- POR BERNT ENTSCHEV
- Presidente y fundador de The Bernt
Retrabajo. Esta es una palabra antigua, que nos acompaña desde nuestra infancia y que, hasta ahora, aún no ha surgido un término fuerte y popular que la traduzca de otra manera. Su esencia no es más que un sinónimo de perder el tiempo, dinero y paciencia. Rehacer algo que no cumplía con las premisas ocasiona inconvenientes, cambia la rutina de personas y empresas.
Los brasileños terminamos conviviendo con el retrabajo, y en algunos casos hasta lo aceptamos como algo natural, lo cual es muy malo. Cuando somos muy jóvenes, todavía en la escuela, a menudo necesitamos rehacer la redacción, las actividades y/o incluso repetir el año escolar. En este período de la vida, el retrabajo genera inconvenientes, aunque muchos afirman que el “rehacer” en educación puede entenderse como una oportunidad para aprender.
Pero, en el mercado laboral no hay espacio para este “aprender”. Al prestar asesoría a algunas empresas pude constatar que tienen esa falla en su personal. Una de ellas, me dijo una vez que alrededor del 5% de las actividades realizadas por sus equipos necesitaba retrabajo, y que este hecho generaba cerca del 2% de las pérdidas financieras por año.
Sin embargo, ¿cómo terminar o minimizar el retrabajo dentro de las organizaciones o en la prestación de servicios? Siento decirle que no existe una receta lista, pero hay opciones que podemos utilizar.
La primera es al hacer un proyecto o una acción, por muy simple que sea, hay que pensarla como un todo. Comienzo, medio y el formato final. Definir lo que se necesitará a lo largo del proceso. No se olvide de establecer un tiempo real para tal realización. Ejemplo: si es un proyecto de construcción civil, imagine que el factor “condiciones climáticas” puede tener un impacto en el tiempo. La escasez de mano de obra puede ser otra razón para los retrasos. Luego, intente recabar todas las variables.
El segundo punto es: al contratar colaboradores, o prestadores de servicios, invierta tiempo para traer la mejor mano de obra, la realmente especializada que tenga condiciones de satisfacer la demanda. Si el proyecto es interno, invierta en perfiles que tendrán mayor afinidad con lo que desea desarrollar.
En tercer lugar, realice un seguimiento de cada etapa del proceso. Si no está de acuerdo, deténgase inmediatamente para corregir el rumbo. Asegúrese de hacer una evaluación al final porque entonces puede ser demasiado tarde.
Todo esto además requiere un cierto grado de compromiso por parte de las personas que estarán a cargo de estas actividades. Las personas comprometidas son proactivas, buscan soluciones y están más propensas a enfrentar desafíos que a quejarse del mal tiempo. Por lo tanto, traiga personas competentes a su lado. Mensaje entregado, siga estos consejos y deja el retrabajo fuera de su rutina. ¡Que disfrute de la lectura!
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“Basta ya” de racismo
- Madrid, España. AFP.
Criticadas por un exceso de pasividad, las autoridades españolas aumentaron este martes la presión contra el racismo en el fútbol, dos días después de que los últimos insultos sufridos por la estrella brasileña del Real Madrid, Vinicius, generaran una ola de indignación internacional.
Tras las primeras reacciones, cuando se sucedieron las condenas a lo ocurrido y la Fiscalía de Valencia (este) abrió una investigación por un presunto delito de odio, los movimientos no han dejado de sucederse.
La policía española detuvo a tres jóvenes en Valencia sospechosos de “conductas racistas” ocurridas durante el partido del domingo en el estadio de Mestalla, donde el atacante fue víctima de insultos como “mono”.
Los jóvenes, de entre 18 y 21 años, fueron interrogados y dejados en libertad, a la espera de que siga el proceso judicial, indicó a la AFP un portavoz de la policía, que mantenía abierta la investigación “para identificar a otros posibles autores de conductas similares”.
En un video divulgado este martes por el canal La Sexta, grabado el domingo cuando los jugadores del Real Madrid llegaban a Valencia, muestra a muchos fanáticos cantar “¡Vinicius, eres un mono!”.
En paralelo, la Federación Española de Fútbol (RFEF) indicó que el árbitro de video del tumultuoso duelo que enfrentó al Real Madrid y el Valencia por la 35.ª jornada de LaLiga fue sustituido para la próxima fecha.
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“Basta de frustrar los sueños a un país maravilloso”
El precandidato a la vicepresidencia de la República por el movimiento Nuevo País del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Bruno Balmelli, hizo un vehemente llamado a votar por el cambio en las internas partidarias simultáneas que se celebrarán este domingo 18 de diciembre. En una carta abierta dirigida al electorado, el médico exhortó a apostar por los candidatos que no representan a la vieja politiquería ni al poder de las élites.
