiar. Padres, padrastros, tíos, primos, amigos de la familia. Una realidad cotidiana que es como una gigantesca bola de nieve rodando por una gran montaña.

El 31 de mayo se va a recordar nuevamente el Día Nacional de Lucha contra el Maltrato, el Abuso Sexual y Laboral hacia Niñas, Niños y Adolescentes. Fue en el 2004. Ese día abusaban y mataban a Felicita, la pequeña vendedora de mandarinas allá en Yaguarón.

Desde entonces es la insignia de la lucha, una lucha que tiene muchísimos mártires y un ejército de niños heridos.

Pero si aprendimos algo fue a denunciar. Así como denunciaron los padres de este niño en el colegio lambareño, una situación que vuelve a recodarnos que la lucha continúa.

Denunciando crecemos y enfrentamos la realidad. En las redes, las escuelas o el trabajo, los depredadores acechan a tus hijos, y estar atentos es una forma de construir el país que soñamos.

Es hora de transformar el dolor en futuro. Hora de darle un final feliz a esta historia. La sonrisa de un niño, bien lo vale.

Etiquetas: #niños#dolor

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