- POR BERNT ENTSCHEV
- Presidente y fundador de The Bernt
¿Usted ya paró para pensar en cuántas decisiones toma diariamente en su vida? Sí, a todo momento estamos decidiendo por algo. Sean ellas pequeñas o no, estamos siempre optando por una cosa u otra. Del simple acto de cepillarnos los dientes por la mañana, o no. De escoger un camino alternativo para el trabajo o hacer lo de siempre, de comer carne bovina o un pescado en el almuerzo y por ahí va.
Sin embargo, la vida también va a exigirnos, de tiempo en tiempo, que tomemos decisiones difíciles que pueden cambiar el curso de nuestras vidas o incluso de otras personas: como la venta de un inmueble, el cierre de una empresa, hacer un pedido de casamiento, cambiar de empleo, pedir demisión, alejar a alguien del equipo, entre otros.
Independientemente del grado, las decisiones forman parte de nuestras vidas. No hay cómo huir de ellas. No decidir por algo, también es una decisión.
En el mundo corporativo, veo que el éxito de profesionales tiene mucha relación con las decisiones asertivas las cuales esas personas toman en su día a día de trabajo, sumado al aprendizaje que consiguen extraer cuando se equivocan.
No debemos tener miedo de decidir por algo. Lo que debemos intentar ejercitar es mirar para el escenario y para las consecuencias de corto, medio y a veces a largo plazos. Lo bueno del mundo del trabajo, por ejemplo, es que en muchos casos podemos ser más asertivos a medida que planificamos nuestras acciones.
El planificar, sumado a experiencia técnica y a conocimientos generales, nos hace profesionales más aptos a tomar decisiones que mejores se encajan en determinados escenarios. Cuando en los posicionamientos, maduramos. Decidir nos deja más leves.
Luego, piense en esto: cuáles fueron en los últimos tiempos las decisiones en su vida profesional que lo llevaron para el punto actual de su carrera, sea ella de éxito, sea ella de turbulencia. Haga ese ejercicio. Si la respuesta fuera la de que usted está más acertando de que errando, siga en la línea y aproveche ese su punto fuerte.
Si identifica más errores de que aciertos, pare, respire y analice cuáles puntos están llevándolo a usted a tomar decisiones equivocadas y cambie el curso y/o la estrategia. Haga ese análisis, es valiosa porque siempre tendremos una repuesta por más dura que pueda parecer, pues en toda decisión que tomamos en nuestras vidas, siempre quedará un rastro de consecuencias.
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Vida, muerte, fantasía, ilusión, deseo… pulsiones y condición humana
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
“¿Fantasear o desear...?”. Ese era el dilema que, en frecuentes charlas de café, proponía un tan veterano como anónimo polemista que habitaba, cuando la tarde agonizaba, algunas de las selectas mesas en el mítico café La Paz, en la esquina de la avenida Corrientes 1593, cuando esa arteria cordial se cruza con la calle Rodríguez Peña, muy cerca del Obelisco, en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción.
Era los años 70, en el siglo pasado. Enfrente –justo en diagonal– intentaba competir el bar Ramos. En concurrentes habituales estaban cabeza a cabeza. Inolvidables, por cierto. Pero el caso es que, luego de encender la polémica con aquel interrogante, con impostado tono académico, intentaba, aquel sanatero, zamarrearnos.
¡Me parece verlo! Acomodaba prolijamente los dos o tres libros de Sigmund Freud o de Foucault que siempre llevaba con él y lentamente –como buscando las palabras más adecuadas– iba al punto. Fumaba tabaco inglés en una pipa muy gastada y sobre su prominente nariz montaba espejuelos redondos tonalizados verde oscuro.
“El tío Segismundo –ironizaba mientras revoleaba sus manos refiriéndose a Freud– cuando compartíamos algunos puros con amigos en el Café Frauenhuber, en la inolvidable Viena, nos explicaba con claridad, jóvenes amigos, palabra más, palabra menos, que solo fantasean las personas insatisfechas”.
