Los tiempos electorales son siempre turbulentos. Agitados, confusos, belicosos, turbios, ruidosos, alborotados y todos sus demás sinónimos que puedan encuadrarse en el perfil de una campaña proselitista donde el trofeo mayor es la Presidencia de la República. Cada uno elige el arma para la competencia. Desde una plataforma programática seria, creíble y realizable hasta los delirios de la silla eléctrica para los delincuentes. En medio de esos opuestos están los que solo realizan bulliciosas gárgaras con adjetivos desenfrenados, cuyos fugaces latigazos se pierden en la letanía del insulso mundo de la pedantería inflamada de una superioridad moral inexistente. Salvo Jesús, quien murió como un pecador sin haber pecado, todas las personas tenemos un cadáver incriminador en el ropero. Aunque más no sea la carga de la vanidad intelectual. Las controversias presupuestadas de ideas ni la templanza suelen ser las herramientas preferidas de estas lides. La mayoría escoge el escabroso camino del antagonismo visceral. A matar o matar. Morir no es una opción. Hasta que la derrota le llueve sus frías gotas de desilusión y desengaño.
Ese antagonismo sustancial no es una particularidad exclusivamente nuestra. En la región hemos presenciado, mediante modelos de comunicación más abiertos y plurales –o, en todo caso, nos permiten armar nuestra propia fuente plural–, campañas salpicadas, bañadas o sumergidas por aguas infestadas de las pasiones más censurables del ser humano, sin ninguna consideración para enjuiciar, muchas veces desde la infamia, la conducta del oponente. Es un ruedo donde los que menos importan son la honra y dignidad ajenas, arrastrando al cieno incluso a los familiares por esa única condición: la de ser familiares. En ese inmenso lodazal chapotean con fruición aquellos que nada tienen que perder, ni siquiera la vergüenza que nunca tuvieron, y apuestan todo a ganar.
A veces la realidad cotidiana nos ayuda a entender la teoría. Una teoría de la que no hemos leído ni escuchado hablar siquiera. Pero ya se estaba manifestando entre nosotros como un acto repetido, aunque sin abstraer sus rasgos distintivos ni su esencia mediante una operación intelectual. Simplemente la aceptamos. Como, por ejemplo, convertir al adversario en enemigo derribando cualquier atisbo de cultura democrática. Ya hemos caminado en círculo sobre este tema, porque nuestra política tampoco termina de caminar en ese círculo interminable y vicioso en que destruir al rival es más prioritario que exponer las propias cualidades distintivas, méritos y virtudes. En nuestro medio esa rivalidad en tono de guerra suele tener dos estadios: entre políticos y entre partidos políticos. La primera fase se caracteriza por unas internas descarnadamente brutales; la segunda o elecciones generales –sin ignorar las polémicas entre los candidatos– descarga su mayor peso y tiempo en el mutuo descrédito entre las instituciones políticas, siendo el objetivo favorito de múltiples organizaciones la Asociación Nacional Republicana por su larga hegemonía en el poder. Entonces, la oposición arremete con furibunda crítica sobre la responsabilidad del Partido Colorado por nuestras graves debilidades institucionales y acentuadas desigualdades estructurales.
Cuando decimos que ya golpeamos sobre este yunque es porque, en este mismo espacio, ya habíamos comentado el análisis que realiza Norberto Bobbio sobre “la política como relación amigo-enemigo”, planteado por Carl Schmitt. De acuerdo con esta definición, añade Bobbio, “el campo de origen y de aplicación de la política sería el antagonismo y su función consistiría en la actividad de asociar y defender a los amigos y de combatir a los enemigos”. El conflicto antagónico es el motor que mueve la política. Y para resolver ese conflicto, el uso de la fuerza está permitido. Todo ese proceso, incluyendo la violencia como vía para acceder al gobierno, incorpora nuestra historia. Generalmente es dentro de la Asociación Nacional Republicana donde el enfrentamiento verbal supera todas las fronteras de la sensatez y el decoro. Sin embargo, en las últimas elecciones se apeló a una figura no muy común dentro de un partido donde lo común era el faccionalismo y las escisiones en bandos irreconciliables y no, precisamente, la unidad (salvo los tiempos de la “unidad granítica” a punta de fusiles). Nos referimos al “abrazo republicano”. Ese abrazo impone que vencedores y vencidos compartan escenario y digieran con una sonrisa todos los agravios del pasado.
