Minutos antes de las 14:00, el senador (?) Friedmann felicitaba a Arnaldo Giuzzio como nuevo ministro del Interior. Luego, ya cerca de las 14:30, el presidente de la República anunciaba este más otros dos cambios: la ida de Euclides Acevedo a Cancillería y de Federico González a la Itaipú Binacional como director general paraguayo. El mismo que según Pedro Ferreira fue el que le pidió su renuncia al no aceptar el acta secreta de Itaipú que dejó al gobierno a las puertas de un juicio político.
Si vamos un poco más atrás podemos ver que hace demasiado tiempo había una puja dura, durísima, entre Acevedo y el comandante de la Policía Nacional, Francisco Resquín. Los pasillos dicen que Resquín aún responde al ex ministro del Interior Juan Ernesto Villamayor y a cierto partido familiar cada vez más oficialista. Fuentes dentro de la Policía Nacional dicen que, desde hace semanas, hay brazos caídos en sitios estratégicos como algunas ciudades del departamento Central. Había que buscarle un ministro a Resquín.
Se podría estimar que lo de Friedmann fue un desliz impulsivo. No va por ahí, en realidad, para la lógica del poder si es que uno lo tiene, pero no lo ejerce y lo ostenta, nunca mereció tenerlo. Pisoteó la investidura presidencial y la imagen pública del Presidente al adelantar uno de los cambios (y ojo a cuál de los cambios optó por adelantar, esa también es una señal), pero dejó bien en claro que él no solo está al tanto de los cambios, sino que está en la cocina de estos. Es sabida la relación de cercanía que hay entre Villamayor, Friedmann y senadores no colorados pero muy oficialistas y la influencia que ejercen en el Palacio de López.
En el recuento final, con estos tres cambios en el gabinete, el poder queda fortalecido sobre el ala más dura. Aquella que, desde los inicios de esta administración, optó por gobernar con sectores distintos a la ANR. En consecuencia, busca cascotear la unidad colorada. Con esta lógica, el escenario que se abre en el corto plazo no es precisamente el de los consensos y sin consenso cuesta bastante generar gestión.