• Por Jorge Torres Romero

“En su tiempo voy a tomar la decisión (su candidatura a la ANR), porque no quiero dividir a la Nación, les digo de corazón, yo quiero jugar esta carrera, quiero ganarle a todos los que se pongan en frente porque nadie es más colorado que Mario Abdo”, afirmó el presidente de la República en un acto partidario en Caaguazú.

Este discurso político confirma que Abdo vive de espaldas a los problemas que tenemos los paraguayos. Sus declaraciones revelan que a pesar de estar 3 años y medio en el poder, nunca entendió lo que significa gobernar y por eso estamos a la deriva. En medio de esta crisis el Presidente piensa en su postulación para presidir la ANR y encima en un tono petulante como si fuese que la ciudadanía aprueba su gestión.

Este gobierno nunca generó empatía con la gente sino todo lo contrario. Mostró su desprecio y nunca estuvo concentrado en buscar soluciones, sino en crear oportunidades para los grandes negociados a costa del Estado.

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Tan colorado es Abdo que seguro sus correligionarios están contentos con su cogobierno con referentes del partido de la senadora Desirée Masi o el coqueteo ahora con los sectores de la izquierda para intentar zanjar las diferencias con el gobierno de Nicolás Maduro.

La “ley Petropar” aprobada en el Congreso y que será promulgada por Abdo, según anunció la semana pasada, es otra herramienta más para un feroz negociado. Distraídamente, introdujeron modificaciones al proyecto, que inicialmente solo pretendía abrir la participación de más oferentes en las licitaciones de la petrolera estatal sorteando la necesidad de que los proveedores presenten sus declaraciones juradas. Con las modificaciones hechas excluyen a la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas del proceso de adquisiciones y esto no es otra cosa que abrir la canilla para las compras dirigidas y amañadas.

Es inexplicable la insistencia en la aprobación de esta ley a sabiendas que no garantizará ninguna reducción en el precio del combustible para el consumidor final. Es evidente que detrás de esto hay otro “Texos Oil” dando vueltas. El caso Texos habíamos revelado hace dos años y cuyo escándalo le costó el cargo al entonces procurador general de la República, Sergio Coscia, fue lo que hoy podría darse nuevamente. Un proveedor misterioso que arrima una oferta temeraria para proveer combustible a Petropar termina no cumpliendo las exigencias, pero genera un compromiso con el Estado paraguayo que luego nos cuesta millones de dólares.

Esta “ley Petropar” permitiría dos cosas, un guiño a la Venezuela de Maduro o a la YPF de la Argentina de la mano del clan Moyano. Es decir, negociado en puerta. Mientras tanto, la ciudadanía sigue padeciendo las consecuencias de las improvisaciones en políticas energéticas y los que menos tienen son los que más sienten el impacto.

Pero Abdo hoy está como ese pasajero feliz, apostando y ganando fortunas en el casino, solo que ese casino está en el Titanic, en ese barco que va rumbo a hundirse en las profundidades del océano. Este gobierno es ese barco. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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