El precandidato a la presidencia por el movimiento Fuerza Republicana, Hugo Velázquez, el día en que presentó a su compañero de fórmula, Juan Manuel Brunetti, también anunció que no piensa abrazarse con quienes hoy lideran el otro proyecto –Honor Colorado– dentro de su partido. De hecho, él inició su periplo palaciego con un lenguaje descalificador, belicoso e iracundo. En ese momento se cortó los brazos en una mutilación calculada para evitar cualquier contacto con sus –para él– enemigos. Es lo más lógico con el discurso que viene artillando sin tregua. Eligió el arma del antagonismo destructivo. Así no hay abrazo posible. Como ya dijimos anteriormente, después del 18 de diciembre, el ganador deberá convencer a la tropa del adversario sin la presencia de sus generales. Buen provecho.
El presidente del Partido Patria Querida (PPQ), Stephan Rasmussen, indicó que se encuentran trabajando fuertemente para reforzar las bases de la nucleación opositora en Asunción y otras ciudades del interior con miras a las elecciones municipales de 2026. Agregó que el principal desafío será evitar la presencia de candidatos tránsfugas dentro de su sector político.
“Debemos tener cuidado ante los políticos que no encuentran espacios en otras carpas y solo usan a partidos del tercer espacio como una plataforma electoral. Patria Querida no es simplemente una plataforma electoral, es una opción de hacer política de manera diferente. No se trata solo de llegar simplemente a los cargos, sino desde los cargos hacer una gestión distinta”, comentó el exsenador en una entrevista con el diario La Nación/Nación Media.
“Desde Patria Querida debemos tener un filtro adecuado en cuanto a la selección de candidaturas, no simplemente aceptar a cualquier persona que busque ser candidato, esto es un punto crítico e importante. Deben tener internalizado los principios y valores”, puntualizó, indicando que la Comisión Ejecutiva del PPQ está “focalizando esfuerzos” en las localidades donde consideran que tendrán chances de victoria ante sectores tradicionales como el Partido Colorado y el Partido Liberal, es decir, que no apostarán a una cobertura de candidaturas a nivel país.
Detalló que los esfuerzos del partido están enfocados principalmente en disputar por la intendencia de Asunción, de Encarnación, entre otras ciudades de la zona del Chaco, Guairá, Cordillera y Central. “Otra de las decisiones que se tomó en la última conducción nacional, que llevamos a cabo a principios de noviembre, es que cada equipo distrital de alguna forma definirá las estrategias a utilizar para luego elevarla a la conducción ejecutiva”, comentó a LN.
Rasmussen afirmó que “en algunas ciudades se podrá llegar a la intendencia mediante una concertación, en otras a través de alianzas, en algunas localidades encabezará Patria Querida y, en algunos distritos, otros partidos de oposición. La coyuntura en cada zona es muy diferente, por eso estamos fortaleciendo los equipos distritales de nuestro partido”.
Payo recurre a su caudal electoral ante las críticas
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Si bien en el espectro opositor todos coinciden en iniciar ya la carrera por las municipales de 2026 e incluso las presidenciales de 2028, las grietas existentes entre partidos y facciones son acentuadas.
El líder de Cruzada Nacional, Paraguayo Cubas, avanza con su programa personal, desafiando al resto de las agrupaciones, a las que “insta” a someterse al escrutinio del mercado electoral de oposición.
“Va a ser difícil construir la unidad, yo solo aquí tengo más votos que todos ustedes juntos”, le respondió Cubas a la senadora Esperanza Martínez, en una mesa de debate en el programa de la periodista Mina Feliciángeli (Telefuturo) y recogida por el portal digital hoy.com.py.
En la mesa compartían, además de ambos, los diputados Raúl Benítez y Johana Ortega. Para Payo, el caudal electoral de sus interlocutores estaba muy por debajo del suyo.
