• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

El fácil juego de palabras para denominar a esta historia de los “chinos generosos”, que nos tienen reservados a los hermanos paraguayos 14 millones de vacunas, es demasiado obvio. Lo que no es obvio es la trama montada detrás de este cuento, para nada inocente, sino todo lo contrario, sumamente perversa.

La historia de las vacunas chinas, con brokers misteriosos, que tienen lo que todo el planeta, plata en mano, busca; pero que “¡oh sorpresa!”, ellos ofertan en exclusividad al Paraguay, uno de los pocos países del planeta sin relaciones diplomáticas con el gigante inmisericorde, creador por acción u omisión del covid-19, les guste o no; tiene ya muchos meses.

Primero fue el “uruguayo generoso” que tenía 2, después 3 y no se cuántos millones más de vacunas, retenidas, para el Paraguay, pero que “no recibía respuesta” del “capitán Mazzoleni”, cuya credibilidad estaba yendo a pique ya en ese momento, y cualquier historia sobre él caía en terreno fértil, por más disparatada o inexplicable que sonara. El “tío uruguayo” se borró luego de explicar que no tenía un puto papel y que quería un adelanto, para ver qué onda.

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Ahora aparecieron los chicos del Frente Guasu, fogoneando una declaración del Senado, único lugar donde existen, para que se negocie “ya, ya, ya” nomás con los hermanos chinos, sin importar cualquier nexo con Taiwán, o condición que los herederos de Mao impongan. Y milagrosamente apareció otro “tío”, paraguayito nomás este, pero con una larga historia local. Este “magnate de las vacunas” habló de 3, 4 y hasta 14 millones, (sí, catorce millones) de vacunas, almacenadas y esperando que el Gobierno paraguayo responda una nota. Una nota que, al final, jamás se presentó, que al final resultó, que hay que pedirle nomás a los chinos y ellos te mandan al toque. Anticipo de por medio, obvio.

Para sumarle intensidad a la historia, un grupo de intendentes de la oposición, el inefable Prieto de CDE, a la cabeza, anunció con bombos y platillos que sus municipios estaban en avanzadas gestiones para comprar sus propias vacunas con sus propios recursos. Esta historia, sin pie ni cabeza, fue tomada con algarabía por algunos medios y periodistas locales, sin el menor rigor ni análisis básico, una lloraba (siempre nomás luego ella llora), otra amenazaba con que “cuando lleguen las vacunas de los intendentes, se desatará la verdadera violencia” y así, el cúmulo de estupidez y perversidad interesada trató de agitar la otoñal mañana del lunes.

El análisis serio, cuestión que soslayaron los y las colegas, a propósito o por idiotas, es que, PRIMERO: el gobierno chino ya aclaró en todo el mundo que NO NEGOCIA MÁS QUE CON PAÍSES, CON GOBIERNOS NACIONALES. O sea la Municipalidad de Villa Elisa ni la de Naranjito son, al menos a esta hora del lunes, mientras escribo, repúblicas soberanas.

SEGUNDO: NO HAY DEPÓSITOS CON VACUNAS PARA LA VENTA, están todos los putos países del mundo, plata en mano, buscando desesperados la vacuna que sea, entre ellos, países aliados estratégicos, donde CHINA, por ejemplo, tiene intereses por BILLONES DE DÓLARES, como Venezuela, aparte del interés meramente político, en sostener al régimen de Maduro.

TERCERO: La ley exige que toda vacuna que entre a nuestro país pase al control y distribución del Ministerio de Salud, según el cronograma establecido, o sea el señor Prieto no va a disponer de más vacunas, de las que ya le corresponden al personal de salud de su ciudad, según el ministerio.

Y finalmente, hay que ser medio cretino o, cretino y medio, para no darse cuenta de que este jueguito meramente electoral, sumamente asqueroso, donde se juega con la esperanza de la gente, con su desesperación, para intentar captar simpatías o votos o simplemente terminar de hacer caer a este gobierno en base a meras mentiras y especulaciones, habla del tipo de porquería de gente que son los que se suben a este asunto y se embanderan con él. Con razón tardaron dos años en ver que este gobierno, con quien se acostaban y se revolcaban con sus publinotas diarias, sus defensas encendidas a cambio de dinero en efectivo, era una cagada monumental, dirigida por sus financistas y patrones.

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