- Por Jorge Torres Romero
- Comentarista
Abdo dijo en un discurso que hay un grupo de la prensa que lo odia. Supongo que los debe haber, pero no creo sea odio, sino recordarle todos los días su inutilidad.
No es odio al Presidente, es decirle que su falta de liderazgo conduce al país a un caos, que derrumba la economía y debilita las instituciones.
No es odio, es decirle que su falta de empatía con la ciudadanía permitió que mantuviera en el cargo a un ministro del Interior, que nunca entendió su rol de diseñar un plan para hacer frente a la inseguridad y la falta de concentración en ello permitió el avance del crimen organizado hasta asesinar por encargo en un multitudinario concierto.
No es odio, es recordarle que su terquedad y miopía política le pudieron haber evitado al Paraguay el escarnio mundial. “Ministro del Interior destituido por vínculos con el narcotráfico”, rezan los títulos de la prensa internacional. Bochorno que se pudo haber evitado si a tiempo tomaba las decisiones que incluso sus propios allegados le reclamaban, pero no, él siguió insistiendo en quien se disfrazaba de un manso cordero, con voz de impoluto que perseguía a los corruptos, cuando en realidad no solo coqueteaba con los señalados narcotraficantes sino que abusaba de “las gentilezas” de estos.
No es odio, es decirle que cometerá el mismo error si mantiene en el cargo a la actual ministra de la Senad, Zully Rolón, quien estaba al tanto de todos los pormenores de quiénes eran los requeridos por la justicia brasileña y para justificar el negligente operativo que permitió la fuga de Lindomar Reges Furtado, pretendió distraer la atención al afirmar que el verdadero objetivo era Marcus Vinicius Espíndola Marqués de Padua, mientras que el fiscal de Asuntos Internacionales, Manuel Doldán, hizo la cronología del tiempo de la investigación y leyó el exhorto del Brasil en donde en ningún lado establecía quién era el objetivo 1 o 2. Rolón sabe mucho sobre el actuar de Giuzzio y es cómplice.
No es odio, es recordarle que su ministro anticontrabando, Emilio Fúster, tiene el mismo vicio que su destituido ministro del Interior, listo para los flashes, para los trabajos sucios en favor del poder de turno, pero descuidando su función. “Si existe contrabando es porque alguien del poder permite”, nos recordó un ex viceministro de Comercio. Fúster hace oídos sordos al grito desesperado de los industriales, empresarios y gente que está perdiendo su trabajo por culpa del contrabando que inunda nuestro mercado.
No es odio al Presidente, es apuntarle que por su desesperación en que su equipo político permanezca en el poder, descuidan sus roles y están concentrados en sus internas partidarias buscando erosionar al adversario a como dé lugar.
Si todo esto se redujera al sentimiento de odio nomás, es exculpar a Abdo de su responsabilidad de atender y solucionar los problemas de la gente. El problema está en que el Presidente en serio cree que quienes lo critican en realidad lo odian y por lo tanto él sigue convencido que está haciendo bien las cosas. Estamos fritos y eso que nos queda año y medio de este gobierno. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.