El roce entre los opositores no hace sino continuar en un nivel de intensidad creciente. Días atrás, referentes del liberalismo, de distintos movimientos, se enfrascaron en una fuerte discusión. Un sector partidario sostiene que la unidad opositora no puede excluir a Cubas. El otro, en tanto, mantiene la acusación de que Payo es culpable de haber decidido romper el electorado en las presidenciales, generando con ello la victoria de la ANR. Esta pelea se extiende, igualmente, a otros partidos del abanico de opositores.
OPOSICIÓN, SIN ESPERANZA
Semanas atrás, la polémica senadora liberal Celeste Amarilla se ratificó en su postura de que la oposición no está en condiciones de ganar la Presidencia en los comicios de 2028. Manifestó que no vislumbra a ningún candidato capaz de vencer al Partido Colorado y señaló que el bloque opositor debería concentrarse en ocupar más espacios en el Poder Legislativo y en las gobernaciones.
“En este momento por más que nos unamos toda la oposición, no percibo un candidato que nos dé la victoria, se van a enojar conmigo, pero no percibo un candidato que nos lleve a la Presidencia”, sentenció la legisladora y manifestó que, pese a que las últimas elecciones mostraron que la oposición logró una mayor cantidad de votos en comparación con la Asociación Nacional Republicana (ANR), estos se encontraban divididos en las múltiples candidaturas que presentó el bloque opositor.
“La guarania es un enorme aporte a la humanidad en tiempos de imperiosa necesidad de la paz”
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Entre guitarreo y guaranias, el cantante Ricardo Flecha comparte con Augusto dos Santos este “Expresso”, de GEN/Nación Media. La destacada voz del folclore nacional cuenta anécdotas fundacionales que lo llevaron a transitar con éxito el difícil camino de convertirse en músico a tiempo completo, desde sus primeras incursiones en el canto en una escuela del oeste de Asunción, sus influencias, su consolidación y el proyecto de gira nacional e internacional como parte de la campaña en pro de la declaración de la guarania como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Fotos Cristóbal Núñez
ADS: Don Ricardo, ¿en su casa había música?
–RF: Sí, había música. Mi hermano era un comprador compulsivo de discos. Había un negocio en la calle Estrella y 15 de Agosto. Creo que era de los Ríos, donde se vendían discos. Él trabajaba a una cuadra de ahí. Así es que música había, mi papá era músico.
–Suponía tener un tocadiscos en la casa.
–Claro. Teníamos uno de esos que se llamaban combinados, que era un mueble enorme. Ahí escuchábamos los discos que mi hermano compraba. También tenía la visita de algunos músicos amigos de mi papá, que era amigo de los hermanos Larramendia, un grupo de música con una historia brillante. Y también se cruzó un par de veces con José Asunción Flores. Él era un músico amateur, que acompañaba a Rubito y compañía a la serenatas que se hacían en aquel entonces. Estoy hablando del barrio San Antonio, en el límite con el barrio que hoy se llama Hospital, que era la zona del Hospital de Clínicas, toda esa zona de la Marinería y de la loma San Jerónimo.
–Y aprendiste de tu viejo entonces.
–Sí, algunas notas aprendí de él. Mi papá sabía algunas canciones paraguayas y, por supuesto, como era de esperarse, todas esas canciones mexicanas. Él tenía un cantor preferido, que se llamaba Ortiz Tirado.
–¿Alguna vez pensaste por qué hubo tanta hermandad entre Paraguay y la música mexicana?
–Creo que nos parecemos mucho más con los mexicanos que con cualquiera que está por acá cerca. A los mexicanos les gustan los tiros, les gusta el trago y los gritos como los paraguayos.
HISTORIAS PATERNAS
–Entonces, ¿se puede entender que la guitarra vino con el viejo?
