• Por Jorge Torres Romero
  • Columnista

En medio de las opciones electorales, sería interesante escuchar a los candidatos hablar de la fórmula para la reconstrucción moral del Paraguay. Esa reconstrucción de la que ya nos hablaba monseñor Ismael Rolón allá en la década de los 90.

La corrupción en nuestro país no tiene color, partido ni ideología. La corrupción es transversal. Pasa por todos los ámbitos de la sociedad y combatirla no será exclusividad de un solo sector político o de una sola persona. Esa reconstrucción se hace entre todos los paraguayos, incluso con el corrupto.

Un amigo sostiene a menudo que la corrupción cero nunca se logrará, tal vez disminuirla, pero lo que sí se puede lograr es la impunidad cero.

Lo sucedido la semana pasada con los líderes camioneros es el reflejo de que todo está podrido y urge esa reconstrucción moral. Estos llamados líderes se tomaron la atribución de hablar en nombre del pueblo. “Nosotros somos la voz del pueblo que sale a las calles a pedir que baje el precio del combustible”, nos decían.

Se pasaron jodiendo a la gente que labura con sus bloqueos de rutas. Por una semana frenaron la economía y nos quisieron vender el discurso de que les preocupaba que el Paraguay se siga endeudando. En realidad ellos estaban detrás del negocio fácil, de la plata dulce y aprovecharon la coyuntura y la debilidad de un gobierno que convive en el fango de la corrupción.

No podemos seguir comprando discursos como los que nos vendieron los líderes de los camioneros. Desde un principio relatamos que el origen de su “lucha” era una cuestión privada que quisieron trasladar al Estado. La falta de entendimiento entre los fleteros y los agroexportadores en la fijación de precios originó el problema de fondo. Y ahí los empresarios también se prestaron al juego.

Al Gobierno tampoco le disgustó lo del subsidio para Petropar porque vieron el negocio sin importantes consecuencias para el sector privado.

La reconstrucción moral está en nuestras manos a la hora de saber elegir. Votar a un equipo que tenga una hoja de ruta. La improvisación nuevamente sería letal para los próximos años. Improvisados y corruptos nunca más. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

Dejanos tu comentario