Andar en colectivo brinda muchas ventajas, como, por ejemplo, escuchar “sin querer” conversaciones de gente muy entendida en todo. Así fue como me enteré de que un parlamentario había planteado la solución para todos los problemas y con eso sedujo mi voto de por vida.
Escuché que iba a hablar con sus amigos del Pacto de Flores no sé qué para poder aplicar la pena de muerte y así nos libraríamos de todos los maleantes que se reproducen como covid mutante por todas partes y que no nos dejan trabajar en paz, ni “hallarnos”, porque tenemos vacunas; ni plaguearnos, porque a traición suben los precios sin que el Chapulín pueda defendernos o porque ya va a comenzar el fútbol.
La solución era tan sencilla que me sorprendió cómo no se le había ocurrido antes esa idea a otro mortal. En mi inocencia imaginaba un país sin bandidos gracias a este visionario prohombre de la patria. Entonces comencé a hacer una lista mental de todos a los que había que liquidar: primero, a los asesinos; segundo, a los violadores; tercero, a los feminicidas... bueno esos eran asesinos, así que ya estaban en la lista, así que apliqué el borrador mental.
¿Tercero? ¿Merecerían ir a la cámara de gas los ladrones? Ahí se complicaba la cosa. No era lo mismo robar un caramelo que robar en la pandemia o estar en el Parlamento negociando con el almuerzo de los niños.
Me pregunté si mi visionario político metería en su lista a sus colegas ladrones. Mi subconsciente me respondió que no, entonces desilusionado le retiré mi voto sempiternum.
¿Quién más? Ahí chispeó algo y se me ocurrió que los corruptos también merecerían la horca... pero nos quedaríamos sin empleados públicos, sin profesionales, sin religiosos rovamokói, sin sindicalistas, sin maestros, sin zorritos, sin policías, sin abogados... sin ciudadanos. No. Los corruptos eran demasiados.
Otra chispa y mi cerebro ya olía a quemado, pero bien valía la pena, porque esta vez se me ocurrió que en primer lugar debería haber colocado a los secuestradores. ¡¡¡Síiii!!!! Esos hijos de mil que no se contentan con sus parcelas de marihuana que trabajan tan honestamente y salen a pedir plata a cambio de la libertad de los ciudadanos. No digo que a algún inocente cristiano no le caería bien que se llevaran a su suegra, aunque con contrato privado y con garantía de devolución, no como ocurre en realidad, de la manera más salvaje y despreciable, con la vida de los rehenes truncada por siempre si regresan o enterrados en alguna tumba sin nombre.
Sí. Esos desgraciados ocuparían el primer lugar de la lista. Todos los que secuestran deberían ir al paredón. Ya sea por tener un rehén, o dos, o todo un país. ¡Plop!
Otra vez marcha atrás. Si entraban en la lista negra los que secuestran un país... ¡nos quedábamos sin políticos! Bueno, por algo se murmura que varios son de hecho amigos de los secuestradores. Así que donde huele a humo (y no mi cerebro) cenizas quedan, o algo se quemó. Amén.
Otra cosa. ¿El asesino que mata a dos personas debe recibir la misma pena de muerte que el que mató una sola vez? Ese sería otro problema. ¿Debería ser más piadosa la ejecución de un asesino inexperto que la de un múltiple? ¿Qué pena merecería el asesino de una persona y cuál el responsable de 13.500 muertes? No quise saber la respuesta porque me iba a meter en líos.
Bueno, para estar en onda y siguiendo el mismo “hilo”, como dicen ahora los tuiteros en vez de como antes que le llamaban “tema”, desarrollar esto de la pena de muerte se volvía un poco más profundo de lo que imaginaba.
Así que ya no pensaría más en la lista de “ganadores”, sino en cómo darles “el premio”.
Alguna vez leí que en China se les arrodillaba a los funcionarios corruptos y les disparaban en la nuca. Varios (muchos) se contagiaron de la misma enfermedad, pero al final la cura resultó y el virus de la tentación se redujo casi completamente. Hoy prevalece la honestidad.