“A pocas horas de las elecciones le hablo a ese Paraguay sufrido, que dijo que la victoria es posible, que está lista para escribir la nueva historia. Es la primera vez que tiene posibilidades reales de ganar la Presidencia y la Vicepresidencia, candidatos que no representan a la vieja politiquería ni el poder de las élites”, expresó Balmelli.
En particular a los liberales, instó a elegir a los candidatos que no están contaminados con la corrupción, a tal punto que han perjudicado al propio partido, en abierta alusión al presidente del directorio y precandidato presidencial, Efraín Alegre. Es así que pidió elegir a “candidatos que vienen del ámbito del trabajo, que no representan a la expresión más corrupta de la oposición que ha saqueado a su propio partido derrota tras derrota”, refirió.
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Luz Marian le canta “basta” a la violencia, ahora en Baires
La cantante paraguaya está hoy en Buenos Aires, donde trabaja en un proyecto con la compañía HyCtango Tango presentando un espectáculo que aborda la problemática de género como eje con el marco musical urbano por excelencia. De eso conversamos con ella.
- Por Jimmi Peralta
- jimmielestudio@gmail.com
- Fotos Gentileza
Luz Marian Nachajón comenzó su carrera a los 18 años como cantante profesional. La joven firmó con un sello discográfico en San Pablo, Brasil, llamado St2 récords, en donde trabajó con uno de los grandes productores de la escena electrónica paulista Marco Antonio Duarte, conocido como MadZoo, y músicos productores como Andrés Salazar y Gustavo Veiga.
Actualmente se encuentra trabajando en Buenos Aires, donde se sumó a un proyecto que aborda como temática central el tango, en lo musical, y la problemática de la violencia de género como eje.
Su carrera presenta varias producciones, entre ellas figura “Fil”, disco que tuvo como director a Mike Cardozo. Además, trabajó materiales que fueron producidos por David Palau, guitarrista y colaborador de destacados artistas como Alejandro Sanz, David Bisbal, Serrat y Joaquín Sabina.
En el 2018 lanzó el sencillo “La verdad (¡Basta!)”, en el marco del día de la lucha en contra de la violencia hacia la mujer. Este tema inspirado en experiencias personales de violencia la llevó a competir en los premios Eikon Regional, al año siguiente. Desde Asunción, hablamos con Luz Marian, quien vive en Argentina un nuevo momento de su carrera y de formación profesional.
– Estás trabajando en un proyecto de tango en Baires, ¿cómo se dio eso?
– Hace un par de años tuve la oportunidad de mostrarles mi canción titulada “La verdad (Basta!)” a Carina D’alvia y a Hernán Gerez, quienes llevan adelante la compañía HyCtango tango, que ya es, prácticamente, una marca registrada en el tango argentino, con 20 años de trabajo y producciones continuas. Esta canción habla sobre violencia de género. La escucharon y desde ese entonces, ellos venían manejando la idea de que la interprete como parte de las escenas que justamente abordan este tema. Me lo propusieron y hoy estoy aquí, cantando al lado de increíbles artistas bailando bellísimas coreografías.
– ¿Con quiénes estás tocando y cantando allá?
– En este momento estoy centrándome en la obra, pues lo que proyectan para mí es que además de cantar “La verdad”, también interprete tangos y baile. Para ello estoy formándome con mucha dedicación. Siento que tengo mucho por hacer y ofrecer, por eso me entrego a esta gran posibilidad que me están brindando.
– ¿Cómo vienen desarrollando las presentaciones?
– La obra está programada para todos los miércoles a las 21:00, durante todos los meses, hasta el final de este año. El miércoles 2 de junio fue mi debut en “La Catedral” tango club (declarada como punto de interés cultural de la ciudad) e incorporación oficial a la compañía de Tango. También hay un show mensual acompañado de una fiesta de milonga, una fiesta milonguera. El calendario sería ese.
– Abordan un tema importante con la obra.
– La temática es esta idea que toma como eje central la violencia de género, juntamente con historias ligadas a la vida real y su cotidianidad.
– Entiendo que el tango tiene tradicionalmente un sesgo de sensualidad así como de machismo, ¿cómo hoy se vuelve un canal para llevar otro mensaje?
– Esta obra aprovecha el tango para llevar otro tipo de mensaje a la sociedad por medio del arte. Y no se queda solo ahí, ya que en parte es tango, pero también es teatro e interpretación coreográfica. El tango es una pieza interpretativa más de cómo ponemos al alcance de la sociedad el mensaje que queremos dar: No resolver las cosas con violencia, por eso decimos “basta”.
