Por Eduardo “Pipó” Dios

Columnista

Varios países, del primer al tercer mundo, iniciaron los últimos días del pasado 2020 la vacunación contra el covid-19. Algunos como Israel, cuándo no, ya lleva más del 10% de la población vacunada con Pfizer, por ahora, la que más confianza genera por las instituciones que la certificaron, con una urgencia inusual, pero más que justificada, la Agencia Europea y la FDA Americana. Otros países van más lento y con vacunas menos “confiables”, como la Sputnik V rusa, probada con muchos límites en la propia Rusia, o las vacunas chinas… certificadas por el espíritu de Mao o quién sabe quién. Argentina hizo un show político mediático trayendo las primeras 300.000 dosis de la Sputnik, en una especie de “vuelo patriótico” que estaba piloteado por el propio Perón, a su lado Nestor K., y de azafatas, Evita y a su lado, obvio, Cristina. De más está decir que la cantidad es suficiente para menos del 1% de la población, o sea circo. Pero al menos pueden decir que algo tienen.

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¿Y por casa? Bien, siempre en la misma, saltando de escándalo en escándalo, mientras Mazzoleni un día asegura una cosa, tira una fecha, luego cambia, Sequera lo desmiente, y así, un día es marzo, otro julio, otro “depende”; mientras tanto, el sector privado ya consiguió 500.000 vacunas para marzo, con precio y todo.

Usted, desconfiado, dirá: “Claro, pero el sector privado tiene la plata en la mano, así cualquiera…”. Cualquiera menos nosotros, que tenemos en la cuenta del Ministerio de Salud plata para comprar dosis de la vacuna más cara para toda la población, pero no… Acá estamos en otra.

Mazzoleni, entonces, no puede argumentar falta de recursos. ¿Falta de tiempo? Hace 10 meses que se habla de la vacuna, de quiénes son los laboratorios, ¿cómo hicieron los chilenos, los israelíes, los costarricenses y otros? No tuvo tiempo el ministro en llamar a los representantes de dichos laboratorios y sondear “che, ¿qué onda tu vacuna?, ¿a cuánto está? ¿Tenés piko? ¿No me podés piko ir reservando 1 millón, te tiro ya un anticipo?”. No, nada, nákore, cero, estamos esperando que el famoso Covax, una especie de sociedad de incapaces, que encima cobra el 10% por gestionar la compra, decida a quién, cuándo y cómo le va a comprar, y lueeeego se digne a avisarnos, a los pelotudos que le dimos el anticipo, ahí si dieron anticipo, cuándo y cuánto de qué vacuna nos van a mandar.

Nuevamente en este país alguien nos vacuna, si no es Patricia Samudio, es Melgarejo, sino el “Chancho” Coscia y compañía, sino Mazzo y sus laboratorios de maletín, o Rodolfito Friedman y señora, con oro, meriendas, rutas, o pozos de agua, siempre vacunados, nunca “invacunados”… Eso sí, tanta corrupción que nos inocularon, ¿no debería ya generar inmunidad? Ah, claro, la inmunidad es para ellos, con una buena dosis de impunidad, por supuesto.

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