PULSIÓN
Lo seguíamos en silencio. Algunas veces –como la ignorancia nos impedía responder y/o, mucho menos, poner alguno de sus dichos en duda, hacía una pausa que disfrutaba y, si la memoria no me falla, en aquel caso puntual remató: “Cada fantasía surge de una pulsión para cumplir con un deseo insatisfecho, muy deseado, que corrija la realidad”.
Nunca recuerdo su nombre. En verdad, no tengo claro si alguna vez lo supe. Pero sí, sus anécdotas con pretensiones académicas y que se definía como “un libre pensador, diletante”. ¡Nos maravillaba! Aunque –debo admitirlo– teníamos dudas que no confesábamos sobre su presunta sabiduría por aquello de que entre los ciegos un tuerto es rey.
“¡Déjese de joder, farfullante…!”, recuerdo que le dijo –indisimuladamente molesto y a voz en cuello– un reconocido profesional y estudioso freudiano, de quien exclusivamente consignaré sus letras iniciales (G.G.), que incontenible por lo que también escuchó abandonó su café en una mesa cercana y lo increpó sin miramientos.
Un pesado silencio cubrió todas y cada una de las mesas. El increpado no atinó a responder. Se retiró cabizbajo –con sus tres libros bajo el brazo– enmudecido y sin plantarle cara. El increpante nos miró, se disculpó “por interrumpir la conversación sin que nadie me llame” y fue al punto: “Simple y sencillo, muchachos. La fantasía tiene que ver con el imaginario. Con lo que creemos o sabemos que muy difícilmente suceda. Con aquello que suponemos imposible y que, de alcanzarlo, imaginamos sería placentero, pero sabemos que no podrá ser. Desear es converger la fantasía con la realidad más deseada en algún momento de tu vida. ¡No entender esa diferencia es grave… y, pretender explicar desde la ignorancia y la confusión, no lo puedo dejar pasar!”.
Renovó su disculpa y volvió a su mesa. “Como una escuela de todas las cosas...”, como nos enseñó Discépolo cuando escribió aquel tangazo que llamó “Cafetín de Buenos Aires”, así era el bar La Paz. Fantasías. Deseos. Ilusiones. Me atrevo a añadir que, como entonces, en estos tiempos de imágenes exacerbadas y exacerbantes que circulan y atropellan en los avasallantes ecosistemas digitales que facilitan las comunicaciones reticulares contemporáneas, aquellas –junto con la vida y la muerte– emergen como inevitables pulsiones incrustadas en el día a día de nuestros días.
OXÍMORON
Claramente, forman parte de la condición humana. Pese a que, con el correr de los tiempos y a la democratización de las monarquías (¿oxímoron?), con mucho menos frecuencia que algún tiempo atrás y, en aquel contexto, escuchar decir “vida de príncipes”, sorprende porque pareciera ser una expresión que cae en desuso.
Aun así, hay quienes insisten con ella cuando se procura producir sentido respecto de alguna persona que –a juicio de quien así se expresa– tiene allanado el acceso a poderosos y poderosas o cuando dispone de bienes materiales en abundancia o cuando no debe preocuparse por necesidades que –como tales– sí lo son para la mayoría de la humanidad.
En ese contexto, tampoco el futuro debiera ser preocupante para quienes tienen –siempre a la vista de las otredades– tránsitos principescos o, acaso, propios de las realezas. Hambre, desocupación, falta de salud, de educación. En aquel contexto, se suponen alejados de aquellos y aquellas minorías vistosas. Sentires y decires. Pareciera, incluso, que nada ni nadie está exento, alguna vez, de emitir esos juicios o ser depositario de ese tipo de expresiones.
Hasta la muerte –en ciertas ocasiones, por la forma en que se produce y a quien afecta– hace que no sean escasas las voces que se atreven a afirmar que Mengana o Fulano “murió como un príncipe”. En el siglo XIX y buena parte del XX era frecuente que así se significara la partida de este mundo cuando las y los finados eran considerados socialmente como “patricios” o “ricos”.
Curioso, por cierto. Y tanto lo era (y es) que vaya a saber a quién y en qué situación tuvo la lucidez para destacar que “al final de la partida, reyes y peones vuelven a la misma caja”. ¿Sabiduría popular? Tal vez.