–Sí, con papá y sobre todo las anécdotas. Mi papá era sistemático en contar historias. Entonces, me contaba la historia de algunas serenatas. Había unas historias que yo siempre le pedía que me contara una y otra vez, que era sus viajes a Buenos Aires. Él estuvo en el cuartel, él era marinero. Y entonces iba cada 25 de mayo a Buenos Aires con la cañonera y hacían los desfiles. Aprovechaban esos cuatro o cinco días que se quedaban ahí y se iban a ver partidos de fútbol. Él contaba que fue a ver un par de veces los partidos de Arsenio Erico. Él tenía dos íconos, que eran Arsenio Erico y José Asunción Flores.
–Ser marinero siempre te lleva más allá que de tu aldea.
–Exacto. Mirá cómo son las cosas que él traía los discos de (Carlos) Gardel. Tal es así que yo en mis primeras incursiones en las veladas yo tenía el peinado engominado de Gardel.
–¡Qué extraordinario Gardel!, su vida y como músico.
–Y de una visión que ya desapareció, porque Gardel era un cantante con mucho carisma. Y lo que son las cosas. Gardel se encuentra con Astor Piazzolla en una película en Nueva York y hay una escena cortita en la que Piazzolla hace de vendedor de diarios. A través de Gardel yo también me fui interesando por la música que no sea la música paraguaya.
DEBUT
–¿Cuándo fue tu presentación en sociedad como el pibe del barrio o de la escuela que canta?
–Y en la Escuela San Antonio, que es una escuela parroquial que quedaba a dos cuadras de mi casa. Yo le tengo que agradecer a mi profesora de música, que no recuerdo su nombre ni su apellido, que nos llevaba al salón de música, donde había un piano y ella nos enseñaba canciones patrióticas. Yo aprendí “Acosta Ñu”, “Nanawa”, las canciones sobre el mariscal López con la profesora de música.
–¿Cómo fue esa primera vez que cantaste la versión en español del himno de Los Beatles?
–Todo esto es culpa de mi hermano, que compraba los discos y por ahí yo escuché una versión en español de “Hey Jude”, que es una hermosa canción que le dedican al hijo de Lennon, que es Julian Lennon.
–¿Qué representó para vos este grupo?
–Era un sentimiento extraño porque en realidad no comprendíamos la letra de las canciones. Ahí aprendí que la música es un idioma universal porque más allá de no entender la música de Los Beatles nos marcó a todos. Uno después va reflexionando sobre la obra de Los Beatles y, más allá de Los Beatles, sobre la obra y la forma de ver el mundo que tenía John Lennon.
–¿Formalmente nunca hiciste un ingreso al mundo de la música con otro ritmo que no sea el folclore?
–La verdad que te voy a sorprender. Mi primer grupo se llamaba “Los caimanes del Caribe”.
–¿Hacías música tropical?
–Claro (risas).
–¿Cómo qué por ejemplo?
–”La piragua” y las canciones de Los Wawancó, que marcaron época. Entonces, hacíamos serenatas para la gente del barrio.
VOCACIÓN TEMPRANERA
–¿Cómo empezó toda tu vida en un mundo más formal de decir “soy músico”?
–Yo a los nueve años cuando subí por primera vez a un escenario ya quería ser músico y después pasó toda esa etapa de escuchar y cantar. El disco de Vocal 2 fue realmente un disco que me marcó para escuchar la música paraguaya. Hubo un lapso entre los 10 y los 13 años que escuché mucho rock and roll, porque a mi hermano le gustaba. Escuché “El lado oscuro de la luna”, Yes, Supertramp, Deep Purple. Tenía un vecino que tenía una terraza, que eran los Martínez, que tenían también un combinado y ahí nos encontrábamos todos y bailábamos. Cuando mi hermano en el año 73 compra el disco –y te digo esto porque es importante, ya que después el tiempo y la historia nos va a juntar– me llamó la atención como arreglador Óscar Cardozo Ocampo. Dije yo “qué genial, qué genio”.
–¿Ya empezabas a tener oído para el arreglo?
