• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

Los resultados de las elecciones municipales, en el caso de la ANR, a lo que hay que sumar autoridades partidarias, en el caso del PLRA, implicarán necesariamente un reacomodo de fuerzas.

Con una elección de la mesa directiva de la Cámara de Senadores pendiente de resolución, vacancias proyectadas en la Defensoría del Pueblo, en la Corte Suprema de Justicia y todo lo que implica liderar distritos importantes, en cuanto a su peso electoral es de esperar que se vea claramente la emergencia de nuevos liderazgos, en algunos casos y la solidificación de los mismos en otros. Implicará también que esos nuevos liderazgos logren acceder a un lugar en la mesa de conversación ya con vistas al 2023.

El elemento resaltante es la incorporación de jóvenes entrando a competir en cargos electivos y partidarios, mucho se cuestiona a los partidos políticos sobre que no logran leer ni escuchar la agenda de la ciudadanía. Sin embargo, una juventud activa y un importantísimo caudal de candidatos de alguna manera invalida esa llamada desconexión entre partidos políticos y la gente.

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Estas elecciones internas que se vieron ayer si bien es cierto no son definitorias, pero sí ayudan a visualizar mejor un escenario que se mostraba incierto, aún faltan las de octubre que, por las características de la pandemia, podrían darse en otro escenario tanto sanitario, como social y por ende también político. Otra cuestión que podrá vislumbrarse de acá hasta octubre es la capacidad de curar heridas en aquellos distritos donde hubo internas entre los principales movimientos de la ANR. La historia nos dice que lo usual es que se logren acercamientos entre las partes.

La política, esta mala palabra que empieza con p y termina con a, nos mostró que aun con una cantidad de elementos en contra, sigue vigente como mecanismo catalizador de las expectativas de la gente.

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