En las películas de vaqueros a los ladrones de caballo se les colgaba en la horca, en Francia prefirieron la guillotina y en EEUU la silla eléctrica, el fusilamiento y hasta la más “humana” inyección letal.
Pero una cosa es escoger el método y otra muy distinta es realizar la ejecución. Si cuestionamos la bajeza de los asesinos al matar a sus rehenes, no seríamos muy diferentes al quitarle la vida a un ser humano que se encuentra atado y sin poder defenderse, de la forma que sea.
El que ha presenciado la muerte de una persona entiende la grandiosidad de ese hecho. No tiene vuelta atrás. Es para siempre. Y no sé quién tiene el derecho de tomar tal decisión.
Bueno, serían los jueces, como se estila en varios países. El problema es que los nuestros están en la categoría de corruptos, así que ellos mismo no se firmarían su propia sentencia.
¿Quién tiene derecho a matar?
Tal vez los familiares de las víctimas de los asesinados. O los que fueron violados. Otros pueden arrogarse el derecho, pero con su supuesta probidad no les alcanza.
Una frenada brusca me volvió a la realidad. Mis chismosos compañeros hacía rato se habían bajado del colectivo. Me habían dejado solo con el problema, así que reinicié la lista: choferes de colectivos... mejor los transportistas, ellos son peores que los choferes. No hay que olvidar a los que remarcan precios y a los que suben los combustibles...
Médico se declarará culpable por muerte de estrella de “Friends”
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Los Ángeles, Estados Unidos. AFP.
El médico sospechoso de sacar provecho de la adicción a la ketamina del actor Matthew Perry, estrella de la serie “Friends”, antes de su muerte por sobredosis en 2023 aceptó un acuerdo para declararse culpable, informó el Departamento de Justicia de Estados Unidos. El principal médico procesado en este caso, Salvador Plasencia, planea declararse responsable de distribución de ketamina “en las próximas semanas”, indicó el lunes la fiscalía en un comunicado.
Por ello, enfrenta hasta 40 años de prisión en una cárcel federal. Un segundo médico de Los Ángeles, Mark Chavez, ya admitió haber contribuido ilegalmente a suministrar ketamina al actor y podría pasar hasta 10 años tras las rejas. Perry, famoso por interpretar al sarcástico Chandler Bing en “Friends”, había hablado públicamente sobre sus problemas de adicción, pero su muerte a los 54 años conmocionó a las legiones globales de fans de la serie.
El actor estadounidense-canadiense consumía ketamina bajo supervisión médica como parte de sesiones de terapia contra la depresión que sufría. Pero este anestésico legal a veces se utiliza con fines estimulantes, y volvió a consumirlo descontroladamente en 2023. Su recaída lo llevó a caer en las manos de médicos “sin escrúpulos”, según los investigadores.
El doctor Plasencia está acusado de haber desempeñado un papel central en este caso, aunque no fue él quien proporcionó la ketamina que mató al actor. Este médico se habría aprovechado del comediante enfermo, según la fiscalía. “Me pregunto cuánto va a pagar este idiota”, escribió Plasencia en septiembre de 2023 en un mensaje de texto recuperado por los investigadores.
El acuerdo de culpabilidad difundido el lunes destaca que Plasencia recibía la droga del doctor Chavez e iba personalmente al domicilio de Perry a inyectarle ketamina o dársela al asistente de la estrella. En total, Plasencia “distribuyó 20 frascos” de ketamina al actor en unos quince días en el otoño boreal de 2023, según la fiscalía.
Las autoridades habían dicho antes que los frascos de ketamina costaban alrededor de 12 dólares para los médicos involucrados, pero eran vendidos a Perry por “2.000 dólares”. Perry fue encontrado inconsciente en un jacuzzi en su casa de Los Ángeles el 28 de octubre de 2023. El informe forense concluyó que falleció por una sobredosis accidental de ketamina.