–Para los arreglos y a mí me encantaban esas reversiones históricas de la música paraguaya que ya tenían un sonido contemporáneo. Después aparece el disco de Mercedes Sosa homenaje a Violeta Parra y después Horacio Guaraní, Facundo Cabral y ahí el mundo va girando. Me impactó un reportaje que leí en una revista que se llamaba Radiolandia a Mercedes Sosa en el que decía “cantar con fundamento”. Se me quedó eso y escuchándole a otros me di cuenta de que el cantar con fundamento era una forma de vida y de hacer arte. Vi que Violeta Parra hacía lo mismo y después miré atrás y vi el disco de Vocal 2 y encontré “Kaaty”, “Minero sapukái”. Yo le preguntaba a mi papá, que viene de San Pedro del Norte, ¿qué lo que es el mensú? Entonces él me explicaba lo que era el mensú, lo que era un yerbal, todo lo que la gente sufría en eso. Entonces yo escuchaba que Flores era un cronista de su tiempo y a me gustó esa idea. Yo quería contar también las cosas que pasaban.
–¿Elegiste por influencia de la Negra Sosa el canto comprometido?
–Ya existía la nueva canción latinoamericana porque eso nace en el año 61 en Mendoza, con Tito Francia, Mercedes Sosa y (Óscar) Matus, que era la pareja de Mercedes, y Armando Tejada. Ese fue el germen y después se extendió por Chile con los Parra en el año 67, 68 y después en el 72, 73 ya con la nueva trova cubana. El nuevo cancionero argentino fue muy fuerte acá. Había un lugar que se llamaba la Guarida del Matrero con Santi Medina, Maneco Galeano, Óscar Gómez, que traían ese canto con fundamento.
–¿Cuál fue el primer grupo que integrás?
–Juglares.
PROYECCIÓN INTERNACIONAL
–¿Que fue también tu primera experiencia en un grupo que hacía giras internacionales?
–Sí. Llegamos a hacer giras nacionales e internacionales con Juglares. Juglares se separa en el 76 y los integrantes en aquel entonces eran Juan Carlos Chaparro, Juan Carlos dos Santos, Chondi Paredes y Jorge Crouch. El creador del grupo fue Carlos Noguera, que una o dos actuaciones tocó con ellos. Yo les veía a ellos en la televisión y me conmovió la formación de Juglares porque tenía guitarra, cello, flauta dulce. Había un programa que se llamaba “Tercer tiempo”, que se emitía desde el Hermitage, que era un restaurante con música y durante las siestas se hacía un programa deportivo con Edgardo Villalba Viccini y había como entremeses musicales. Ahí tocaba Juglares y yo realmente me quedaba prendido, porque son las dos pasiones que yo tengo, el fútbol y la música. En el 79 viene Chondi Paredes y me dice “queremos invitarte para rearmar el grupo”. Chondi me llama porque nos encontramos en uno de esos 15 de mayo, cuando en el barrio nos juntábamos 20 chicos y hacíamos serenata al Día de la Madre.
–¿Y ahí te escuchó?
–Sí, y en aquel entonces había como un renacer nacional, había un sentido patriótico y tiene que ver mucho también con el momento político que vivía el Paraguay. Había venido Nelson Rockefeller y había habido una represión. Era 72, 73. Había una izquierda nacional que estaba fomentando muchas cosas. Se llamó un tiempo el Movimiento Independiente, pero en el fondo eran todos progresistas y de izquierda. Se hizo el festival de homenaje a Flores y el homenaje a Emiliano R. Fernández en el estadio Comuneros. Todo ese momento yo pasé a través de mi hermano, que estaba en la universidad. En algún momento dado tuve diferencias con mi papá porque él tenía mucho temor de que yo me dedique a la música.
–¿Por qué?
–No quería que termine bebiendo y fumando. Una vez me escapé de la casa una noche para una serenata y cuando volví él me estaba esperando en la pieza con la luz prendida. Él entonces me encara y me dice “¿a vos te gusta la música?”. Sí. Yo tenía 12 años. “Yo te voy a dejar salir, pero con tu hermano, pero prometeme algo: ni vas a fumar ni vas a beber”, me dijo. Así empezamos una relación muy fuerte con mi hermano. Yo me iba a un colegio nocturno y mi hermano estaba en la Facultad de Derecho en la Católica. Yo me iba junto a él después de las clases para esperarle y le pedía permiso al profesor Telechea para entrar a la clase de Derecho Romano. Entonces me decía “usted se va a sentar allá atrás y se va a quedar calladito”.
