• Por Jorge Torres Romero
  • columnista

El 31 de julio del 2019, cuando se dio la detención de Darío Messer en San Pablo, la Policía Federal del Brasil se incautó de una serie de elementos; entre ellos, el teléfono celular del detenido. Messer borraba sus conversaciones, pero hacía captura de pantalla de las charlas de las que le interesaba tener registro.

A partir de ese teléfono, la policía brasileña intenta armar un rompecabezas sobre el contenido de imágenes de conversaciones y desarrolló escenarios posibles, es decir, hipótesis.

En el celular de Messer encontraron la famosa carta escrita de puño y letra cuyo destinatario era el ex presidente Horacio Cartes. En el escrito el brasileño le relataba a Cartes toda su odisea en la clandestinidad y le pide prestado US$ 500 mil para pagar a sus abogados y seguir su proceso judicial.

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En octubre del 2019, la Policía Federal del Brasil entrega copia de un informe preliminar a las Fiscalía de ese país. En el informe preliminar, aparecen varios nombres con quienes Messer tuvo trato durante el tiempo en que se mantuvo en cautiverio. Esas personas, automáticamente pasaron a la categoría de sospechosas.

Casi en forma inmediata, uno de los grupos de los jóvenes fiscales sedientos de protagonismo en el caso Lava Jato tomó intervención y formuló imputación en un escrito basado en las hipótesis preliminares de la policía brasileña.

Este mismo grupo de fiscales recurre al juez Marcelo Bretas, quien en forma inmediata emite una orden de captura para los señalados y arrancó el circo de la “operación patrão”.

El 21 de noviembre del 2019, me tocó entrevistar personalmente al fiscal Stanley Valeriano, uno de los 11 fiscales de la causa, quien reconoce que formularon imputación basados en un informe preliminar de la policía de su país y en el contenido de la famosa carta. La presunción que tenían es que se estaba financiando una asociación criminal.

Valeriano dijo que necesitaban tiempo para armar la historia y la carta era la prueba más contundente. Pasaron dos años y no hallaron nada.

En realidad, la famosa carta antes de ser una condena era una prueba en favor de Cartes, que fue exactamente lo que determinó e interpretó el Supremo Tribunal Federal del Brasil. En esa misma carta, Messer aclara para qué quería ese dinero y en el supuesto caso que se haya entregado la plata, eso no constituye delito alguno y dejaron sin efecto la causa.

Lo más llamativo del caso y que corrobora que existió una operación política en el caso es que la Policía Federal del Brasil da a conocer su informe definitivo sobre las evidencias halladas en la captura de Messer y excluyen a Cartes de la lista y a otros señalados en el informe preliminar; sin embargo, los fiscales y el juez Bretas ignoraron dicha conclusión. ¿Por qué le dieron más importancia al informe preliminar e ignoraron el conclusivo?

La cosa se complica ahora para Bretas y algunos de estos fiscales, a partir de la denuncia formulada por el abogado Nythalmar Filho, quien firmó un convenio de cooperación con la Procuraduría General de la República del Brasil. Este abogado entregó audios que comprometen al juez Bretas y a los fiscales del caso Lava Jato en una operación para captar potenciales investigados en el caso Lava Jato.

La confirmación de este hecho desnudaría todo el modus operandi montado para “captar” acusados. La investigación arrancó y se encuentra en una etapa incipiente, pero no descartan que incluso pudieron haberse dado influencias políticas y económicas desde Paraguay para “encontrar” a más involucrados en el sonado Lava Jato. Altos funcionarios de este gobierno estarían metidos en el plan. La justicia brasileña, al igual que la nuestra, necesita una urgente depuración. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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