LA BODA DEL SIGLO
Aún recuerdo cuando el 29 de julio de 1981 –la tele satelital cuando el mundo era mundial y para nada global– puso “en el aire” (vieja expresión de uso común en la radiotelefonía de entonces, hoy casi olvidada), desde la catedral de San Pablo, en Londres, la que fue llamada como la “boda real o del siglo” porque, aquel día, el príncipe Carlos (32) –hijo primogénito de Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), la reina Isabel II del Reino Unido y de la Commonwealth desde 1952 hasta su muerte– contrajo matrimonio con la joven aristócrata llamada Diana Spencer (20).
Cerca de 800 millones de televidentes lo vimos. “¡Parece un cuento de hadas...!”, escuché decir a dos mujeres que – como otros muchos, frente a una vidriera colmada de televisores– vimos pasar a Carlos, por entonces príncipe de Gales, y Diana recién casados, a bordo del 1902 State Landau, como se conoce al carruaje que, en aquel año, el rey Eduardo VII –tío del contrayente– ordenó construir para ceremonias relevantes.
En la Argentina, desde poco menos de tres años, teníamos tele en colores. La novia, tanto en el ingreso a San Pablo –luego de descender junto con John, su padre, VIII conde de Spencer, de un carruaje vidriado– como en el momento en que salió de esa catedral con su esposo convertida en “alteza real”, tuvo que detenerse varios minutos para que las “damas de honor” acomodaran la cola de su vestido “de casi ocho metros de largo”, relataba la transmisión oficial.
¡Hermoso para ver! Un año y 22 días después –el 21 de julio de 1982– se anunció el nacimiento del príncipe Guillermo, heredero de la corona británica. El 15 de setiembre de 1984 –setecientos ochenta y siete días después que su hermano mayor– nació el príncipe Enrique.
Sin embargo, y como sostiene el dicho popular, “no todo lo que reluce es oro”. El 28 de agosto de 1996 –cinco mil quinientos nueve días después de aquella boda principesca– Diana y Carlos se divorciaron. Con el paso del tiempo la fantasía pública trocó en públicos desatinos vinculares. La princesa descubrió y confirmó que el príncipe tenía como amante a Camilla Parker-Bowles, una amiga de la Casa Real. ¡Crisis!
MULTITUD
Carlos pasó –para muchas y muchos– a ser el “realmente odiado”. Diana, en el transcurso de 1995, decidió no ocultar la situación. Habló con la BBC, la tele pública en el Reino Unido. “¿Cree que Camilla Parker-Bowles fue el factor que desencadenó el fracaso de su matrimonio?”, preguntó el periodista Martín Bashir a “su alteza real”. La respuesta fue simple, breve y clara: “Bueno, éramos tres en mi matrimonio. Y eso es una multitud”. El 31 de agosto de 1997, Diana, Dodi Al-Fayed (1955-1997), multimillonario egipcio, y el chófer, Henri Paul, murieron en un accidente de tránsito ocurrido en el interior del túnel del Pont de l’Alma, en París.
Aquel príncipe, Charles Philip Arthur George (77), desde el 8 de setiembre de 2022, es Carlos III, rey del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones. Camilla Rosemary Shand, luego Parker-Bowles (78) –la tercera de aquel matrimonio principesco que “era multitud”, como lo sentenció Diana, “la princesa del pueblo”, como la categorizó para siempre el ex primer ministro Tony Blair, el 31 de agosto de 1997– es reina consorte.
Fantasías. Deseos. Ilusiones. Condición humana. Fantasías. Deseos. Ilusiones. “Cambia, todo cambia”, canta como nadie Mercedes Sosa. Los khasi –una minoría étnica originaria que habita en el estado de Meghalaya, noreste de la India desde antes de las invasiones dravídicas pobladoras del sur en ese mismo país– desconocen quiénes de sus antecesores y cuándo comenzaron a orientar las raíces de los árboles para construir con ellas “puentes vivientes”.
Lejos de aquellas selvas inigualables, recién se supo algo de los que se conocieron entonces también como “los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji)”, cuando era avanzado el siglo XIX. Los exploradores occidentales se asombraron con aquel descubrimiento. En La Sociedad Asiática, un histórico periódico que se publicaba en Calcuta en 1844, se consignó la información. Desde aquellos tiempos, es polo de atracción hasta nuestros días.