–Hablanos un poco del nuevo cancionero paraguayo.
–La gente le encasilla al nuevo cancionero paraguayo como un grupo de músicos contestatarios, de canto de protesta. Odio ese tema porque yo creo que ese rótulo nos puso al enemigo. Nosotros seguíamos la tradición del canto social, pero si vos te ponés a pensar y analizar el nuevo cancionero dio muchísimas canciones que están en el gusto popular que no tienen que ver con eso.
RADIOGRAFÍA DEL PARAGUAYO
–Como cualquier encasillamiento no solamente es antipático, sino reduccionista.
–Mirian Pacuá me dijo una cosa fantástica. Es como decir que Flores lo único que hizo fue ralentizar la polca y nació la guarania, una cosa tan reduccionista. Flores fue un hombre increíble. Hay un trabajo intelectual demasiado grande que pasa por las dos vertientes de la guarania, la popular y el poema sinfónico. Si vos escuchás los 12 poemas sinfónicos que se grabaron en Rusia, son como una radiografía del paraguayo.
–¿Quién era Flores para vos?
–Flores fue un paraguayo fundamental, un hombre que tenía esa capacidad de resumir. Primero tenía la capacidad de mirar, ver y retratar porque eso es lo que hizo, retrató en su música al paraguayo. Yo no conozco ni un paraguayo hasta ahora que no se conmueva estando acá o estando en otro país con una guarania, eso ya es fundamental, es el ADN del paraguayo y Flores consiguió eso porque fue un hombre que caminó muchísimo y hay una elaboración intelectual en su obra. Hay una elaboración intelectual, hay como un ethos. Él descubrió eso, de tanto andar, de tanto mirar las culturas originarias, la Asunción de aquella época, que tenía todavía un vestigio fuerte del interior.
–¿Y él hizo un camino a los otros paraguayos que fueron a Buenos Aires?
–Allá se desarrollaron muchas cosas. Allá él se encontró con José Bragato, que era cellista de la orquesta sinfónica del Colón. Bragato le ayudó muchísimo en el tema de cómo estructurar las cosas. Antonio Pecci es el biógrafo oficial para mí de Flores, el que tiene la precisa. Todo lo que yo escuché, esto que te estoy contando yo escuché de Agustín Barboza, que fue uno de los cantores de Flores, yo compartí muchísimo con él. Y por suerte hoy aparece Antonio Pecci, que va escribiendo, que va haciendo la memoria de Flores.
–Los biógrafos son fundamentales.
–Sobre todo alguien como Antonio, que ama la obra de Flores y tiene una concepción de Flores, que también se hizo esa pregunta que vos te hacés porque ahí arranca también toda su investigación, quién era y por qué llegó a donde llegó.
LA MAGIA DE DOS GENIOS
–Hay un momento en que se produce un cruce histórico entre Flores y Manuel Ortiz Guerrero. ¿Qué es ese mágico momento?
–Es la magia de dos genios. Yo recuerdo un momento, por un lado triste y por otro lado sería, como dice la canción, entre el espanto y la gloria, que es el momento en que Ortiz Guerrero le dice “yo quiero hacerte la letra de ‘India’”. La letra de “India” ya estaba, fue hecha por Rigoberto Fontao Meza. Flores accede y es la versión que nosotros conocemos ahora.
–No te puedo creer que hay otra versión.
–Sí, se enojó Fontao Meza. Y ese es un momento duro, pero a la vez es un momento ícono de la unión de Flores con Ortiz Guerrero, que para mí es la dupla de oro de la guarania. Tienen “India”, “Buenos Aires, salud”, “Ne rendape aju”, “Panambi vera”. Tienen cosas que son irrebatibles.
–Una pluma maravillosa, un romántico que llegó tarde, pero llegó oportuno al mismo tiempo.
–Y hay un parecido extraordinario con un poeta que en aquel entonces era tan grande como Rubén Darío en Nicaragua, que tiene más o menos ese estilo de expresión.
