- Por Jorge Torres Romero
Hace exactamente un mes, desde el Ministerio de Salud y el Ministerio de Hacienda anunciaron una fórmula para ayudar a los familiares de los pacientes con covid-19 internados en UTI que no encontraban medicamentos en los hospitales públicos. Hasta ahora fue solo una promesa que sirvió para descomprimir el reclamo ciudadano, la necesidad continúa.
En ese momento se habló de una especie de “pytyvõ salud”, una propuesta que lleva meses, pero que nunca prosperó. El plan era, mientras no existan medicamentos en los hospitales, subsidiar al paciente, ya que en las farmacias privadas existen esos fármacos.
De los US$ 514 millones, otorgados a Salud, 60 fueron a obras públicas para arreglar, construir, etc. De dicho monto se están haciendo pabellones de contingencia para varios hospitales con una inversión de US$ 13 millones. Para el subsidio al paciente, el objeto de gasto puede nutrirse de parte de estos US$ 60 millones. Esto se solucionaría con una reprogramación presupuestaria.
El ex viceministro Julio Rolón había revelado la fórmula. Bastaba un simple pedido del ministro de Salud al de Obras Públicas, Arnoldo Wiens, para concretar la operación.
Con esto se asiste a pacientes y sus familiares en casos de necesidad a través de ayudas económicas para cubrir costos de insumos y medicamentos que el ministerio debe normalmente proveer y no está pudiendo por el contexto nacional e internacional.
En los últimos días, en entrevistas a familiares de pacientes internados en Ineram, el Hospital Ingavi de IPS y otros centros asistenciales de contingencia, en todos ellos, el panorama era el mismo: una notable falta de medicamentos que obligaba a realizar compras millonarias en farmacias externas e incluso recurrir a compras en farmacias ubicadas en la ciudad fronteriza argentina, Clorinda.
Ante el escenario actual, queda en evidencia que dicha promesa fue solo un recurso desesperado para bajar la tensión de los reclamos sociales por la falta de medicamentos. En el día a día todo sigue igual.
Pero, mientras en Salud se toman su tiempo para resolver situaciones determinantes en favor de la gente, la solidaridad hace su parte. Ahí está el caso del joven Juan Ignacio “Nacho” Masulli. Lo que arrancó con un pedido de donaciones, hoy es una enorme cadena de ayuda para familiares de pacientes internados por covid-19. “Nacho” y su madre Mónica comenzaron sirviendo 20 platos para dos hospitales, ahora llegan a 800 y entregan a 15 centros asistenciales.
“Lo que hacemos no hace que la gente deje de contagiarse, pero sí hace que afronten un poco mejor lo que atraviesan. Es desgarrador ver la situación en la que están esas familias. Hay gente extremadamente solidaria. Estamos entregando 800 platos por día y eso ayuda a que la gente esté un poco mejor”, nos dijo “Nacho” en una entrevista en “La caja negra”.
La iniciativa nació gracias a un tuit en el que hizo el pedido de ayuda. “Desde que lancé el tuit jamás imaginé que iba a tener tanta repercusión y desde ese día la gente no para de escribir, ayudándonos con sus donaciones, ofreciendo su tiempo y su mano de obra. No puedo explicar con palabras lo mucho que me emociona la solidaridad de la gente que cada día se suma más”, relató.
Las donaciones no paran, los platos de comida salen todos los días con un mensaje esperanzador para las familias que aguardan la recuperación de sus seres queridos. Para confirmar las donaciones han habilitado los números (0981) 406-328 (Mónica Masulli) y (0991) 978-157 (Claudia Felip). También está habilitado el DM de la cuenta de Twitter @nachomasulli.
Sin dudas, la crisis sociosanitaria desatada por el covid-19 ha agravado la situación de necesidad no solo de los más vulnerables, sino de todos quienes han tenido o tienen algún familiar en esta situación, por lo que, ante la inacción de las autoridades nacionales, este tipo de iniciativas solidarias es necesario para que las personas que más lo requieren tengan cubiertas sus necesidades básicas de nutrición e higiene. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.