Al analizar la posición corriente del prestatario y descubrir que conoce todo lo que necesita respecto del activo, el próximo paso de la institución financiera debería ser tomar conocimiento de que no existen deudas a largo plazo excesivas que podrían causar problemas en lo referente a abultados pagos de servicios o cercanos vencimientos.

Un examen de la evolución de la gestión económica-financiera-patrimonial de las empresas durante los últimos años reflejada en el balance de situación y cuadro de resultados de años anteriores es importante para tomar una decisión crediticia pues daría a nuestro proceso de análisis/evaluación un mayor valor agregado y consistencia.

Un registro de las utilidades y la habilidad de generar utilidades es la prueba de que se da un buen manejo y gestión gerencial dentro de las empresas con las cuales mantenemos relaciones crediticias. Muchas veces ocurre que le damos un mayor peso o valor a los aspectos cuantitativos, cuando que también lo cualitativo juega un rol importante, pues lo ideal siempre es que entre ambos se puedan dar un razonable punto de inflexión.

Uno de los mejores medios de tener un juicio del futuro puede ser una mirada al pasado. ¿Si los fondos son destinados a capital de trabajo, la historia de la compañía refleja el hecho de que la necesidad es realmente temporaria? ¿Hay un pago del 100% de la deuda regularmente o un arrastre de la misma de un año a otro? ¿El inventario y las cuentas a cobrar mantienen una relación normal con las ventas?

¿Exhiben el inventario y los préstamos una tendencia para elevarse de un año a otro sin las debidas reducciones? Se ha producido una tendencia hacia el desembolso para gastos fijos con un correspondiente desembolso de capital en giro? ¿Cuál es la política de dividendos?

¿Está la compañía reinvirtiendo una parte adecuada de sus utilidades para mantener una tasa de crecimiento adecuada? ¿Son corrientes las cuentas comerciales a pagar? Siempre es recomendable poder obtener un informe de los proveedores y bancos / financieras con los que opera la compañía y en caso que algunas de ellas estén respaldados por garantías adicionales (de qué tipo son). (Hipotecarias, prendarias, cash collateral, fideicomisos, etc).

Si la institución financiera se satisface con que las cifras que nos muestran sus Estados Contables estarían respaldando razonablemente el préstamo y no se han detectado dificultades en los balances anteriores, seguimos adelante y ahora nos toca enfrentar la parte realmente vital de la pregunta ¿”Cómo se va a repagar el préstamo”?

Las instituciones no quieren premoniciones a través de una bola de cristal sino que desean estimaciones del monto máximo que los precisan, con la debida anticipación al plan de pago programado.

Las mismas podrían estar dispuestas a aceptar estimaciones con este propósito si concuerdan con el tren de evolución anterior y las perspectivas de corto/mediano plazo.

Si hay algo que puede llegar a debilitar la confianza de una entidad financiera, es que un prestatario repetidamente calcule mal sus necesidades o que normalmente no cumpla sus presupuestos y se observen desviaciones por amplios márgenes.

Esto indicará que la gerencia no conoce su negocio tan bien como debería. Es obvio que algo debe andar mal dentro de su política global de ventas, en los métodos contables que los utilizan u otros aspectos primarios dentro de un proceso de evaluación crediticia.

Es de primaria importancia para un prestatario tener una estimación lo más exacta posible al presentar sus necesidades de financiación de corto, mediano o largo plazos a la institución financiera. Todo ello podría coadyuvar a que los tiempos de ciclo de respuesta al cliente se acorten al máximo. Así de simple.

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