• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

Los escándalos de los últimos 30/40 días, sicariato en el Anfiteatro, giuzziogate, A Ultranza con la caída de un ministro y un narcodiputado oficialista, ahora sumados a los videos que muestran la complicidad del ministrete anticontrabando Fúster, gran payaso y delincuente, denunciado hace años y protegido por la madrina Desirée Masi, también protectora del narco zar antidrogas y ministro de inseguridad el otro payaso y delincuente de Giuzzio; en complicidad con el comandante de la Armada, el gran hermano del Vicepresidente, del “jinete del comisario”, por que más que “caballo” va montado sobre el primer burro de la República; han dejado en evidencia que nos gobiernan lo que siempre sostuvimos, una auténtica gavilla, una rosca mafiosa, una asociación ilícita para delinquir, que ha comprado todo lo que ha tenido a su alcance, políticos oficialistas y pseudoopositores, funcionarios, periodistas, dueños de medios, etcétera, etcétera.

Han montado un circo al que llaman “lucha contra la mafia” para proteger, justamente eso, la mafia que encabezan ellos mismos.

Finalmente, la candidatura extemporánea, forzada, sin sustento ni futuro, de Velázquez, rodeado de lo peor de los delincuentes que han pasado penosamente por este paupérrimo y lamentable gobierno los últimos, casi 4 años, es el último acto de esta trágica historia.

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Se han fagocitado todo, la famosa estabilidad macroeconómica, lograda con décadas de esfuerzo, ha quedado hecha trizas en las manos de unos badulaques irresponsables, que no solo nos han hecho perder 4 años (probablemente 5) como país, sino que nos dejarán como en las peores épocas del 2002/2003.

El país destruido, grandes medios que no ven nada, opositores que festejan como grandes victorias electorales rebuscadas elecciones en Diputados, aliados abiertamente con el jefe de la banda, quien generosa y personalmente va y se las entrega para usarla, al final, inocuamente, con fines electorales, a unos paquitos paniaguados, quienes celebran, abrazados, con próceres como el diputado “4.000 muertos” Paniagua, o el “señor de los cielos” D’Ecclesiis, y una semana después dicen ser opositores y el sector al que “derrotaron” de la mano del oficialismo, había sido, son oficialistas. Los medios amigos cierran los ojos ante el contrabando institucionalizado mientras le dan gran espacio a las declaraciones de una tarada y payasa, como Celeste, que un día acusa sin pruebas, toma su medicación, pide perdón, vuelve a recaer y acusa sin pruebas nuevamente, cuando tiene más cuestiones que aclarar con la Justicia que sus propios denunciados. Obviamente, a cambio de seguir lucrando con las patéticas meriendas escolares que la hicieron inmensamente rica como para “comprarse una banca”.

Tormentas de humo para tapar el incendio, al final, inútiles, porque esto se cae por su propio peso, tarde o temprano, pero se cae.

Etiquetas: #Tormenta#humo

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