• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

Las vacunas contra el covid-19 están dejando en evidencia las desigualdades sociales, tanto al interior de los países entre los ciudadanos, como entre países más y menos desarrollados. La brecha se sigue ahondando y las cifras en lo sanitario y económico, así como la capacidad de recuperación de esos países son brutales testigos.

Algunos, inocentemente, plantean el asunto de las vacunas como un tema sanitario. Craso error. Las vacunas son, cuando no, un tema político; o de geopolítica, más precisamente. Los grandes jugadores: China, Estados Unidos, Rusia e India despliegan toda su maquinaria de inteligencia y diplomacia y lo hacen con base en sus intereses geopolíticos, no por solidaridad. De todos ellos, el que ha demostrado más know how es, sin duda alguna, China, que gracias a un muy elaborado plan fríamente desplegado desde hace décadas por el Comité Central del Partido Comunista, ha visto la pandemia como una oportunidad de profundizar lealtades conquistadas con anterioridad o de ampliar influencias en países hasta ahora reticentes a la superpotencia del Oriente.

En esta parte del mundo, el consulado de San Pablo en Brasil es la plataforma que opera para extender esos tentáculos. En Paraguay, el Frente Guasu, capitaneado por Fernando Lugo es la agrupación política que mantiene contactos con esta oficina y permanentemente articula iniciativas legislativas y políticas para colaborar en un antiguo objetivo chino: romper la relación de confianza que Paraguay tiene con la hermana Taiwán. Salvando las distancias, un escenario similar puede verse con Rusia, el Fondo Ruso y el Instituto Gamaleya, con el ofrecimiento de fraccionar vacunas en Paraguay. Pasa que también es una cuestión de producción y de escala, y eso le juega en contra cuando hablamos de un mercado pequeño como el nuestro. Esto debe dirimirse de presidente a presidente y al parecer hay dudas para dar ese paso que podría tener repercusiones en la relación de Paraguay con uno de sus aliados más importantes, como lo es Estados Unidos.

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Luego de meses de intenso lobby tanto de China como de Rusia en esta parte del mundo, la administración de Joe Biden reacciona con un ofrecimiento de 80 millones de dosis para donar a terceros países, obviamente Latinoamérica es uno de los objetivos. Un poco más lenta la Comunidad Europea anunció similar acción para fines de este año.

Estos son apenas algunos elementos para ratificar que las vacunas son una cuestión que tienen más de fría política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, que de una cuestión puramente sanitaria.

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