– ¿Qué respuesta recogieron del público?
– La respuesta del público ha sido muy positiva. Desde las primeras funciones quedaron muy sorprendidos, especialmente con las escenas sobre violencia de género, pues son temas que no se abordan con el tango. La compañía ha llevado esta puesta en escena al público, agradeciendo la posibilidad de abordar la problemática de esta manera, y no haciendo una obra de tango típica de la ciudad.
– ¿Qué proyectos venís trabajando en paralelo?
– Este es un proyecto que abarca muchos aspectos, en este caso, lo audiovisual y lo teatral está supertrabajado. Hay más números a futuro que tomarían quizás un camino más abstracto. Me estoy preparando para todo eso, tomando clases de tango todos los días, entrenando técnicas y todo lo que requiero para estar a la altura de esto que es bastante grande. No solo vine a cantar, sino a aprender y crecer con mucha humildad e ilusión. Estoy muy agradecida.
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#AltoElFuego #BastaDeAsesinarPeriodistas #LibertadDePrensa es contar historias
“Cada periodista asesinado o neutralizado por el terror es un observador menos de la condición humana” (Barry James, en Press Freedom). Para dar respuesta a ese flagelo, se lanzó el “Plan de Acción de Naciones Unidas sobre la seguridad de los periodistas y la cuestión de la impunidad”. Sobre ello se habla este domingo en este espacio, cuando estamos en medio de un conflicto que vuelve a desangrar a la humanidad.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista
- Twitter: @RtrivasRivas
El 3 de mayo del 2013, en San José de Costa Rica, las y los periodistas nos propusimos, una vez más, “hablar sin miedo”. Era el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Por aquellos tiempos se calculaba que cerca de 1.500 trabajadores y trabajadoras de medios habían sido asesinados. Para dar respuesta a ese flagelo, se lanzó el “Plan de Acción de Naciones Unidas sobre la seguridad de los periodistas y la cuestión de la impunidad”. Barry James, en Press Freedom, una de sus obras, sostiene que “cada periodista asesinado o neutralizado por el terror es un observador menos de la condición humana. [Porque] Cada ataque deforma la realidad al crear un clima de miedo y autocensura”. Esa misma afirmación es la primera de las frases en la introducción de aquel documento que la Unesco sostuvo como “necesario para defender el derecho fundamental a la libertad de expresión y, al hacerlo, para velar porque los ciudadanos estén bien informados y participen activamente en la sociedad en su conjunto”. Pero, además, destaca que ese plan tiene como objetivo también, “obrar en favor del establecimiento de un entorno libre y seguro para los periodistas y los trabajadores de los medios de comunicación, tanto en situaciones de conflicto como en otras, a fin de fortalecer la paz, la democracia y el desarrollo”. Propone luego “incorporar las cuestiones de la seguridad de los periodistas y de la impunidad de los ataques perpetrados contra ellos en las estrategias de las Naciones Unidas a nivel de los países” con el fin de “alentar [a los Estados Miembros] la inclusión, en el análisis nacional, de un indicador sobre la seguridad de los periodistas”. Pero va más allá y se propone “alentar a los Estados Miembros a que cumplan plenamente la Resolución 29C/ 29 6 de la Conferencia General de la Unesco, titulada “Condena de la violencia contra los periodistas”, en la que se hace un llamamiento para que adopten el principio de imprescriptibilidad de los delitos cometidos por personas culpables de crímenes contra la libertad de expresión, perfeccionen y promuevan la legislación” en ese sentido. Recibimos aquella iniciativa con esperanzados aplausos. Si bien algunos indicadores son alentadores, entiendo que es necesario ir por más porque, en el 2013, también se instó a los países a que “perfeccionen y promuevan la legislación” en estas cuestiones y “a que examinen la manera de […] incluir también la promoción de la seguridad de los periodistas y la lucha contra la impunidad en situaciones en las que no hay un conflicto”.
