DESDE MI MUNDO

  • Por Carlos Mariano Nin
  • Columnista

Desde que recuperamos la democracia no recuerdo otro gobierno que haya sido peor que este. No solo lo pienso yo. Basta salir a las calles y escuchar las conversaciones. Es una realidad que todos vemos, todos vivimos y todos sentimos.

La inseguridad se apoderó de las calles, y la corrupción del Gobierno. Hay una sensación de que todos roban y el que no roba es un gil, como dice el tango.

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Pero queremos un país mejor. Un país donde se invierta en los jóvenes, que vea en ellos la luz que queda encendida aun cuando todas se apagan.

Un país que premie el esfuerzo y la idoneidad. Un país con políticos honestos con sacerdotes y pastores comprometidos con el crecimiento espiritual de su gente y no con su dinero.

Muchos, al igual que yo, no queremos que el tráfico de influencias sea el motor del desarrollo de unos cuantos, mientras otros sumidos en la pobreza simplemente sobreviven al día una y otra vez.

Pero, qué mensaje mandamos a los jóvenes si la corrupción ya no nos sorprende, si vemos como algo normal los abusos y las injusticias, total... son ajenas.

Tenemos uno de los índices más bajos de la región en inversión social.

Paraguay tiene una población de aproximadamente 2.600.000 niños, niñas y adolescentes. De ellos, unos 1.100.000 viven en la pobreza. ¿Cuántos de ellos podrán desarrollarse profesionalmente? Pocos. La indigencia reduce sus posibilidades y el sistema los margina y los somete a un futuro que en verdad no tiene futuro.

Hoy vemos un ejército de muchachos que ni estudian ni trabajan y andan detrás de políticos mentirosos a la pesca de unas migajas que al final pagamos todos.

Si sos joven, si te considerás joven entonces recordá hoy los rostros que te mienten. Vos llegaste con el futuro y sos el presente. Tenés la fuerza de cambiar el país y sus injusticias, incluso aquellas que nos oprimen con insalvables diferencias.

Sos el arna que necesita la patria para luchar contra la corrupción como forma de gobierno.

Pero esa, es otra historia.

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