Por Mariano Nin
Columnista
Ña Petrona se levantaba temprano un día antes del Día de la Virgen de Caacupé, nunca supe el motivo del porqué lo hacía ese día, pero recuerdo que había revuelo en el barrio. Con paciencia sacaba grandes cajas que todos mirábamos con asombro, y casi sin darnos cuenta todos los niños del barrio estábamos armando el arbolito de Navidad. Desenredar las lucesitas y las guirnaldas, limpiar los globitos y arreglar alguna que otra figurita rota.
Era como el disparo de salida de las fiestas. A partir de ese momento en la cuadra cambiaba el ánimo, todo era alegría y las fiestas tomaban ese rumbo feliz de fin de año… Es por eso que el árbol me trae tantos recuerdos, y todos lindos, pero te preguntaste alguna vez ¿de dónde salió esa tradición? La historia es larga, pero te la voy a contar. Vamos juntos hasta la lejana Alemania. Allí dicen que comienza.
Hoy los arbolitos son de fantasía, pero hace mucho, mucho tiempo, se elegían los pinos porque eran plantas que atraían los rayos y los rayos se identificaban con Zeus, el padre de todos los dioses del Olimpo, quién portaba precisamente un rayo en sus manos. Por tanto, todo aquello que lo atrajera debía ser sagrado. La tradición precristiana alemana del Lichtenbaum se vincula a los ritos de la luz del rayo.
Las tradiciones germanas y sus leyendas, cuentan además que este árbol es hábitat de los elfos, que moran en su tronco. Los elfos, como espíritus del bosque que eran, podían interferir en la vida de la gente. Por ese motivo, los leñadores ponían sumo cuidado al aprovisionarse de leña para no desgajar sus ramas ni hacerles daño. Molestar a un elfo se pagaba con la vida. Leyenda que no solo ponía a salvo a este árbol, sino que le concedía una dimensión particular.
Es sabido, que su uso como árbol navideño es una continuación del que tuvo originariamente entre los germanos el roble, árbol que para ellos también era sagrado y en torno al cual se celebraban algunos ritos.
Una coincidencia extraordinaria unió los destinos y significados de ambos árboles. Cuando en el siglo VIII san Bonifacio, que predicó el cristianismo a aquellos pueblos taló un roble, este al caer aplastó muchos arbustos, y al haberse salvado un pequeño pino el santo dijo: “He ahí el árbol del Señor; llamadlo desde ahora árbol del Niño Jesús”…
A partir de allí, la costumbre del pino se hizo muy popular, y ya en la Edad Media europea era una práctica frecuente el caracterizar con él la Navidad. En el siglo XVI estaba tan extendida la costumbre que un edicto alsaciano de 1.560 mandó que nadie tuviera más de un árbol y que éste no excediera los ocho pies de altura.
En un texto del siglo XVII que aún hoy se conserva, escrito por un clérigo alemán llamado Dannhauer, se puede leer: “Por estos días se dispone en las casas de familias cristianas unos árboles donde se fijan objetos que lucen y pequeños juguetes que atraen y gustan a los niños, que sabiéndolo se avalanzan sobre ellos el día de Navidad”.
Se desconoce de dónde vino esta costumbre, pero es posible que fuese por la intención de encaminar a los más pequeños hacia el árbol de Nuestro Señor. Hoy no hay tradición más arraigada que el Arbol de Navidad en estas fiestas. Ña petrona ya no está, pero sus hijos siguen la tradición, y sus nietos, y alguno que otro hijo de los niños de esa infancia feliz.
En todo el mundo, con diferentes diseños, altura y colores. La magia de colocarlo en familia nos recuerda un gesto de amor…ese amor que recordamos al terminar el año, pero que marca y deja huellas en nuestras vidas… No importa si no lo tenés en tu casa. Lo vas a ver en todos lados, pero claro... esa es otra historia.
Dejanos tu comentario
Vida, muerte, fantasía, ilusión, deseo… pulsiones y condición humana
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
“¿Fantasear o desear...?”. Ese era el dilema que, en frecuentes charlas de café, proponía un tan veterano como anónimo polemista que habitaba, cuando la tarde agonizaba, algunas de las selectas mesas en el mítico café La Paz, en la esquina de la avenida Corrientes 1593, cuando esa arteria cordial se cruza con la calle Rodríguez Peña, muy cerca del Obelisco, en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción.
Era los años 70, en el siglo pasado. Enfrente –justo en diagonal– intentaba competir el bar Ramos. En concurrentes habituales estaban cabeza a cabeza. Inolvidables, por cierto. Pero el caso es que, luego de encender la polémica con aquel interrogante, con impostado tono académico, intentaba, aquel sanatero, zamarrearnos.
¡Me parece verlo! Acomodaba prolijamente los dos o tres libros de Sigmund Freud o de Foucault que siempre llevaba con él y lentamente –como buscando las palabras más adecuadas– iba al punto. Fumaba tabaco inglés en una pipa muy gastada y sobre su prominente nariz montaba espejuelos redondos tonalizados verde oscuro.