–¿Cuáles son algunas de las obras que escribiste últimamente?
–Acabo de hacerle una canción a Mirian y al amor que nos tenemos, que se llama “Colibrí de fuego”, y compuse parte de la música de “Aguyje, Maestro”, con Patrick Altamirano y la letra con la gente de Purahéi Soul y Mirian. También compuse una canción con Orlando Rojas, un paraguayo que vive en París y se llama “Estás”, que es también otro poema para Mirian.
–Contame la historia de Flores comunista y de Flores en la Unión Soviética.
–La obra de Flores está impregnada de su visión del mundo. No hay que olvidar que él nace en un momento histórico de todo ese movimiento mundial del socialismo y el comunismo, que era tan fuerte. Yo estoy de acuerdo con Carlos Pagura, el escritor cubano, que dice que fue la utopía traicionada del siglo pasado. Es como que alguien deje de ser cristiano porque hay curas que abusan de niños. Yo sigo pensando que ese es el norte y sigo pensando que con algunos cambios, algunas formas de ver el mundo más contemporáneas, se puede llegar por ahí a una sociedad mucho más justa, un mundo mejor es posible. Y Flores también pensaba en eso y por eso escribió todo eso.
PUENTE PARA LA PAZ
–Y Flores se proyecta ahora a un desafío universal con la declaratoria de patrimonio. ¿Cuál es el estado del arte de esa gestión? ¿Qué se espera para este año al respecto de ello?
–La carpeta ya se presentó en marzo de 2023. Previamente, y tengo que destacar la gestión de Nancy Ovelar, la embajadora paraguaya ante la Unesco, de cómo impulsó y organizó un concierto en la sede de la Unesco donde estuvimos nosotros presentando a la guarania, que fue como un encuentro con los de la Unesco, con los que van a votar, un acercamiento. Realmente después del concierto, muchísimos representantes de muchos países se acercaron a nosotros a decirnos “nosotros votamos para que la guarania sea patrimonio de la humanidad”. Fue un concierto en el que también contábamos los orígenes de la guarania y cómo se iba desarrollando y por qué pensábamos nosotros que era importante, porque la guarania tiende puentes, la solidaridad, la justicia social, de todo eso habla Flores. Y me parece que es un enorme aporte a la humanidad en este mismo momento donde hay muchos conflictos y donde es imperiosa la necesidad de la paz.
–Ojalá que suceda. Esto es en diciembre y es en Paraguay incluso (la reunión de la Unesco).
–Si se declara esto, un mes después, porque esto se decidirá entre el 2 y el 7 de diciembre, un mes después la guarania cumple 100 años, porque la primera guarania se escuchó en enero de 1925.
–¿Cómo ves la música hoy en Paraguay, sus cultores, su escuela, su promoción?
–Yo veo con mucho entusiasmo. Creo que esto de la guarania, la visualización de la guarania y que sea patrimonio cultural inmaterial de la humanidad nos va a obligar a nosotros, a los conservatorios, a echarle una mirada profunda a ese género musical que nos representa y que en cierta medida en el ámbito de la música Flores y Ortiz Guerrero reivindican el idioma guaraní, que en aquella época era perseguido.
–¿Entonces vos notás que hay una proyección hacia lo universal, pero que está bien aferrada a sus orígenes?
–Creo que tenemos que trabajar más, según mi criterio, que es discutible, a la parte de las raíces.
TRANSFORMACIÓN
–¿Murió el canto testimonial?
–No.
–¿Se transformó?
–Yo creo que sí. Si vos pensás que vas a seguir encontrando cantautores como (Joaquín) Sabina, Silvio Rodríguez o (Joan Manuel) Serrat, ya no. Fue parte de la historia y a partir de ahí el canto toma otro vuelo y entonces aparece René Pérez, de Calle 13, aparecen otros músicos importantes que te van dando, como decimos nosotros, la precisa, que miran la sociedad que les toca vivir, el mundo que les toca vivir, y van expresándolo a través de esos géneros musicales, que a veces tal vez no sean los nuestros, pero los cuales uno tiene que tomar. Por eso creemos que la guarania es una forma musical que deben tomar los jóvenes y contar las cosas de este tiempo con los sonidos de este tiempo. Vos te vas a la escuela, por ejemplo, y tocás una guarania como “Reservista purahéi” y puede que le guste a la gente, pero no habla de su realidad. Entonces, es importante ubicarle en el tiempo y esas canciones se escribieron en un momento histórico.
