Las rencillas políticas en períodos electorales son naturales. Los periodistas acostumbramos a frotarnos las manos en estos tiempos porque van saliendo a luz los trapitos sucios de los políticos y altos funcionarios.

El ministro Arnaldo Giuzzio, alejado de su rol principal de tener a su cargo la dirección superior de los organismos encargados de la seguridad interna del país, funge de operador político del oficialismo para golpear como sea al principal adversario de campaña, con lo cual pretende lograr tres cosas: 1- Desviar la atención sobre el debate de la falta de un plan para enfrentar la inseguridad. 2- Posicionar al candidato oficialista Hugo Velázquez. 3- Potenciar su figura política para volver al Senado en el próximo período.

Pero, más allá de estas pretensiones genuinas, la gravedad de Giuzzio se centra en que persiguiendo estos tres ejes señalados comete de manera irresposanble un terrorismo financiero y deja en evidencia su falta de conocimiento básico de cómo funciona el sistema bancario y bursátil, y un absoluto desprecio al esfuerzo que las entidades de regulación y supervisión han venido realizando en las últimas décadas para construir un sistema financiero sólido, estable, transparente, bien regulado y supervisado.

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El ministro del Interior en su exposición en el Congreso se ha basado en el análisis realizado sobre operaciones bancarias y bursátiles para concluir sobre una supuesta red de contrabando y lavado de dinero en el país.

El primer error de Giuzzio se da cuando argumenta que los bancos locales ofrecen el servicio de corresponsalía al Banco Basa, cuando en realidad no tiene sentido que un banco que opere en Paraguay pida a otro que opere como su corresponsal en el mismo país. Suponiendo que quiso decir que Basa no tiene servicios de corresponsalía en el exterior, entonces no ha revisado la oferta de dicho banco, ya que este ofrece el servicio y atiende a clientes que operan en exportaciones e importaciones de manera normal, según se puede observar en su página web.

El segundo error del ministro se observa cuando afirma que las operaciones cambiarias realizadas por Basa son de un importe igual a 4 veces el producto interno bruto paraguayo. Es decir, suman unos US$ 160.000 millones. Esto representa unas 16 veces el monto de reservas internacionales del Banco Central del Paraguay (BCP), o sea es un monto totalmente imaginario, ya que en el mercado local se realizan operaciones en torno a los US$ 60 millones por día entre sector público y privado. Si lo que dice hubiera sido cierto, ya hubiéramos tenido un descalabro en el mercado cambiario.

El tercer error de Giuzzio está en que denunció que todos los fondos depositados en Basa son utilizados para prestar a empresas del Grupo Cartes, desconociendo supinamente la existencia del “límite legal prestable”, monto máximo de riesgo por cada grupo económico deudor, establecido en la legislación nacional y férreamente supervisado por los reguladores. Este límite establece un monto máximo que los bancos podrían prestar a un cliente o a su grupo de empresas relacionadas. No existe ninguna posibilidad que pueda darse lo que dice Giuzzio.

El cuarto error es que asegura que los bonos emitidos por empresas del Grupo Cartes son adquiridos con fondos en efectivo provenientes del mismo grupo. Esta es otra afirmación que denota su desconocimiento de la realidad, ya que el sector bursátil no opera en efectivo (justamente para tener la trazabilidad de los fondos) y cada compra de bonos es registrada a nombre del comprador en la Bolsa de Valores. Fácilmente pudo haber solicitado dicho listado para comprobar quiénes son los tenedores de esos instrumentos, entre los cuales hay inversores institucionales, bancos, compañías de seguros y personas físicas.

El quinto error fue su afirmación de que “la Bolsa de Valores es una bolsa de delincuentes”, otra afirmación errónea y temeraria, ya que en todos los países del mundo la bolsa de valores es una herramienta de apoyo al crecimiento de las empresas y el país; en ella rigen altos estándares de transparencia y control. Es más, en Paraguay, el propio Tesoro Nacional opera a través de la Bolsa de Valores y se financia por montos aproximados de US$ 200 millones al año.

Finalmente, luego de la intervención de Giuzzio en el Senado, queda claro su total desconocimiento de normas básicas de funcionamiento del sistema financiero. También queda claro su profunda confusión al intentar hilar informaciones sueltas y falaces en su intento por demostrar algo que no existe. El proselitismo voraz del oficialismo podría ser letal para el sistema financiero. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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