• Por Jorge Torres Romero

El senador oficialista Enrique Bacchetta (ANR) nos confirmó que la semana pasada un grupo de 11 senadores le solicitó al presidente Abdo Benítez que se postule para presidir la Asociación Nacional Republicana en las próximas elecciones internas donde los colorados deberán elegir también a su candidato presidencial.

Este planteamiento tiene varias explicaciones y forman parte de un par de estrategias mirando el 2023.

Bacchetta, quien hasta hace algunos meses era duro contra Abdo reclamando su falta de liderazgo para realizar cambios en el gabinete, hoy es un manso defensor del gobierno, coincidentemente luego del nombramiento de su hermano en el directorio del BNF y ahora él, con intenciones de ocupar el cargo de ministro del TSJE, a partir de la vacancia que debe generarse próximamente. Es natural las pretensiones y acomodos de políticos en el poder, de eso se trata la militancia política.

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El prematuro proselitismo del vicepresidente Hugo Velázquez tiene la principal intención de ejercer presión a Abdo para que este ponga todas sus fichas en él y no se le ocurra lanzar otra candidatura ya sea la de Arnoldo Wiens o Juan Manuel Brunetti, que por cierto, ambos, están listos para arremeter y lanzarse a la disputa electoral.

Velázquez sabe que necesita el apoyo pleno del oficialismo y toda su maquinaria para polarizar con el candidato de Honor Colorado y para nada le conviene que aparezca un tercer candidato, precisamente, del seno de Añetete.

“No soy el candidato de Marito. Marito se suma a nuestro proyecto”, declaró Velázquez, afirmación que no agradó para nada al presidente, según cercanos al mandatario.

El vicepresidente es consciente que hacer campaña cargando la pesada mochila del desgobierno de Abdo no le será beneficioso y a toda costa quiere desmarcarse aunque eso es casi imposible.

Históricamente el candidato del oficialismo colorado no gana las elecciones. Velázquez concentra, por ahora, su artillería discursiva contra Santiago Peña y el líder de Honor Colorado poniendo en duda el liderazgo y las tomas de decisiones que podrían darse en ese equipo. Paradójicamente, lo que le cuestionan a Peña terminará siendo su principal fortaleza porque de manera espontánea, los colorados, hacen la comparación entre lo que fue el gobierno de Horacio Cartes versus el de Abdo, y las conclusiones están a la vista y a esto se suma, la pregunta habitual: qué hubiera pasada si los colorados elegían a Santi en el 2017 y no a Abdo?

El colorado tradicional se quedó con esa espina de engaño sobre las promesas de Marito en campaña. “Vamos a coloradizar la administración pública” y termina gobernando con Arnaldo Giuzzio, Carlos Arregui, Emilio Fuster y otros ligados a la senadora Desirée Masi.

En política como en fútbol siempre te da revanchas. Los colorados quedaron decepcionados con Abdo. Pésima gestión y encima ninguneando al dirigente.

El equipo de Añetete no es el mismo del 2017. Hay senadores que están debilitados política y electoralmente como el senador Juan Afara que a estas alturas no suman.

Todavía hay un largo camino por recorrer, lejos está en que esto ya se polarice desde ahora, porque todavía hay tiempo y podrían aparecerle varias sorpresas al vicepresidente en su prematura campaña presidencial, que por cierto, dejó de lado totalmente su rol constitucional para el cual fue electo en el 2018 con la dupla Abdo-Velázquez. Pero, esto es lo de menos, el país puede seguir esperando, supongo es la lógica de estos “gobernantes”. Puedo estar equivocado pero es lo que pienso.

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