–Ricardo, ¿qué cosas vas a hacer de inmediato, de futuro? ¿Estás en producción?
–Tenemos dos proyectos, uno que es Guarania Universal, donde este primer corte de “Aguyje, Maestro”, que comparto con Patrick Altamirano, con El Princi, con Purahéi Soul, con Juan Cancio, que es una producción de Mirian Pacuá. Y la otra producción de Mirian Pacuá que se viene ahora, que es Guarania Inmortal con el Grupo Generación. Vamos a hacer nueve locales y uno en Buenos Aires. Es una gira nacional con lo mejor de las guaranias esperando diciembre. Estos son los dos proyectos grandes que tenemos.
“Flores fue un paraguayo fundamental, un hombre que tenía esa capacidad de resumir. Primero tenía la capacidad de mirar, ver y retratar porque eso es lo que hizo, retrató en su música al paraguayo. Yo no conozco ni un paraguayo hasta ahora que no se conmueva estando acá o estando en otro país con una guarania, eso ya es fundamental, es el ADN de los paraguayos y Flores consiguió eso porque fue un hombre que caminó muchísimo y hay una elaboración intelectual en su obra”.
“La guarania tiende puentes, la solidaridad, la justicia social, de todo eso habla Flores. Y me parece que es un enorme aporte a la humanidad en este mismo momento en el que hay muchos conflictos y donde es imperiosa la necesidad de la paz. (...) La declaración como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad nos va a obligar a nosotros y a los conservatorios a echarle una mirada profunda a ese género musical que nos representa”.
En primera sesión ordinaria del Tribunal Electoral Partidario de la ANR eligieron por unanimidad como presidente al doctor Santiago Brizuela.FOTO: GENTILEZA
Brizuela, electo por unanimidad presidente del Tribunal Electoral
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En la reunión de la fecha se designó por unanimidad como presidente de este organismo al doctor Santiago Brizuela, quien ya había ocupado este mismo cargo y administró las elecciones internas presidenciales de 2022 y otras elecciones internas municipales y en esta ocasión contó nuevamente con el respaldo unánime de sus pares.
Al término de la primera reunión, Brizuela, en compañía de Mónica Seifart y Félix Ferrer Ortellado, ofrecieron una conferencia de prensa. Allí agradecieron el respaldo que tuvo de la convención partidaria y el apoyo del presidente de la Junta de Gobierno, Horacio Cartes, y los líderes partidarios, para volver a ocupar este organismo electoral.
Brizuela destacó que trabajarán intensamente para ofrecer un mejor servicio a los correligionarios en los procesos electorales y que todo el proceso se pueda digitalizar.
Brizuela destacó que el mandato de los miembros del TEP va desde 2024 hasta 2029. Adelantó que mientras no haya convocatoria de nuevas elecciones van a aprovechar el tiempo para adecuar las normativas reglamentarias, trabajando siempre en forma coordinada y con mucho respeto.
Destacó que también fue confirmado nuevamente el Dr. Rubén Rolón como secretario ejecutivo del TEP, al igual que todos los funcionarios del organismo electoral. “Estoy muy orgulloso y agradecido y lo tomo con responsabilidad esta nueva designación”, concluyó Santiago Brizuela.
Por su parte, Mónica Seifart, quien ocupa por primera vez esta función, destacó que realmente esta es una designación muy honrosa. “Para mí representa un orgullo, una satisfacción y vamos a llevar adelante esta labor con el mayor profesionalismo, con igualdad, equipo y justicia”, destacó.
En tanto, el Dr. Félix Ferrer Ortellado, quien vuelve a ocupar un lugar como miembro titular del TEP, acotó que hace más de 7 años está en el Tribunal Electoral y agradeció la confianza que tuvo nuevamente.