“Necesitamos un ministro de Salud que golpee la mesa y sepa administrar los recursos”, dijo la doctora Rossana González, del Sindicato Nacional de Médicos. Esta frase lo resume absolutamente todo. Julio Mazzoleni debe irse del Ministerio de Salud. Su permanencia se convierte en un peligro para la población y eso se demostró con el bochorno del viernes.
Se supone que los anuncios sobre las medidas restrictivas implican un minucioso análisis de la situación sanitaria para luego sugerirlas a la ciudadanía que está pendiente y necesita información clara y precisa. Mazzoleni anunció el viernes al mediodía que los viajes estaban restringidos, minutos después, sus propios directores dijeron una cosa, el ministro del Interior otra. Si ni siquiera la comunicación interna respira en su gabinete, la comunicación externa se asfixia.
Mazzoleni ya zafó de carambola sobre su responsabilidad en la “tragada” que estaban a punto de cometer con el “clan Ferreira” y los insumos chinos. Tampoco después de este escándalo golpeó la mesa, sus mismos funcionarios implicados trabajan hoy a su lado, como máximo castigo hubo tres funcionarios inferiores sancionados 30 días, sin goce de sueldo, y nada.
A ningún ministro de Salud se le dio tantos recursos como a éste. Es verdad, estamos en pandemia, pero tampoco supo usar la plata, al punto que de esos US$ 500 millones otorgados exclusivos para covid-19 queda un remanente de US$ 230 millones. Mientras tanto, hay 90 licitaciones pendientes sin resolverse, y los hospitales públicos sin insumos ni medicamentos. El 4 de agosto pasado, la Dirección de Planificación de Medicamentos remitió un memorándum advirtiendo sobre el “stock crítico” y sugirieron una compra vía excepción. Estamos en diciembre y ni siquiera esa compra se concretó. Es decir, no son capaces de hacer una licitación en forma. Demostraron en marzo que sí pueden hacer una compra directa en 5 días, solo que la hicieron dirigida y arreglada para los Ferreira. ¿Podrían imprimirle esa celeridad, pero haciendo como corresponde?
En el 2013, el gobierno que asumió recibió un sistema sanitario con 180 camas para terapia. Entregaron al nuevo gobierno de Mario Abdo, 308 camas en total, es decir, aumentaron 128 camas más. Mazzoleni afirma que hoy se cuenta con 530 camas para terapia, que suponemos no incluyen las del IPS ni el Rigoberto Caballero, quiere decir que sumaron 222. Pero, el director de redes habla de que se tienen 600 camas para terapia, de las cuales 160 están ocupadas por covid, y el sistema ya colapsó. ¿Alguien podría por lo menos sincerarnos la realidad de estos números?
El Círculo Paraguayo de Médicos, una institución que tiene 79 años de creación, con 43 sociedades científicas afiliadas, decidió plantear a las comisiones de salud del Congreso, la interpelación de Julio Mazzoleni. Esta postura generó la reacción del ministro al punto de afirmar que supuestamente recibió pedidos para eliminar a dicho gremio y con el agregado de considerar que existe interés político detrás. Mazzoleni no tolera las críticas. Cerca de 15 médicos y enfermeras quienes denunciaron falta de insumos, medicamentos y trajes de protección fueron trasladados o separados de sus cargos.
Las cuatro cámaras de empresas proveedoras de medicamentos que vienen reclamando el pago de una deuda de US$ 247 millones ya no quieren dar declaraciones. Llegaron a la conclusión de que cuanto más reclaman menos avanza la negociación con el ministro para saldar la deuda. Hasta ahora solo hay promesas de pago, nada concreto, y esto podría generar desabastecimiento de medicamentos en el sistema.
Al “capitán” se le perdió la brújula, si alguna vez la tuvo. Ya no goza de la confianza ciudadana, tampoco del gremio médico, ni de los proveedores y su personal le contradice permanentemente. El mejor aporte que puede hacer ahora, en medio de esta situación pico de la pandemia, es dar un paso al costado. Peor que estos ya no podríamos estar. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.