Mientras el Presidente sigue desatinado, sin rumbo ni liderazgo, Cynthia Andrea movilizó a sus vecinos en Campo Grande para una tallarinada a fin de recaudar fondos para los gastos de la hija de ña Nélida, una joven de 36 años, madre soltera, con dos hijos, uno de 6 y otro de 9, intubada por covid-19 en el Hospital Nacional de Itauguá. Ña Nélida gasta por día cerca de G. 500 mil en medicamentos. Le piden desde noradrenalina, omeprazol hasta leucoplast.

Mientras Luis Roberto Escoto, representante de la OPS en Paraguay, nos sigue jodiendo con el cuento de la llegada de las vacunas del mecanismo Covax, don Luis, el guardia de la empresa de seguridad privada del Ineram, improvisó una planilla en su plancheta para anotar los nombres de pacientes y whatsapp de los familiares que están apostados al costado del hospital a fin de avisarles sobre el requerimiento de los médicos y enfermeras.

Mientras algunos ministros del gabinete intentan explicar los alcances del confuso decreto con las nuevas restricciones, vendedores de frutas del Mercado de Abasto arman una olla popular para acercar a los familiares de pacientes que están en las carpas del Hospital de Clínicas.

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Mientras los colorados buscan el discurso adecuado para justificar el sostenimiento al gobierno corrupto e inepto de Mario Abdo, Margarita, una comisionista por ventas de terrenos, puso a la venta su vehículo que usa como herramienta de trabajo para cubrir los costos de internación de don Lucio, su padre que está en el Ineram. Ella es hija única, su madre falleció el año pasado por una complicación de la diabetes.

Mientras el líder del partido político más importante de la oposición ensaya algún video oportunista para subir en sus redes, mi compañera de la sección maquillajes del canal intenta ubicar sus rifas para ayudar a otro compañero que necesita cubrir sus gastos de internación.

Mientras Carmen Villalba, cabecilla del EPP, recibe en el Buen Pastor a operadores de izquierdistas radicalizados, que se disfrazan como activistas de derechos humanos, para diseñar y crear un ambiente de caos y enfrentamiento entre paraguayos, Carol, una ex promotora, en su quinto mes de embarazo pide ayuda en el tuiter para cubrir el costo de la tomografía que le deben hacer a su padre en un sanatorio privado.

Mientras los sanatorios privados te piden un depósito previo para internarte y te obligan a comprar medicamentos solamente de sus farmacias, Estela oferta a precio regalado en sus redes ampollas de remdesivir que adquirió de la farmacia equivocada que no le aceptan en el sanatorio donde tienen internado a su padre.

Mientras medios de prensa se niegan a asumir que pudieron haber cometido errores, como lo cometemos todos los días, desatan un discurso de odio hacia sus propios colegas que solo se hacen eco de la reacción de la gente, las farmacias de Clorinda se rehusan a suministrar medicamentos a paraguayos que acuden desesperadamente en busca de fármacos que acá no hay o por la diferencia de precios.

Cientos de casos todos los días de ciudadanos que la están remando, la pelean día a día en medio de la incertidumbre y la desesperación. No es tiempo de buscar culpables, es tiempo de exigir a cada uno que asuma su responsabilidad y ayudarnos entre todos a vencer esta crisis. Solidaridad: esta es la vacuna que nunca falla. Ya llegará el momento de asumir las consecuencias de nuestros actos. Los paraguayos, como la historia nos relata, venceremos y vamos a salir adelante con coraje y solidaridad. Nadie es tan grande para hacerlo solo y nadie tan pequeño para no ayudar. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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