Los subsidios difícilmente podrían ser buenos aliados, ¿pues cuántos jóvenes en edad económicamente activa tenemos en nuestro país que simplemente porque están sin fuentes de trabajo se pasan el día sentados, esperando que otros vengan a ofrecerles alguna posición laboral?

Mientras a algunos les va bien en lo económico, una gran mayoría sigue trabajando duro para ganarse el pan de cada día que les permita mantener dignamente a su familia, lo cual se ha visto acrecentado durante esta pandemia sanitaria y en estos momentos en que todos los precios de los productos de consumo han subido de precio disminuyendo la capacidad adquisitiva de mucha gente.

¿Cuántas personas tenemos en nuestro país, de clase media con buen nivel educativo, que comienzan a experimentar un techo en lo social, en lo profesional y también en lo económico-financiero?

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Muy pocos de estos dicen: “No tengo por qué preocuparme, aún soy joven”. Porque son conscientes del valor agregado que otorga el trabajo a cualquier ser humano y si no se esfuerzan nadie les regalará nada y la etapa productiva de nuestras vidas hay que aprovecharla.

Como seres humanos vivimos esperanzados en que el mañana sería mejor. Así como nuestro estado de salud es resultado casi directo de nuestros hábitos y actitudes, igual acontece con la posición económica-financiera.

Cuando somos jóvenes solemos decir, un paquete de cigarrillo al día no mata a nadie. Pero si consideramos ese mismo paquete y lo multiplicamos por 30 años, nos daremos cuenta de que es dañino no solo para nuestra salud física y mental, sino también económica, ¿pues cuantos millones “pudimos haber quemado” en dicho lapso de tiempo en vez de destinarlo a fines mucho más productivos?

Siguen siendo limitados los que se detienen a preocuparse y ocuparse de su salud, a sabiendas de que una vejez sana dependerá de nuestros buenos hábitos mientras dure nuestra juventud, que es la más bella de nuestra existencia y recién nos empezamos a inquietar cuando empieza a “pasarnos la factura”.

John F. Kennedy, ex presidente de los EEUU había puesto énfasis en la importancia del ejercicio físico, y muchos cambiaron sus hábitos de vida y se dieron cuenta de que 20 a 30 minutos de movimiento diario en un espacio al aire libre hace muy bien a todo el cuerpo, pues nos fortalece física y anímicamente, generando endorfinas proveyéndonos de la energía necesaria para enfrentar el día a día con mucho mayor optimismo.

Cuántas miles de personas en el mundo poseen fortunas, pero en contrapartida se los ve con un nivel de obesidad preocupante, producto del sedentarismo y otras dolencias orgánicas con permanentes visitas a los médicos (clínicos y cardiólogos). ¿Eso es vida?

¿Cuántos seres humanos desordenados en lo personal tenemos entre nosotros que han perdido su bienestar financiero y su estado de salud se ha ido deteriorando, efecto de la misma causa?

Podemos tener fortunas, pero sin salud la vida tiene poco sentido. Hoy día el lujo puede definirse en no pisar el hospital, salir a las calles y respirar sin mascarilla, reunirte con toda tu familia y amigos, lujo son los abrazos y besos. ¡Es el privilegio de amar y de estar vivos!

Esta pandemia del covid-19 que venimos padeciendo desde hace 20 meses causando la irreparable pérdida de más de 16.500 personas en nuestro país al igual que en países de primer mundo, con un nivel de desarrollo muy superior al nuestro, y con mucho mayor calidad en cobertura sanitaria, no ha mirado sexo, edad, raza, ideología política ni posición económica. Todos han sucumbido por igual ante este maldito virus y mucha gente millonaria en vida han sido sepultados en fosas comunes sin tan siquiera haber tenido una digna despedida.

Gran parte del problema que tenemos con la planificación del futuro reside en que vivimos en una “sociedad instantánea”. Todos queremos cosas ahora mismo, y con una expectativa de que debería estar a nuestra disposición al momento. “Hoy seré el dueño de mis emociones. Si me siento deprimido cantaré. Si me siento triste, reiré. Si me siento enfermo, redoblaré mi trabajo. Si siento miedo, me lanzaré adelante”. (O.G. Mandino). ¡Les deseo a cada uno de ustedes un feliz y exitoso año 2022!

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