Cinco sospechosos están siendo procesados por su participación en la muerte de Perry. Además de Plasencia y Chávez, otra imputada es Jasveen Sangha, una traficante de drogas conocida en Hollywood como la “reina de la ketamina”. Esta ciudadana estadounidense-británica vendió el frasco de ketamina que mató al actor y enfrenta cadena perpetua. Se declaró no culpable. El asistente personal de Perry, Kenneth Iwamasa, y un intermediario, Eric Fleming, ya aceptaron declararse culpables.
“Friends”, emitida entre 1994 y 2004, se convirtió en un verdadero fenómeno cultural. Las peripecias de un grupo de amigos en Nueva York que entran en la adultez marcaron a toda una generación de espectadores. Pero detrás de cámaras, Perry escondía una gran angustia tras su jovial personaje de Chandler. Luchó durante mucho tiempo contra su adicción a los medicamentos y al alcohol.
En sus memorias publicadas en 2022, confesó haber seguido 65 sesiones de rehabilitación, que le costaron más de 9 millones de dólares. También se sometió a varias operaciones quirúrgicas relacionadas con sus problemas de adicción a las drogas, incluida una intervención de siete horas en el colon en 2018. “Debería estar muerto”, llegó a decir.
En una aparición en televisión poco antes de su muerte, el actor sorprendió a la audiencia al admitir que sufría de una grave ansiedad “todas las noches” durante el rodaje de “Friends”. En las memorias, tituladas “Friends, Lovers and the Big Terrible Thing”, Perry describió cómo se desintoxicó decenas de veces. “Llevo casi sobrio desde 2001”, escribió, “salvo por unos sesenta o setenta pequeños percances”.
Israel agradece el apoyo de Peña en la crisis con Irán
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La Embajada de Israel en Paraguay emitió un comunicado oficial este viernes en el que respalda la reciente operación militar lanzada por su país contra objetivos nucleares en Irán, argumentando que se trata de una acción preventiva ante una amenaza “clara, creciente e inminente” contra la existencia del Estado israelí.
“Israel actúa ante una amenaza nuclear que pone en riesgo su existencia”, afirmó el embajador Amit Mekel, al tiempo de subrayar que el objetivo de la operación es neutralizar las capacidades militares del régimen iraní relacionadas con el desarrollo de armas nucleares.
En el comunicado recordaron que el líder iraní manifestó en reiteradas ocasiones su intención de eliminar a Israel, a la par de avanzar con un extenso programa nuclear al que califican de clandestino y militar.
“No podemos permitir que el régimen iraní tenga un arma nuclear”, sostuvo un portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) en el mensaje oficial.
Según datos del Estado israelí, Irán acumuló suficiente uranio enriquecido como para más de nueve bombas atómicas, una tercera parte de ese material producido en apenas tres meses.
Israel asegura que estos avances se dan en paralelo a negociaciones diplomáticas, lo que, a su entender, deja en evidencia “la mala fe y las verdaderas intenciones” del Gobierno iraní.
“El ritmo acelerado del desarrollo nuclear iraní representa una amenaza inmediata que Israel no puede ignorar”, añade el comunicado, que destaca que la operación militar es de carácter “preciso y limitado”, dirigida exclusivamente a instalaciones estratégicas y componentes vinculados al programa nuclear iraní. Aclara que se tomaron todas las precauciones posibles para evitar daños colaterales a la población civil.
La Embajada de Israel en Paraguay expresó su “profundo agradecimiento” al presidente de la República, Santiago Peña, y al Gobierno nacional por el “firme respaldo y solidaridad” con el Estado de Israel en este contexto de crisis regional.
“La boda del siglo”. El 29 de julio de 1981. Carlos, el príncipe de Gales y Diana Spencer, en el carruaje 1902 State Landau, recorren las calles de Londres. La fantasía de millones con “sus altezas reales” solo duró 5.509 días
Vida, muerte, fantasía, ilusión, deseo… pulsiones y condición humana
Ricardo Rivas
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Ricardo Rivas
Periodista
X: @RtrivasRivas
Fotos: Gentileza
Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
“¿Fantasear o desear...?”. Ese era el dilema que, en frecuentes charlas de café, proponía un tan veterano como anónimo polemista que habitaba, cuando la tarde agonizaba, algunas de las selectas mesas en el mítico café La Paz, en la esquina de la avenida Corrientes 1593, cuando esa arteria cordial se cruza con la calle Rodríguez Peña, muy cerca del Obelisco, en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción.
