• Por María José Argaña
  • Ex ministra de la Mujer
  • Ex embajadora

En una simple pregunta yace la subjetividad del ser. Enfrentarla es enfrentar nuestra existencia, descubrirnos y ser conscientes de nuestra propia identidad, de nuestra espiritualidad, ahí es donde habita la verdad.

Estos días tan representativos calan muy hondo en el sentimiento de cada uno de nosotros y aún más, si me permiten, cuando somos hijas y somos madres. Ser madre creo que es la manifestación más pura y sublime del amor incondicional, que es asumida desde el respeto, la calidez, el diálogo y la comprensión. Desde tiempos inmemoriales, la mujer ha transcendido a través de la historia, pues somos portadoras del más grande don, damos vida.

La exhortación “Apostólica amoris laetitia” del papa Francisco menciona que una sociedad sin madres sería una sociedad deshumana, ya que nosotras representamos la transmisión de valores y principios esenciales para la vida de nuestros hijos. Los aprendizajes de comportamientos en la primera infancia marcan de manera determinante la conducta de los hijos, por ello, el rol de las madres, como pilar de la familia, es fundamental dentro de la sociedad.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Es innegable que también como madres enfrentamos situaciones sin igual y a veces nos vemos invadidas de sentimientos de temor, preocupación e inseguridad en la crianza de nuestros hijos, más aún con el avance tecnológico que, en la mayoría de los casos, expone a los menores a peligros desconocidos. La búsqueda de hacer lo mejor para nuestros hijos e hijas a veces trae consigo angustias, que son contrarrestadas con fuertes dosis de confianza y amor.

En la coyuntura actual no es fácil ser mujer, desde las muchas valiosas mujeres que se dedican por completo a su familia con la honorable tarea de administrar un hogar, ya siendo hija, esposa, madre, profesional o todas a la vez, el rol de la mujer ha crecido notablemente, multiplicándose de manera exponencial. La mujer paraguaya se ha integrado, con mayor inmersión, al mercado laboral, asumiendo un indiscutible protagonismo, un liderazgo que nos distingue por nuestra visión transformadora. No ha sido fácil, no se engañen, todo esto ha sido fruto de un arduo y perseverante trabajo que ha demandado mucho aguante, esfuerzo y sacrificio, y que ha servido para generar empoderamiento y minimizar las brechas existentes entre hombres y mujeres.

Aún queda mucho por hacer. Aún hay barreras que romper para lograr una efectiva participación de la mujer en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Es un desafío que vale la pena asumir, abrir paso a nuevas generaciones de líderes que puedan ser generadoras de cambios significativos y sostenibles, que impacten de manera positiva en el bien común.

Aprovechemos este mes, en que con gran orgullo y sentimiento celebramos todos el Día de la Madre y el Día de la Independencia de nuestra patria para valorar desde el corazón que patria y madre es una. Una patria solo es unida y fuerte cuando todos los que nacimos y vivimos en ella trabajamos y la cuidamos juntos, hagamos sentirse orgullosos a todos aquellos que lucharon y dieron su vida para que hoy podamos disfrutar de esta libertad. Hagamos mella, cada día y cada año, y cada vez que celebremos tiene que ser un resurgir, una renovación, un compromiso firme con mucha determinación por nuestra identidad paraguaya. Sintamos nuestra tierra, nuestra historia, nuestros valores y cultura siendo dignos hijos, siendo partícipes, siendo hacedores de una renovada, verdadera, fuerte y más próspera madre patria que nos cuida.

No hay amor más grande que el amor de una madre, bendita seas. Muchas felicidades para todas las mujeres, para todas las madres y para nuestro amado Paraguay.

Etiquetas: #Mujer#madre

Dejanos tu comentario