“AMOR RECÍPROCO”
Hacia allí, unas tres semanas atrás, partieron en luna de miel el príncipe Raj Raghuvanshi (21) y la princesa Sonam Raghuvanshi (24). Eran marido y mujer porque sus madres –en esa sociedad matrilineal– así lo acordaron. Ambos pertenecían a la misma clase social y casta. Aquel enclave natural que, además, con unos 12.000 milímetros de lluvias anuales es, según Guinness, el lugar más lluvioso de cada año, era perfecto para manifestarse amor recíproco sin interferencias. La actuación crucial de la mehndi, la celebración musical previa, la ceremonia principal, la fiesta posterior quedaron atrás.
Me explican –por Whatsapp, desde Nueva Delhi, tres diplomáticos chimenteros que me pidieron anonimato– que los fastos nupciales se extendieron por cuatro días. Las dos familias en estado de tranquilidad. Espiritual, social y económico. No faltó nada. Se observaron todos los rituales. Homa (la ofrenda al fuego) se concretó. El Panigrahena, los unió como nunca antes. Las siete vueltas al fuego –el Satapadi– hizo celebrar a muchas y muchos, sonreír a las y los más refinados y desear, ilusionarse... soñar, a otros y otras.
Samskara se instaló en la flamante pareja. Luego, silencio. Los días pasaban y... más silencio. Pero irrumpió la angustia. Primero en el que fue el pueblo de ambos, luego en la provincia, la región y, finalmente, en todo el país. “¿Dónde están?” “¿Qué se sabe?”. La falta de novedades fue parte de las informaciones de la agencia de noticias nacional. Se iniciaron las búsquedas. Los supuestos ganaron el espacio público. Las ideas conspiranoides de poderosos y poderosas ingresaron en los circuitos informativos.
Nadie respondía a las incesantes llamadas a los móviles de Raj y Sonam. La policía y los servicios de inteligencia de la India los monitoreaban inútilmente. También el de uno de los hermanos de la princesa. ¡Nada! Pero, cuando nadie lo esperaba, todo cambió. El domingo pasado aquella novia obediente de los acuerdos y mandatos familiares que se mostró alegre, ilusionada, ante los unos y los otros; que fue objeto de los comentarios de sus vecinos e incluso blanco preferente a la vista de aquellas y aquellos que por ser de clases inferiores o de castas poco respetables no debieran haberla mirado, trocaron interrogantes y angustia sociales.
DIMES Y DIRETES
Desde algunos anocheceres en las sacudidas calles de aquel país con 1.400 millones de habitantes, se sabía por trascendidos –que más tarde se confirmaron– que el cadáver de Raj fue encontrado y recuperado de las profundidades de un precipicio con abundante vegetación. Fue el momento de los dimes y diretes. Se conoció el escabroso detalle de que el cuerpo lo encontraron con el cráneo partido con dos golpes duros aplicados con algún objeto contundente y cortante.
¡Horror! Rescatistas e investigadores tuvieron la convicción de que fue asesinado. Así lo dejaron trascender. No murió como un príncipe. Pero las honras fúnebres sí lo fueron para despedir a su alteza real. Sonam, esposa por un breve tiempo –geolocalizada desde el momento en que se comunicó con uno de sus hermanos– supo por quienes la hallaron que era viuda.
Gritó. Se ahogó en llanto. Insistió con el deshilachado argumento de que fueron víctimas de secuestro. Pero no tenía una coartada que generara, por lo menos, una duda. También supo que Rai Kushwaha, un chófer a su servicio, estaba preso en otra celda. Fue apresado en su pueblo natal, Madhya Pradesh. Contrastaron sus respuestas. Eran amantes desde tiempo antes de que Sonam y Raj protagonizaran una boda principesca.
Como en el caso de Carlos y Diana –con Rai– también se constituyeron en multitud. El amante capturado también confesó. Señaló a los tres criminales que asesinaron al príncipe –sus cómplices– a los que convenció para que ejecutaran al joven esposo de la mujer que también amaba.