Era los años 70, en el siglo pasado. Enfrente –justo en diagonal– intentaba competir el bar Ramos. En concurrentes habituales estaban cabeza a cabeza. Inolvidables, por cierto. Pero el caso es que, luego de encender la polémica con aquel interrogante, con impostado tono académico, intentaba, aquel sanatero, zamarrearnos.
¡Me parece verlo! Acomodaba prolijamente los dos o tres libros de Sigmund Freud o de Foucault que siempre llevaba con él y lentamente –como buscando las palabras más adecuadas– iba al punto. Fumaba tabaco inglés en una pipa muy gastada y sobre su prominente nariz montaba espejuelos redondos tonalizados verde oscuro.
“El tío Segismundo –ironizaba mientras revoleaba sus manos refiriéndose a Freud– cuando compartíamos algunos puros con amigos en el Café Frauenhuber, en la inolvidable Viena, nos explicaba con claridad, jóvenes amigos, palabra más, palabra menos, que solo fantasean las personas insatisfechas”.
PULSIÓN
Lo seguíamos en silencio. Algunas veces –como la ignorancia nos impedía responder y/o, mucho menos, poner alguno de sus dichos en duda, hacía una pausa que disfrutaba y, si la memoria no me falla, en aquel caso puntual remató: “Cada fantasía surge de una pulsión para cumplir con un deseo insatisfecho, muy deseado, que corrija la realidad”.
Nunca recuerdo su nombre. En verdad, no tengo claro si alguna vez lo supe. Pero sí, sus anécdotas con pretensiones académicas y que se definía como “un libre pensador, diletante”. ¡Nos maravillaba! Aunque –debo admitirlo– teníamos dudas que no confesábamos sobre su presunta sabiduría por aquello de que entre los ciegos un tuerto es rey.
“¡Déjese de joder, farfullante…!”, recuerdo que le dijo –indisimuladamente molesto y a voz en cuello– un reconocido profesional y estudioso freudiano, de quien exclusivamente consignaré sus letras iniciales (G.G.), que incontenible por lo que también escuchó abandonó su café en una mesa cercana y lo increpó sin miramientos.
Un pesado silencio cubrió todas y cada una de las mesas. El increpado no atinó a responder. Se retiró cabizbajo –con sus tres libros bajo el brazo– enmudecido y sin plantarle cara. El increpante nos miró, se disculpó “por interrumpir la conversación sin que nadie me llame” y fue al punto: “Simple y sencillo, muchachos. La fantasía tiene que ver con el imaginario. Con lo que creemos o sabemos que muy difícilmente suceda. Con aquello que suponemos imposible y que, de alcanzarlo, imaginamos sería placentero, pero sabemos que no podrá ser. Desear es converger la fantasía con la realidad más deseada en algún momento de tu vida. ¡No entender esa diferencia es grave… y, pretender explicar desde la ignorancia y la confusión, no lo puedo dejar pasar!”.
Renovó su disculpa y volvió a su mesa. “Como una escuela de todas las cosas...”, como nos enseñó Discépolo cuando escribió aquel tangazo que llamó “Cafetín de Buenos Aires”, así era el bar La Paz. Fantasías. Deseos. Ilusiones. Me atrevo a añadir que, como entonces, en estos tiempos de imágenes exacerbadas y exacerbantes que circulan y atropellan en los avasallantes ecosistemas digitales que facilitan las comunicaciones reticulares contemporáneas, aquellas –junto con la vida y la muerte– emergen como inevitables pulsiones incrustadas en el día a día de nuestros días.
OXÍMORON
Claramente, forman parte de la condición humana. Pese a que, con el correr de los tiempos y a la democratización de las monarquías (¿oxímoron?), con mucho menos frecuencia que algún tiempo atrás y, en aquel contexto, escuchar decir “vida de príncipes”, sorprende porque pareciera ser una expresión que cae en desuso.
