Dos de las calificadoras del riesgo-país (capacidad real de poder pagar las deudas) más importantes del mundo, la Standard and Poor’s, en mayo pasado, y la Moody’s, en julio último, tomaron la decisión de no bajar la calificación de Paraguay y de mantener también sin modificación en la categoría estable nuestra perspectiva.
Lo ideal o bueno hubiera sido que nos subieran la calificación y poder entrar así a la primera división del Grado de Inversión o Investment Grade, dejando atrás por fin la segunda división del Grado Especulativo. Pero, al igual que el mundo, no hemos estado viviendo un tiempo de bonanza, sino de pandemia con el desastre económico correspondiente. Las calificaciones bajaron en la mayoría de los países de la región, en el 2020 en particular, con el transcurrir de un tenso 2021 lleno de incertidumbre.
Recordemos que la economía paraguaya cayó en recesión o caída en el 2019 como consecuencia de una sequía que dañó el principal cultivo del país: la soja. Con un efecto arrastre negativo porque encadena prácticamente a toda la economía y es el pilar en materia de las exportaciones. Veníamos de crecer económicamente 4,8% en el 2017, que se achicó a un avance del 3,2% en el 2018, de la mano a partir del mes de mayo de la crisis profunda en Argentina, que repercutió en Brasil, y correspondientemente en nosotros. La sequía nos hundió -0,4%. Retroceso que no ocurría desde el 2012 cuando también por la no buena cosecha de soja nuestra economía cayó -0,7%. Pero en el 2019, pese al mal momento, fundamentalmente en el primer semestre, nuestras calificaciones no bajaron, ni nuestras perspectivas desmejoraron a negativa, por ejemplo. En el 2020 pandémico fuimos los que menos caímos en América Latina y el Caribe (ALC) con una marcha atrás del -0,6%. El Fondo Monetario Internacional (FMI) nos pronosticó una caída económica del -5%. Tuvimos un segundo año consecutivo de recesión 2019-2020 y aun así no nos cambiaron las calificaciones y perspectivas. Sí cayeron las calificaciones de Colombia, Perú, Ecuador, Chile, y en un terreno negro la de Brasil y Argentina. Incluso se perdieron grados de inversión. Este 2021 empezó aquí con un pronóstico de crecimiento de 4%, que bajó a 3,5% en marzo y que volvió a subir a 4,5% en julio. En el mismo día que la Moody’s reafirmaba nuestra calificación y perspectiva, se mostró durísimo con El Salvador, bajando duramente su calificación a un nivel muy desfavorable. En un resumen informativo de Hacienda se dice:
“La calificadora de riesgos Moody’s, luego de una revisión de la calificación de riesgo anual, ha decidido mantener la calificación de Paraguay en Ba1 (con perspectiva estable). Esto se da en un contexto económico todavía complicado, producto de la pandemia global que aún se está atravesando. Destaca que las fortalezas crediticias de Paraguay incluyen su baja carga de deuda pública en términos absolutos y relativos a pesar de un aumento al 35% del producto interno bruto (PIB) el año pasado impulsado por la respuesta de política anticíclica del Gobierno a la pandemia”.
“Moody’s resalta que si bien Paraguay registró una contracción, fue la menos severa de América Latina y el Caribe, muy por debajo de los países de la región. Esto se puede atribuir en parte al estímulo fiscal del 5,5% del PIB, que derivó de la Ley de Emergencia Nacional para contrarrestar los efectos negativos de la pandemia mediante medidas que atendieron las áreas de salud, empleo, empresas y a sectores sociales vulnerables. Del mismo modo enfatiza en su informe el rol de la inversión pública para la recuperación económica durante la segunda mitad del 2020. Asimismo, destaca que el PIB real de Paraguay creció 0,6% interanual en el primer trimestre del año 2021, convirtiéndolo en una de las primeras economías de América Latina en exceder los niveles prepandémicos.
Moody’s espera ‘que la economía paraguaya crezca en un 3,5% en el 2021’ y que para el 2022, ‘el crecimiento se acelere al 4% lo que supera el promedio del crecimiento regional de 3,5%’. En cuanto al déficit fiscal, Moody’s estima que será del 4,0% del PIB, con la expectativa de que vuelva a converger a los límites de la Ley de Responsabilidad Fiscal para el 2023. En cuanto a los niveles de Deuda/PIB, destaca que se posiciona un nivel por debajo del promedio que se espera para los países con la misma calificación. Moody’s distingue la fortaleza fiscal de Paraguay, acentuando la importancia de la Ley de Responsabilidad Fiscal, la cual ha ayudado al Gobierno a marcar un historial de gestión fiscal conservadora, que ha sido parte del perfil crediticio durante casi dos décadas, y que a pesar de este enfoque prudencial, ha creado un espacio para aumentar el gasto de capital a lo largo del tiempo, demostrando el compromiso del Gobierno con la inversión pública dentro de su plan de recuperación económica pospandémica”. No pocas veces vernos desde afuera aclara nuestra realidad, que duele, pero que no es un desastre. Algunos protagonistas sí.
Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.