Los sicarios fueron apresados. Abrumados, admitieron. La exprincesa viuda dejó de ser víctima para ser victimaria. La justicia la acusa de ser quien incitó a su frustrado enamorado de la necesidad de asesinar a Raj. Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
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Foro de Madrid: masiva concurrencia demuestra el interés en defensa de vida, familia y los valores
El presidente de la Junta Municipal de Asunción, Luis Bello, destacó el gran éxito del Foro de Madrid, que reunió a más de 2.000 asistentes, al punto que la capacidad del teatro del Banco Central del Paraguay fue superada. Sostuvo que con este evento se ha demostrado el interés ciudadano en la defensa de la familia, la vida, y que cree en los valores soberanos y republicanos.
En una charla con La Nación/Nación Media, resaltó las ponencias del presidente de la República, Santiago Peña; del titular del partido VOX de España, Santiago Abascal; así como las del titular de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre, que han marcado la ruta sobre la cual se debe transitar durante estos dos días que se desarrollará el Foro de Madrid en Asunción, en su cuarto encuentro regional.
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“Nos han marcado de manera clara sobre cuál es la ruta que debemos seguir, así como la visión que debemos desarrollar desde Paraguay para que contribuya como bastión de principios a nivel mundial”, acotó.
Resaltó que el evento se desarrollará durante dos días, y se espera que, para el cierre del evento, se pueda lograr coincidir en algunos aspectos puntuales que marquen la declaración del Foro de Madrid en Asunción, que finalmente será la postura del bloque.
Al respecto, el concejal Bello indicó que espera que esa declaración refleje a la sociedad paraguaya, que es mayoritariamente de derecha, que profesa una fe religiosa, ya que cree en Dios, además de creer en los valores de la familia, la vida, la libertad, la soberanía, la democracia que construye y constituye la nación paraguaya.
“Siempre es bueno mantener vigente la llama de la esencia de un pueblo, que está arraigado en el tejido social del paraguayo, que cree en cada uno de los principios que he mencionado. Además, cree que deben mantenerse vigente de generación en generación”, concluyó.
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Caazapá: realizarán conversatorio en memoria de fray Juan Bernardo, primer mártir del Paraguay
Para el domingo, 1 de junio está previsto el conversatorio en conmemoración del aniversario del martirio de fray Juan Bernardo, primer mártir mestizo del Paraguay, en el departamento de Caazapá. Así también, se prevé la tradicional peregrinación que se desarrolla desde hace 30 años.
Según la organizadora del evento, Cristina Bogado, se tiene planeada la exposición de 16 paneles en los que están ilustradas la vida de fray Luis Bolaños y de fray Juan Bernardo. Para esta presentación se realizará el conversatorio a las 9:00 en la ciudad de Caazapá, que tendrá como disertante a la Margarita Durán Estragó, historiadora que escribió un libro relacionada a la vida del fray Bernardo.
Desde el Club de Amigos Lectores de la Revista Huellas Paraguay, decidieron plasmar en paneles la historia del martirio del fray Juan Bernardo Colmán. “Fue discípulo del fray Luis Bolaños y a los 15 años junto con un amigo se convirtieron en los primeros novicios y luego franciscanos paraguayos en el siglo XVI”, detalló la historiadora, en entrevista con La Nación/Nación Media.
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Explicó que en ese tiempo fue de mucha violencia en Caazapá, porque en esa zona se refugiaban las comunidades indígenas que se resistían al sometimiento de la conquista de los españoles. “El 2 de junio de 1534 sacrifican a Juan Bernardo y fue precursor de la fundación de Caazapá. Tenemos dos libros escritos sobre su vida”, señaló.
Para conocer más sobre la vida invitan al conversatorio y a la peregrinación hasta el lugar donde fue asesinado. “En 1995 se hizo la primera peregrinación hasta el lugar donde perdió la vida y en el lugar hay una comunidad franciscana. La idea fue del nuncio de aquella época y se busca hacer un santuario a nombre del mártir. fray Juan Bernardo está en proceso de beatificación”, puntualizó.