Aun así, hay quienes insisten con ella cuando se procura producir sentido respecto de alguna persona que –a juicio de quien así se expresa– tiene allanado el acceso a poderosos y poderosas o cuando dispone de bienes materiales en abundancia o cuando no debe preocuparse por necesidades que –como tales– sí lo son para la mayoría de la humanidad.
En ese contexto, tampoco el futuro debiera ser preocupante para quienes tienen –siempre a la vista de las otredades– tránsitos principescos o, acaso, propios de las realezas. Hambre, desocupación, falta de salud, de educación. En aquel contexto, se suponen alejados de aquellos y aquellas minorías vistosas. Sentires y decires. Pareciera, incluso, que nada ni nadie está exento, alguna vez, de emitir esos juicios o ser depositario de ese tipo de expresiones.
Hasta la muerte –en ciertas ocasiones, por la forma en que se produce y a quien afecta– hace que no sean escasas las voces que se atreven a afirmar que Mengana o Fulano “murió como un príncipe”. En el siglo XIX y buena parte del XX era frecuente que así se significara la partida de este mundo cuando las y los finados eran considerados socialmente como “patricios” o “ricos”.
Curioso, por cierto. Y tanto lo era (y es) que vaya a saber a quién y en qué situación tuvo la lucidez para destacar que “al final de la partida, reyes y peones vuelven a la misma caja”. ¿Sabiduría popular? Tal vez.
LA BODA DEL SIGLO
Aún recuerdo cuando el 29 de julio de 1981 –la tele satelital cuando el mundo era mundial y para nada global– puso “en el aire” (vieja expresión de uso común en la radiotelefonía de entonces, hoy casi olvidada), desde la catedral de San Pablo, en Londres, la que fue llamada como la “boda real o del siglo” porque, aquel día, el príncipe Carlos (32) –hijo primogénito de Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), la reina Isabel II del Reino Unido y de la Commonwealth desde 1952 hasta su muerte– contrajo matrimonio con la joven aristócrata llamada Diana Spencer (20).
Cerca de 800 millones de televidentes lo vimos. “¡Parece un cuento de hadas...!”, escuché decir a dos mujeres que – como otros muchos, frente a una vidriera colmada de televisores– vimos pasar a Carlos, por entonces príncipe de Gales, y Diana recién casados, a bordo del 1902 State Landau, como se conoce al carruaje que, en aquel año, el rey Eduardo VII –tío del contrayente– ordenó construir para ceremonias relevantes.
En la Argentina, desde poco menos de tres años, teníamos tele en colores. La novia, tanto en el ingreso a San Pablo –luego de descender junto con John, su padre, VIII conde de Spencer, de un carruaje vidriado– como en el momento en que salió de esa catedral con su esposo convertida en “alteza real”, tuvo que detenerse varios minutos para que las “damas de honor” acomodaran la cola de su vestido “de casi ocho metros de largo”, relataba la transmisión oficial.
¡Hermoso para ver! Un año y 22 días después –el 21 de julio de 1982– se anunció el nacimiento del príncipe Guillermo, heredero de la corona británica. El 15 de setiembre de 1984 –setecientos ochenta y siete días después que su hermano mayor– nació el príncipe Enrique.
Sin embargo, y como sostiene el dicho popular, “no todo lo que reluce es oro”. El 28 de agosto de 1996 –cinco mil quinientos nueve días después de aquella boda principesca– Diana y Carlos se divorciaron. Con el paso del tiempo la fantasía pública trocó en públicos desatinos vinculares. La princesa descubrió y confirmó que el príncipe tenía como amante a Camilla Parker-Bowles, una amiga de la Casa Real. ¡Crisis!