ESPERANZAS RENOVADAS
Desde entonces, pasó una década. Estoy claro que ninguna ley contra femicidios u homicidios conseguirá que se deje de matar hombres, mujeres, transgéneros. No. Ninguna sociedad está blindada contra la criminalidad. No. De allí que, con el tiempo, quienes no dejamos de trabajar en contra de este tipo de violencias y sus efectos, nos esperanzamos cuando desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se plantea la necesidad de trabajar con nuestras miradas puestas en las que se conocen como las Tres P: Prevención, Protección y Procuración de Justicia. Pero que quede claro. No solo apuntamos a prevenir muertes de periodistas, sino también a evitar lo que el relator especial en Libertad de Expresión de la CIDH, Edison Lanza, el 15 de marzo del 2017, llama “el fenómeno de las zonas silenciadas”. Así define y categoriza “a diversas regiones de las Américas cuyas comunidades están siendo desinformadas y silenciadas por efecto de la violencia desatada por el crimen organizado para asegurar sus fines ilícitos, en algunos casos actuando en complicidad con autoridades locales o regionales infiltradas por las ramificaciones de estos grupos”. Precisa también que “este tipo de violencia afecta particularmente a los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación que en la última década han sido víctimas directas de asesinatos, secuestros y agresiones en estos complejos contextos de violencia”. Quien quiera leer y entender, que lea y entienda. Quien quiera oír, que oiga. Pasó otro lustro. Nuestros muertos y muertas, nuestras víctimas, al igual que sus familiares, amigas, amigos, compañeros y compañeras de trabajo –que también son victimizadas cuando esas y esos seres queridos son alcanzados por la muerte– esperan respuestas.
UN HOY DE VIOLENCIA EXTREMA
La aldea global vive un momento de violencia extrema que nos afecta a todos y a todas. La guerra que Rusia le impone a Ucrania y a una buena parte del mundo, ocupa las primeras planas de los medios tradicionales –con mayor o menor despliegue– desde casi tres semanas. Grave. Las sociedades civiles de los dos países involucrados en forma primaria por el conflicto padecen las consecuencias. Las y los ucranianos mucho más porque en cada una de sus jornadas tienen que protegerse, en muchos casos sin lograrlo, de las lluvias de metralla que pone fin a sus vidas hasta algunas lunas atrás en paz, en democracia y colmadas de ilusiones. Las y los rusos que no fueron lanzados a la batalla y se encuentran muy lejos de la frontera en disputa, se angustian por las restricciones a las que se ven sometidos por sucesivas condenas económicas impuestas por los Estados Unidos y Europa que las y los limitan, básicamente, en sus prácticas de consumo. Otros, según se afirma entre 15 y 20 mil, murieron sin saber por qué o, peor aún, interpelados por relatos absurdos que nunca pudieron confrontar con otras fuentes para intentar saber por qué tienen que asesinar o por qué pueden ser asesinados. Las y los que todo lo saben procuran explicar lo inexplicable a partir de sesudas parrafadas que nos hablan de geopolítica, de historia, de religiones y de futuros. Siempre a la luz del día de hoy. Nada para comprender ni justificar sembrar la muerte en nombre de patria, de nación, de raza, de creencias, de comercio, de alimentación a quienes trabajamos por una ética humana, por una ciudadanía global o, para ser más preciso, por sociedades en paz, justicia y con instituciones sólidas, como lo propone el ODS (Objetivo para el Desarrollo Sostenible) 16 de la Agenda 2030. Penoso.
“PARA LIMPIAR LA ESCORIA”
Se desconocen aún cifras ciertas, confiables, sobre la cantidad de asesinatos que produce esta guerra. ¡Sí, guerra! Aunque Vladimir Putin, el comandante de la invasión a Ucrania, o el Patriarca Kirill I de Moscú –cristiano ortodoxo– no la llamen así porque se trata de “una operación especial” por la seguridad de Rusia “para limpiar la escoria”. Hasta el jueves último, los colegas periodistas Eugeni Sakun, Brent Renaud, Pierre Zakrzewski y la colega Oleksandra Kuvshynova, la “fixer” [así llama nuestro colectivo de trabajadoras y trabajadores de medios a choferes, guías, traductores que cooperan con las y los enviados en los lugares donde se producen los acontecimientos] se encuentran entre quienes son víctimas a las que los encontró la muerte cuando procuraban contar historias, en este caso, de guerra. Así lo reporta el colega Idafe Martín, desde Bruselas, al diario Clarín de Buenos Aires y reseña que, “desde el 2014 (cuando Rusia se anexionó Crimea y empezó a apoyar con armas, dinero y hombres a los separatistas armados del sureste ucraniano), han sido asesinados en el país (Ucrania) 13 periodistas”. La tele global permitió a quien quisiera ver cómo un vehículo con cinco trabajadores y trabajadoras de Sky News –TV británica– fueron tiroteados sin ningún motivo por los milicos rusos en un check point. “¡Journalist… Journalist… Press…!”, gritaban desesperados. Las ráfagas de ametralladoras acallaban sus voces. “¡Zhurnalistka… Nazhimat’..!. tronaba la voz de un fixer en ruso. Salvaron sus vidas milagrosamente. Como también, por fortuna, “los daneses Stefan Weichert (reportero) y Emil Filtenborg Mikkelsen (fotógrafo), tiroteados el 26 de febrero cerca de Ohtyrka”. Informarse para informar, es un derecho humano.