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Los 6 errores a evitar a la hora de comprar una casa o departamento
- Sofía Céspedes
- sofia.cespedes@nacionmedia.com
Explicó que va más allá del gusto personal, implica un estilo de vida, presupuesto, mantenimiento y visión a largo plazo.
Una de las decisiones más importantes para cualquier persona, en el ámbito personal y financiero, es comprar una vivienda o dar el primer paso para la independencia (alquiler).
En el afán de buscar conveniencias, la presión o entusiasmo puede jugar en contra de uno. En esta nueva entrega de Ellos Saben, César Cáceres Acuña, referente del sector inmobiliario en Paraguay y presidente de RE/MAX Paraguay, habló con La Nación/ Nación Media y brindó algunos puntos a tener en cuenta para dar este paso importante.
Resaltó que en primer lugar, una persona debe tener información clara y objetivos definidos, porque esto va más allá del gusto personal, implica un estilo de vida, presupuesto, mantenimiento y visión a largo plazo. Por eso, señaló a LN estos seis errores comunes a la hora de comprar una vivienda o alquilarla.
1-GUIARSE SOLO POR EL PRECIO INICIAL
Muchos compradores se enfocan únicamente en el precio de compra, sin considerar los costos asociados, pero el error aquí es elegir una opción solo por ser más barata, sin contemplar los costos de reforma, expensas, impuestos, mantenimiento, seguridad y costos de movilización o traslado.
Para evitarlo es necesario armar una proyección de gastos iniciales de reforma, estimación mensual y anual de costos según el tipo de propiedad. En un departamento, las expensas pueden ser elevadas, mientras que en una casa, el mantenimiento corre por cuenta propia y un factor importante es la proyección de precios de la zona en la que invertirán.
2-ESTILO DE VIDA ACTUAL Y DEL FUTURO
Una pareja joven puede preferir la practicidad de un departamento, pero si planean formar familia pronto, una casa podría ser una mejor inversión. Es un error elegir una propiedad que se adapta al presente sin proyectar a mediano plazo.
Para evitarlo es necesario pensar en las necesidades a cinco y diez años, los espacios, tiempo de traslado, privacidad, crecimiento familiar o incluso el teletrabajo, se puede modificar lo que hoy se considera ideal.
3-SUBESTIMAR LA UBICACIÓN Y EL ENTORNO
La ubicación incide directamente en la calidad de vida y en la valorización del inmueble. Ante esta situación el error es elegir una casa más grande, pero lejos de servicios clave o un departamento céntrico, pero con problemas de tráfico y ruido.
Para evitar eso se debe considerar a toda la familia en sus actividades habituales, como el trabajo, el colegio de los hijos, las actividades deportivas y los hobbies de la familia.
Lograr el equilibrio entre ubicación, accesibilidad, seguridad y servicios cercanos. Visitar la zona en diferentes horarios también ayuda a tener una visión más realista.
4-IGNORAR LOS ASPECTOS LEGALES
Especialmente en departamentos y barrios cerrados, los reglamentos internos pueden limitar más de lo que uno imagina. Comprar sin leer las reglas de convivencia, uso de áreas comunes o si se permiten mascotas, horarios de visitas y de actividades de uso también es uno de los errores que se cometen.
Para no caer en el se debe solicitar el reglamento de propiedad, conocer las normas y validar el estado jurídico de la propiedad con asesoría profesional.
5-INVERSIÓN FINANCIERA
Una de las decisiones más importantes está relacionada con la capacidad financiera para realizar la compra. Un error común es no calcular adecuadamente la capacidad financiera para estimar el impacto en las finanzas de la familia, teniendo siempre en cuenta la inversión inicial, costos de reforma y mejoras que requiera la propiedad.
Esto se puede evitar preguntándose con sinceridad qué espacios vas a usar realmente. Una pileta, quincho o gimnasio comunal suenan bien, pero si no están en la rutina pueden convertirse en un gasto innecesario.
6-ASESORÍA PROFESIONAL
Otro de los mayores errores es no contar con asesoría profesional. Un buen agente inmobiliario puede ayudarte a evitar errores costosos. El error aquí es confiar solo en la intuición o en consejos informales. Para no incurrir en este error se debe trabajar con un agente inmobiliario con experiencia en el mercado local.