“El tío Segismundo –ironizaba mientras revoleaba sus manos refiriéndose a Freud– cuando compartíamos algunos puros con amigos en el Café Frauenhuber, en la inolvidable Viena, nos explicaba con claridad, jóvenes amigos, palabra más, palabra menos, que solo fantasean las personas insatisfechas”.
PULSIÓN
Lo seguíamos en silencio. Algunas veces –como la ignorancia nos impedía responder y/o, mucho menos, poner alguno de sus dichos en duda, hacía una pausa que disfrutaba y, si la memoria no me falla, en aquel caso puntual remató: “Cada fantasía surge de una pulsión para cumplir con un deseo insatisfecho, muy deseado, que corrija la realidad”.
Nunca recuerdo su nombre. En verdad, no tengo claro si alguna vez lo supe. Pero sí, sus anécdotas con pretensiones académicas y que se definía como “un libre pensador, diletante”. ¡Nos maravillaba! Aunque –debo admitirlo– teníamos dudas que no confesábamos sobre su presunta sabiduría por aquello de que entre los ciegos un tuerto es rey.
“¡Déjese de joder, farfullante…!”, recuerdo que le dijo –indisimuladamente molesto y a voz en cuello– un reconocido profesional y estudioso freudiano, de quien exclusivamente consignaré sus letras iniciales (G.G.), que incontenible por lo que también escuchó abandonó su café en una mesa cercana y lo increpó sin miramientos.
Un pesado silencio cubrió todas y cada una de las mesas. El increpado no atinó a responder. Se retiró cabizbajo –con sus tres libros bajo el brazo– enmudecido y sin plantarle cara. El increpante nos miró, se disculpó “por interrumpir la conversación sin que nadie me llame” y fue al punto: “Simple y sencillo, muchachos. La fantasía tiene que ver con el imaginario. Con lo que creemos o sabemos que muy difícilmente suceda. Con aquello que suponemos imposible y que, de alcanzarlo, imaginamos sería placentero, pero sabemos que no podrá ser. Desear es converger la fantasía con la realidad más deseada en algún momento de tu vida. ¡No entender esa diferencia es grave… y, pretender explicar desde la ignorancia y la confusión, no lo puedo dejar pasar!”.
Renovó su disculpa y volvió a su mesa. “Como una escuela de todas las cosas...”, como nos enseñó Discépolo cuando escribió aquel tangazo que llamó “Cafetín de Buenos Aires”, así era el bar La Paz. Fantasías. Deseos. Ilusiones. Me atrevo a añadir que, como entonces, en estos tiempos de imágenes exacerbadas y exacerbantes que circulan y atropellan en los avasallantes ecosistemas digitales que facilitan las comunicaciones reticulares contemporáneas, aquellas –junto con la vida y la muerte– emergen como inevitables pulsiones incrustadas en el día a día de nuestros días.
OXÍMORON
Claramente, forman parte de la condición humana. Pese a que, con el correr de los tiempos y a la democratización de las monarquías (¿oxímoron?), con mucho menos frecuencia que algún tiempo atrás y, en aquel contexto, escuchar decir “vida de príncipes”, sorprende porque pareciera ser una expresión que cae en desuso.
Aun así, hay quienes insisten con ella cuando se procura producir sentido respecto de alguna persona que –a juicio de quien así se expresa– tiene allanado el acceso a poderosos y poderosas o cuando dispone de bienes materiales en abundancia o cuando no debe preocuparse por necesidades que –como tales– sí lo son para la mayoría de la humanidad.
En ese contexto, tampoco el futuro debiera ser preocupante para quienes tienen –siempre a la vista de las otredades– tránsitos principescos o, acaso, propios de las realezas. Hambre, desocupación, falta de salud, de educación. En aquel contexto, se suponen alejados de aquellos y aquellas minorías vistosas. Sentires y decires. Pareciera, incluso, que nada ni nadie está exento, alguna vez, de emitir esos juicios o ser depositario de ese tipo de expresiones.
Hasta la muerte –en ciertas ocasiones, por la forma en que se produce y a quien afecta– hace que no sean escasas las voces que se atreven a afirmar que Mengana o Fulano “murió como un príncipe”. En el siglo XIX y buena parte del XX era frecuente que así se significara la partida de este mundo cuando las y los finados eran considerados socialmente como “patricios” o “ricos”.
Curioso, por cierto. Y tanto lo era (y es) que vaya a saber a quién y en qué situación tuvo la lucidez para destacar que “al final de la partida, reyes y peones vuelven a la misma caja”. ¿Sabiduría popular? Tal vez.
LA BODA DEL SIGLO
Aún recuerdo cuando el 29 de julio de 1981 –la tele satelital cuando el mundo era mundial y para nada global– puso “en el aire” (vieja expresión de uso común en la radiotelefonía de entonces, hoy casi olvidada), desde la catedral de San Pablo, en Londres, la que fue llamada como la “boda real o del siglo” porque, aquel día, el príncipe Carlos (32) –hijo primogénito de Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), la reina Isabel II del Reino Unido y de la Commonwealth desde 1952 hasta su muerte– contrajo matrimonio con la joven aristócrata llamada Diana Spencer (20).