MATAR PARA QUE NADIE SEPA
Asesinar periodistas es una clara violación de esos derechos. Donde fuere. Matar trabajadoras y trabajadores de prensa es el grado más alto al que dictadores, autócratas, anócratas y criminales sin cargos políticos llegan con la voluntad de censurar. De ocultar, de mentir, de engañar. Para que la sociedad civil no sepa qué pasa en Ucrania, qué pasa en México o en cualquier parte. Las violencias contra este colectivo se extienden. Las organizaciones delictivas transnacionales de alta complejidad, las mafias en todas sus versiones, los señores de la guerra que trafican armas, los y las narcotraficantes, las y los que esclavizan personas, las y los explotadores sexuales de adultos, adultas, niños y niñas, los que comercian y denigran a migrantes, a desplazados, a personas en situación de tránsito y hasta delincuentes que fungen como líderes y/o lideresas políticas, también apuntan y dirigen sus armas y agresiones contra periodistas. Más cerca, en Latinoamérica –sin guerra, sin “operaciones especiales”– la situación es grave, dramática y trágica. De tanta intensidad y frecuencia que hasta se corre el riesgo de que se naturalicen socialmente esas prácticas criminales envueltas en la mayor impunidad.
DE ESTE LADO DEL MUNDO
En México, en lo que corre de este año 8 periodistas –José Luis Gamboa Arenas, Margarito Esquivel Martínez, Lourdes Maldonado, Roberto Toledo, Héber López, Jorge Camero Zazueta, Juan Carlos Muñiz y Armando Linares– fueron víctimas de sicarios. En Paraguay, en los 30 años que van desde el fin de la dictadura, 19 colegas fueron víctimas de homicidio. En Colombia, según Flip –desde 1977– 162 periodistas cayeron. Algunas y algunos asesinados por los grupos paraestatales, otros y otras porque así lo ordenaron los “narcotraficantes patrones del mal”. Entre ellos, Guillermo Cano –director del diario El Espectador– que el 17 de diciembre de 1986 fue ejecutado por matones a sueldo del Cartel de Medellín. Su sentencia de muerte lleva la firma de Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha. En México, el primero de los asesinatos de periodistas que registra el Comité de Protección de Periodistas se remonta al 25 de diciembre de 1860. La víctima, Vicente Segura Arguelles. El flagelo de matar a los mensajeros es de larga data. Hay quienes dicen que se originó en la vieja Roma. Pero el mayor incremento en este tipo de hechos criminales se verifica, según la fuente, a partir del 2006. Algunos observatorios marcan el inicio del flagelo, en ese país, en el mismo inicio del siglo. Como fuere, hasta el 2012, dicen que las y los asesinados son poco más de 80. Si las víctimas se contabilizan desde 1980, el número, abrumador, asciende hasta algo más de 300. En Chile, dos años atrás, multitudinarias marchas que desembocaron en un grave estallido social fue el disparador para que el entonces presidente Joaquín Piñera ordenara gigantescas operaciones de represión violatorias de los derechos humanos que produjeron miles de víctimas entre la sociedad civil y no menos de 300 hechos de violencia extrema, con abusos sexuales, agresiones de todo tipo y miles de detenciones que tuvieron también como blancos preferenciales a las y los periodistas. Las colegas Pamela Vásquez, Jessica Acuña y el colega Marcel Gaete, en un reporte de excelencia que emitió el canal chileno La Red, dan cuenta que “solo dos causas por agresiones a periodistas, de un total de 300, fueron formalizadas” hasta el momento, “25 meses después”. Mora judicial. En Brasil, Perú, Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Cuba, Estados Unidos, Venezuela, Rusia, Arabia Saudita, también se verifican tragedias como las que se reseñan. Algunas zonas de la aldea global parecerían tornar a barrios peligrosos en los que la ilegalidad disputa con la legalidad sus áreas de poder y territorios. Los tribunales nacionales no parecen efectivos en la procuración de justicia para que el peso de las leyes caiga sobre sicarios y autores intelectuales de crímenes contra periodistas. No. Los Estados no exhiben públicamente voluntad inequívoca para prevenir y proteger a periodistas, comunicadores, comunicadoras, trabajadoras y trabajadores de medios. Apena. Una buena parte de la sociedad civil comienza a mirarlos como cómplices de las y los peores criminales. Aunque no lo crean.