MULTITUD
Carlos pasó –para muchas y muchos– a ser el “realmente odiado”. Diana, en el transcurso de 1995, decidió no ocultar la situación. Habló con la BBC, la tele pública en el Reino Unido. “¿Cree que Camilla Parker-Bowles fue el factor que desencadenó el fracaso de su matrimonio?”, preguntó el periodista Martín Bashir a “su alteza real”. La respuesta fue simple, breve y clara: “Bueno, éramos tres en mi matrimonio. Y eso es una multitud”. El 31 de agosto de 1997, Diana, Dodi Al-Fayed (1955-1997), multimillonario egipcio, y el chófer, Henri Paul, murieron en un accidente de tránsito ocurrido en el interior del túnel del Pont de l’Alma, en París.
Los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji) sorprendió a los exploradores occidentales y desde aquellos tiempos es polo de atracción hasta nuestros días
Aquel príncipe, Charles Philip Arthur George (77), desde el 8 de setiembre de 2022, es Carlos III, rey del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones. Camilla Rosemary Shand, luego Parker-Bowles (78) –la tercera de aquel matrimonio principesco que “era multitud”, como lo sentenció Diana, “la princesa del pueblo”, como la categorizó para siempre el ex primer ministro Tony Blair, el 31 de agosto de 1997– es reina consorte.
Fantasías. Deseos. Ilusiones. Condición humana. Fantasías. Deseos. Ilusiones. “Cambia, todo cambia”, canta como nadie Mercedes Sosa. Los khasi –una minoría étnica originaria que habita en el estado de Meghalaya, noreste de la India desde antes de las invasiones dravídicas pobladoras del sur en ese mismo país– desconocen quiénes de sus antecesores y cuándo comenzaron a orientar las raíces de los árboles para construir con ellas “puentes vivientes”.
Lejos de aquellas selvas inigualables, recién se supo algo de los que se conocieron entonces también como “los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji)”, cuando era avanzado el siglo XIX. Los exploradores occidentales se asombraron con aquel descubrimiento. En La Sociedad Asiática, un histórico periódico que se publicaba en Calcuta en 1844, se consignó la información. Desde aquellos tiempos, es polo de atracción hasta nuestros días.
“AMOR RECÍPROCO”
Hacia allí, unas tres semanas atrás, partieron en luna de miel el príncipe Raj Raghuvanshi (21) y la princesa Sonam Raghuvanshi (24). Eran marido y mujer porque sus madres –en esa sociedad matrilineal– así lo acordaron. Ambos pertenecían a la misma clase social y casta. Aquel enclave natural que, además, con unos 12.000 milímetros de lluvias anuales es, según Guinness, el lugar más lluvioso de cada año, era perfecto para manifestarse amor recíproco sin interferencias. La actuación crucial de la mehndi, la celebración musical previa, la ceremonia principal, la fiesta posterior quedaron atrás.
Me explican –por Whatsapp, desde Nueva Delhi, tres diplomáticos chimenteros que me pidieron anonimato– que los fastos nupciales se extendieron por cuatro días. Las dos familias en estado de tranquilidad. Espiritual, social y económico. No faltó nada. Se observaron todos los rituales. Homa (la ofrenda al fuego) se concretó. El Panigrahena, los unió como nunca antes. Las siete vueltas al fuego –el Satapadi– hizo celebrar a muchas y muchos, sonreír a las y los más refinados y desear, ilusionarse... soñar, a otros y otras.
El príncipe Raj Raghuvanshi con la princesa Sonam Raghuvanshi. ¡Que vivan los novios!
Samskara se instaló en la flamante pareja. Luego, silencio. Los días pasaban y... más silencio. Pero irrumpió la angustia. Primero en el que fue el pueblo de ambos, luego en la provincia, la región y, finalmente, en todo el país. “¿Dónde están?” “¿Qué se sabe?”. La falta de novedades fue parte de las informaciones de la agencia de noticias nacional. Se iniciaron las búsquedas. Los supuestos ganaron el espacio público. Las ideas conspiranoides de poderosos y poderosas ingresaron en los circuitos informativos.
