DE LA CABEZA

  • Por el Dr. Miguel Ángel Velázquez
  • Dr. Mime

Desde hace un tiempo asistimos sorprendidos a un ritual captado por las cámaras de la televisión deportiva argentina a la salida de la cancha del club Atlético River Plate: el saludo a una mujer rubia a la que todos, inclusive el DT en primer lugar, saludan efusivamente con un beso. Ella es Sandra Rossi. ¿Qué hace una mujer en un ambiente tan machista como el del fútbol? Desde el 2014 es, nada más y nada menos, que la encargada del Departamento de Neurociencia del club millonario. Y probablemente, la artífice en parte de todas las conquistas a las que llegó el club en todo este tiempo. Rossi fue directora del 1st Place Institute de Miami, trabajó con varios atletas olímpicos y selecciones nacionales de diferentes disciplinas, así como también en el Laboratorio de Entrenamiento Visual y Control Motor del CeNARD.

Pero ¿qué pueden hacer las Neurociencias aplicadas al deporte? Comprender cómo reacciona el cerebro de un deportista durante las competencias y cómo se puede potenciar el aprendizaje de una disciplina deportiva, considerando los procesos y funciones neurológicas del individuo, es fundamental no solo para quienes dirigen a los atletas, los cuidan o los medican y alimentan, sino hasta para el atleta mismo. Y es que, además de atender los recursos físicos como velocidad, resistencia, fuerza y coordinación al momento de enseñar un gesto deportivo, así como los recursos técnicos y tácticos, es fundamental considerar los recursos psicológicos, que implican la toma de decisiones, la atención, la visión periférica y la anticipación. Todo está atado al cerebro y sus funciones. El uso repetido de impulsos nerviosos similares refuerza la intensidad de las conexiones y permiten que lo practicado con cierta frecuencia e intensidad se incorpore al repertorio motor. Por eso que cualquier aprendizaje que se tenga modifica las estructuras y conexiones de las neuronas, lo que se entiende como neuroplasticidad, que es finalmente la que posibilita que nos adaptemos al cambio para sobrevivir y ganar al rival, o para ensamblarnos a un equipo

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La neurociencia trabaja también la reacción en la cancha, lo que permite entender y potenciar la capacidad de los deportistas de actuar al momento de enfrentarse a un estímulo. Atacar el tiempo de reacción, esto es el tiempo que demora el individuo en poner en movimiento el cuerpo como respuesta a la aparición de un estímulo, puede ser mucho más efectivo que el tiempo de traslación, relacionado con la velocidad. Esta velocidad de reacción es necesaria entrenarla para poder tomar decisiones en un tiempo mínimo, considerando el espacio que se tiene para actuar, empleando la creatividad y el razonamiento. La neurociencia permite conocer qué sucede en el interior del cerebro, por ejemplo de un futbolista, cuando se encuentra frente a un partido decisivo, cuando tiene pánico escénico, cuando siente la presión del rival, o cuando recibe las pifias o aplausos del público. De igual forma, permite determinar cómo afectan los estados emocionales, como la alegría o la depresión, en la toma de decisiones lo que redundará finalmente en su desempeño final. En síntesis, la neurociencia refuerza la preparación física de un deportista, ayudándolo a estar mejor capacitado para enfrentar las situaciones decisivas de una competencia. Además, permite comprender las relaciones entre el cerebro humano y las posibilidades motrices del cuerpo de un atleta.

Ojalá pronto nuestro deporte se vuelva completamente DE LA CABEZA, e involucre a las Neurociencias en su repertorio necesario para poder conseguir sus metas. Nos leemos el otro sábado.

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