Dos campañas sacuden a la sociedad argentina. Desde hace pocos días, cuando la vicepresidenta Cristina Fernández, en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, acompañada del gobernador Axel Kicillof, con un encendido discurso marcó el inicio informal de la campaña electoral que tendrá su primera etapa el domingo 12 de septiembre, cuando se realicen las elecciones primarias abiertas simultaneas y obligatorias (PASO), la totalidad de los aparatos partidarios se pusieron en movimiento. Con intensidad. Nadie quiso esperar un segundo más. Cristina, activó la luz verde.

Todas y todos, acataron y, con ese acatamiento, la fragilidad del círculo en el que se mueven las y los actores públicos, se quebró. Como la enigmática llave de mandala que canta Fito. Aunque quienes se lanzaron a la búsqueda de lugares en las listas electorales con premura, para ser candidatas o candidatos, “no” parecen conformarse ni contentarse con juntar “margaritas del mantel”. No, de ninguna manera. La inocencia –que implica la candidez- la extraviaron y, por lo que se sabe, nunca denunciaron la pérdida. La historia de Roma, en la antigüedad y Luis Melnik, un grande de la publicidad fallecido tres años atrás, en un libro al que tituló “Diccionario Insólito”, explica que los “candidatus” -vocablo latino- “vestían de cándido”, de blanco y, por ello, así se llamaba a “las personas que buscaban nominaciones para una posición o que se presentaban para obtener aceptación oficial en una entrevista o examen”.

Detalla, que así se vestían “para que todos los ciudadanos los pudieran ver para analizar su conducta y su moral”. Añade que “los que procuraban un alto cargo entre los romanos –por ejemplo, cónsul- vestían túnicas sueltas blancas” y que, “eran abiertas para que se pudieran ver sus cicatrices, huellas de combate” y, de ese color -que los que saben sostienen que “es la suma de todos los colores”- para demostrar con ello “fidelidad y humildad”. Por si alguna duda queda, Roma, la “Ciudad de las Siete Colinas”, como también se la llama y conoce, quedó atrás. Muy atrás. Pero, para no llorar sobre la leche derramada –o sí- veamos cuáles son algunos de los temas más visibles a los que se deberán abocar las y los postulantes. Por sobre todo, la evolución de la pandemia que, hasta el mediodía de ayer –según los datos oficiales- da cuenta de 4,393 millones de contagios. De ellos, 4,010 millones, se recuperaron. Sobre la “campaña de vacunación más grande de la historia”, como la denominó el ex ministro de Salud, Ginés González García en el primer semestre del año pasado, la estadística reporta que con el esquema de inoculaciones completo, se encuentran 3,91 millones de personas. Con el esquema incompleto [una dosis], 15,831 millones. La matemática indica, entonces, que es necesario inocular aún, con dos dosis a 15,250 millones. La situación es preocupante porque la muerte avanza. En abril pasado, las personas fallecidas eran 60 mil. El sábado último en la noche, 92 mil 317. La guadaña, parece ser más veloz que la jeringa. La economía no arroja mejores números. Cuarentenas y confinamientos tienen alto impacto negativo sobre el aparato productivo. Inflación, salarios, desempleo, precarización laboral, lideran las preocupaciones sociales. A las que se agrega la corrupción. El precio del dólar estadounidense en el mercado ilegal [blue] abrirá las operaciones este lunes en $174 por unidad. El oficial, en el Banco Nación, $100,50. La brecha entre ambos precios, exime de comentarios para los que viven de magros salarios o subsisten en la informalidad laboral. En este contexto, las inequidades crecen y se advierten con claridad. Los y las legisladoras argentinas se autoconcedieron un incremento en sus ingresos del 40%. Para que quede claro.

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En este país pauperizado, senadores y senadoras de la Nación, anualmente, cobrarán 4,380 millones de pesos [unos US$ 43.591,44]. Diputados y diputadas 4,346 millones de pesos [cerca de US$ 43.250,62]. Fernanda Vallejos, diputada del oficialista Frente de Todos (FdT), explicó la razón del aumento: “Tenemos el salario más bajo de toda la región, casi que da vergüenza”. Desde el 1 de marzo pasado, el salario mínimo, vital y móvil en este país, para trabajadores y trabajadoras, es de 21 mil 600 pesos [casi US$ 215]. Sin acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ni con el Club de París para refinanciar deuda pública, el gobierno se notificó la semana pasada que según la evaluadora de riesgos estadounidense MSCI –referencia ineludible para los inversores globales- Argentina fue categorizada como mercado “standalone”.

En la región, esa categorización también la tienen Panamá, Jamaica y Trinidad y Tobago. Atrás quedó la calificación de “país emergente” sin haber pasado por la de “país de frontera”. Las consultas realizadas por este corresponsal con economistas y académicos que exigieron no ser identificados “para no tener problemas”, fueron sintéticas: “Estamos game over”, dijo una de las consultadas. “Siamo in forno”, dijo otro. Un diccionario inglés-español, que entre otras acepciones señala que “standalone” es sinónimo de “self-governed”, explica que es un país “autogobernado”. Estamos solos. En el mediodía de ayer, el presidente Alberto Fernández, junto con los 24 gobernadores y gobernadoras, rindió homenaje a los poco más de 92 mil muertos por la pandemia de SARS-CoV-2. “Esta es una ceremonia de recogimiento y reflexión en homenaje a las personas fallecidas por el covid 19”, dijo el mandatario. En ese contexto, sostuvo que “lo mejor que podemos hacer como sociedad es que tanto pesar se vuelva fuerza e impulso para construir el futuro de nuestro país, con diversidad y sin divisiones irreconciliables”. Desde esa perspectiva exhortó: “Cuidemos a la Argentina, cuidémonos entre todos y todas, juntos y juntas derrotaremos a la pandemia”. Sonó a campaña. ¿Era necesario? Alberto F., es rockero y violero [guitarrero]. Volvamos a Fito: “Todo lo que diga está de más/Las luces siempre encienden en el alma”.

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