Nadie respondía a las incesantes llamadas a los móviles de Raj y Sonam. La policía y los servicios de inteligencia de la India los monitoreaban inútilmente. También el de uno de los hermanos de la princesa. ¡Nada! Pero, cuando nadie lo esperaba, todo cambió. El domingo pasado aquella novia obediente de los acuerdos y mandatos familiares que se mostró alegre, ilusionada, ante los unos y los otros; que fue objeto de los comentarios de sus vecinos e incluso blanco preferente a la vista de aquellas y aquellos que por ser de clases inferiores o de castas poco respetables no debieran haberla mirado, trocaron interrogantes y angustia sociales.
DIMES Y DIRETES
Desde algunos anocheceres en las sacudidas calles de aquel país con 1.400 millones de habitantes, se sabía por trascendidos –que más tarde se confirmaron– que el cadáver de Raj fue encontrado y recuperado de las profundidades de un precipicio con abundante vegetación. Fue el momento de los dimes y diretes. Se conoció el escabroso detalle de que el cuerpo lo encontraron con el cráneo partido con dos golpes duros aplicados con algún objeto contundente y cortante.
¡Horror! Rescatistas e investigadores tuvieron la convicción de que fue asesinado. Así lo dejaron trascender. No murió como un príncipe. Pero las honras fúnebres sí lo fueron para despedir a su alteza real. Sonam, esposa por un breve tiempo –geolocalizada desde el momento en que se comunicó con uno de sus hermanos– supo por quienes la hallaron que era viuda.
Gritó. Se ahogó en llanto. Insistió con el deshilachado argumento de que fueron víctimas de secuestro. Pero no tenía una coartada que generara, por lo menos, una duda. También supo que Rai Kushwaha, un chófer a su servicio, estaba preso en otra celda. Fue apresado en su pueblo natal, Madhya Pradesh. Contrastaron sus respuestas. Eran amantes desde tiempo antes de que Sonam y Raj protagonizaran una boda principesca.
Como en el caso de Carlos y Diana –con Rai– también se constituyeron en multitud. El amante capturado también confesó. Señaló a los tres criminales que asesinaron al príncipe –sus cómplices– a los que convenció para que ejecutaran al joven esposo de la mujer que también amaba.
Los sicarios fueron apresados. Abrumados, admitieron. La exprincesa viuda dejó de ser víctima para ser victimaria. La justicia la acusa de ser quien incitó a su frustrado enamorado de la necesidad de asesinar a Raj. Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
El presidente de la República, Santiago Peña, afirmó que el Mundial de Rally de la FIA (WRC) será un punto de inflexión para el automovilismo en Paraguay
El ueno Rally del Paraguay, que este año marca su histórico debut en el calendario del Campeonato Mundial de Rallies de la FIA, dio un paso clave en su organización con la publicación oficial del Rally Guide, documento fundamental que reúne toda la información preliminar del evento.
Además, se anunció que el rally ya cuenta con su canal oficial en la app Sportity, una plataforma que será utilizada como tablero oficial digital del evento. A través de esta aplicación, equipos, medios, oficiales y fanáticos podrán acceder en tiempo real a documentos, comunicados y actualizaciones durante toda la competencia.
La app Sportity está disponible de forma gratuita y se puede descargar para dispositivos Android desde Google Play Store y para iOS. Al canal del evento en Sportity puede accederse con el código WRCPAR25.
El anuncio refuerza el profesionalismo y la visión internacional con la que Paraguay encara este hito.
“Paraguay recibe al WRC con los brazos abiertos. Desde el corazón de Sudamérica, estamos muy orgullosos y entusiasmados de ser anfitriones por primera vez de una fecha del Campeonato Mundial de Rally de la FIA (WRC). Un logro que no llega por casualidad, sino que es el resultado de años de pasión y de un vínculo auténtico entre el pueblo paraguayo y el automovilismo. Será un punto de inflexión para el automovilismo en Paraguay y una oportunidad para que el mundo descubra el verdadero potencial del tesoro mejor guardado de Sudamérica: un gigante dormido, lleno de energía, historia y personas únicas que está a punto de despertar”, dijo Santiago Peña.
El Rally del Paraguay 2025 se correrá por caminos de Itapúa del 28 al 31 de agosto y promete dejar una marca en la historia del WRC como en el corazón de los fanáticos del rally mundial.