Es el fluir constante de la vida lo que de alguna manera siempre se muestra como es. Cada instante tiene sus propias representaciones, en ellos la vida se siente y por ellos se aprende a vivirla. Los momentos esperados se aproximan y al hacerlo el trayecto encuentra las razones para ser transitado. Hay un constante devenir de lo próximo, de lo que está por llegar, de lo que se encuentra cerca, de lo que es inminente o de aquello que requiere de la paciencia y de la firmeza de las convicciones. Lo que vendrá necesita de ambos eslabones del vivir. Son muchas las condiciones particulares que pueden requerirse para aproximarse a lo que moviliza esa intención. Es el ser un dotado de voluntad que incansablemente en el historial de su existencia se dirige una y otra vez hacia lo que lo estimula. En esas direcciones están las motivaciones que hoy alientan las acciones que van hacia ese destino.

En el andar de cada vida lo próximo tiene infinidades de manifestaciones. La circulación de las agujas de los propios relojes acompaña la inevitable sensación de experimentar lo que acontece. Se aproximan los hechos que se pretenden vivir y, conforme se acercan, se producen las emociones que marcan sus efectos. De alguna manera se visualiza lo que se desea alcanzar y en esa construcción de imágenes se identifica lo distante, lo posible de lograr, lo alcanzable por los sentidos, lo que requiere ser conocido. También se siente que podrá suceder, son las sensaciones inexplicables que nacen en los momentos oportunos y que se encargan de dar las fuerzas necesarias para continuar. Es indudable la presencia de las certezas que no pueden ser explicadas, que sólo permanecen en la intimidad de los que persisten a pesar de las adversidades.

Las proximidades impulsan a continuar. A ir hacia adelante. Lo proyectado requiere avanzar. Es así como se desarrolla el ser humano. Se puede detener, doblar, retroceder, pedir ayuda, descansar, puede hacer tantas cosas…, en todas está presente lo próximo, pero en algún momento decide dar un nuevo paso hacia el frente. Y va nuevamente hacia el destino anhelado, hacia lo que sigue inmediatamente en el tiempo futuro, expresión ésta última que caracteriza a una de las significaciones de lo próximo. Entonces nos coloca ante lo que se viene y en ese acontecer inminente nacen las expectativas de lo que será el hecho de vivirlo. Por lo cual las preguntas se multiplican y la imaginación hace lo suyo. Por lo tanto, lo que es próximo está al alcance, hay que sostener el andar.

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Cuando se piensa en las etapas vividas hay una extensa concreción de proximidades que han sido naturalmente recorridas y que han impulsado a otras metas, las que han permitido generar elecciones permanentes, que a su vez han transformado las maneras personales de ser asumidas, produciendo un vínculo permanente de conexiones entre la capacidad de soñar, el empeño que se necesita, los afectos que dan armonía y el reconocimiento del aporte de los demás.

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