Las obras necesitan ser contempladas en su totalidad. Hay escenas que requieren de mucho trabajo, que por lo general es el que no se ve y que de todas formas se materializa cuando se lo expone. Son los tiempos en donde el sudor ha cumplido su rol. Y se ha encargado de darle un gigante respaldo a la estima que lo ha edificado o que le ha dado su lugar. A veces los sucesos producen impactos esperados y añorados, es ahí donde el sacrificio entregado llega a su cumbre. Es inexorable el enlace que existe entre el esfuerzo, los resultados y sus respectivas lecciones. Esta creencia de parentesco causal puede ser germinada en cualquier etapa de la vida.

Se conceptualiza al sudor como un líquido transparente que segregan las glándulas sudoríparas de la piel de los mamíferos y que se expulsa a través de los poros. Entre sus sinónimos se encuentra el esfuerzo, aunque también se hace mención al trabajo, al empeño, al ajetreo y, por si fuera poco, a la pena y a la angustia. Tendrían que tener su participación en la lista de equivalentes, la satisfacción, las lágrimas melancólicas del trayecto vivido, las carcajadas de la plenitud, la inmensidad de las alegrías y el contagio de los alientos.

Además de su origen fisiológico, tiene su cabida cultural en el ámbito de la subjetividad y desde este se acopla el contacto social; si unos sudan, todos pueden hacerlo. Podrían tomarse muchas imágenes de gotas del dolor, ¿cómo trasladarlas hacia otros portadores?, ¿por qué hacerlo, acaso las mismas no tendrían que evitarse y así fotografiar o registrar rostros o situaciones que muestren la humanidad en su esplendor?, ¿y si en vez de dirigir la vista hacia esa triste historicidad reunida en el sereno de cada amanecer se intenta ignorar su figura? Hay decisiones que indican posicionar los ojos hacia una dirección; sin embargo, surgen las argumentaciones que dilatan tal acción o que intentan ocultar la nítida estampa que cohabita en el firmamento. De todas formas, estando frente a las necesidades, la memoria algún día pasará su rastro y activará la noción de la pasividad ante lo obviado y supuestamente olvidado. En vez de que así suceda hay otras posiciones que se dirigen hacia la empatía de los momentos que se viven, si las causas traen sensibles efectos, los hombros obedecen la sintonía de las miradas dispuestas a detectar lo que realmente acaece y a asumir la valentía innata que espera su paso para colaborar.

¿Qué papel ocupa el sudor en la vida social?, ¿qué juicios individuales se esbozan sobre su significado?; hay hechos que necesitan explicarse y hay otros que basta verlos a simple vista, estos últimos son las imágenes que hablan por sí solas, las que constituyen el lenguaje expresado adecuadamente a través de las formas exteriorizadas. Entonces los procesos sensoriales hacen de las suyas, así lo que se muestra se siente y se retroalimenta con otros sentimientos y produce conciencia entre quienes se animan a ser partícipes de ese momento de sudor.

El enfoque de las inspiraciones que producen transpiraciones debe tenerse en cuenta. Es el que invita a dar un paso más del propuesto, el que se encarga de comprender que hay razones para creer en las superaciones personales, el que alienta los vínculos que estimulan el entusiasmo y el deseo de materializar las ideas que los sostienen.

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