Cerca de 800 millones de televidentes lo vimos. “¡Parece un cuento de hadas...!”, escuché decir a dos mujeres que – como otros muchos, frente a una vidriera colmada de televisores– vimos pasar a Carlos, por entonces príncipe de Gales, y Diana recién casados, a bordo del 1902 State Landau, como se conoce al carruaje que, en aquel año, el rey Eduardo VII –tío del contrayente– ordenó construir para ceremonias relevantes.
En la Argentina, desde poco menos de tres años, teníamos tele en colores. La novia, tanto en el ingreso a San Pablo –luego de descender junto con John, su padre, VIII conde de Spencer, de un carruaje vidriado– como en el momento en que salió de esa catedral con su esposo convertida en “alteza real”, tuvo que detenerse varios minutos para que las “damas de honor” acomodaran la cola de su vestido “de casi ocho metros de largo”, relataba la transmisión oficial.
¡Hermoso para ver! Un año y 22 días después –el 21 de julio de 1982– se anunció el nacimiento del príncipe Guillermo, heredero de la corona británica. El 15 de setiembre de 1984 –setecientos ochenta y siete días después que su hermano mayor– nació el príncipe Enrique.
Sin embargo, y como sostiene el dicho popular, “no todo lo que reluce es oro”. El 28 de agosto de 1996 –cinco mil quinientos nueve días después de aquella boda principesca– Diana y Carlos se divorciaron. Con el paso del tiempo la fantasía pública trocó en públicos desatinos vinculares. La princesa descubrió y confirmó que el príncipe tenía como amante a Camilla Parker-Bowles, una amiga de la Casa Real. ¡Crisis!
MULTITUD
Carlos pasó –para muchas y muchos– a ser el “realmente odiado”. Diana, en el transcurso de 1995, decidió no ocultar la situación. Habló con la BBC, la tele pública en el Reino Unido. “¿Cree que Camilla Parker-Bowles fue el factor que desencadenó el fracaso de su matrimonio?”, preguntó el periodista Martín Bashir a “su alteza real”. La respuesta fue simple, breve y clara: “Bueno, éramos tres en mi matrimonio. Y eso es una multitud”. El 31 de agosto de 1997, Diana, Dodi Al-Fayed (1955-1997), multimillonario egipcio, y el chófer, Henri Paul, murieron en un accidente de tránsito ocurrido en el interior del túnel del Pont de l’Alma, en París.
Aquel príncipe, Charles Philip Arthur George (77), desde el 8 de setiembre de 2022, es Carlos III, rey del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones. Camilla Rosemary Shand, luego Parker-Bowles (78) –la tercera de aquel matrimonio principesco que “era multitud”, como lo sentenció Diana, “la princesa del pueblo”, como la categorizó para siempre el ex primer ministro Tony Blair, el 31 de agosto de 1997– es reina consorte.
Fantasías. Deseos. Ilusiones. Condición humana. Fantasías. Deseos. Ilusiones. “Cambia, todo cambia”, canta como nadie Mercedes Sosa. Los khasi –una minoría étnica originaria que habita en el estado de Meghalaya, noreste de la India desde antes de las invasiones dravídicas pobladoras del sur en ese mismo país– desconocen quiénes de sus antecesores y cuándo comenzaron a orientar las raíces de los árboles para construir con ellas “puentes vivientes”.
Lejos de aquellas selvas inigualables, recién se supo algo de los que se conocieron entonces también como “los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji)”, cuando era avanzado el siglo XIX. Los exploradores occidentales se asombraron con aquel descubrimiento. En La Sociedad Asiática, un histórico periódico que se publicaba en Calcuta en 1844, se consignó la información. Desde aquellos tiempos, es polo de atracción hasta nuestros días.
“AMOR RECÍPROCO”
Hacia allí, unas tres semanas atrás, partieron en luna de miel el príncipe Raj Raghuvanshi (21) y la princesa Sonam Raghuvanshi (24). Eran marido y mujer porque sus madres –en esa sociedad matrilineal– así lo acordaron. Ambos pertenecían a la misma clase social y casta. Aquel enclave natural que, además, con unos 12.000 milímetros de lluvias anuales es, según Guinness, el lugar más lluvioso de cada año, era perfecto para manifestarse amor recíproco sin interferencias. La actuación crucial de la mehndi, la celebración musical previa, la ceremonia principal, la fiesta posterior quedaron atrás.
Me explican –por Whatsapp, desde Nueva Delhi, tres diplomáticos chimenteros que me pidieron anonimato– que los fastos nupciales se extendieron por cuatro días. Las dos familias en estado de tranquilidad. Espiritual, social y económico. No faltó nada. Se observaron todos los rituales. Homa (la ofrenda al fuego) se concretó. El Panigrahena, los unió como nunca antes. Las siete vueltas al fuego –el Satapadi– hizo celebrar a muchas y muchos, sonreír a las y los más refinados y desear, ilusionarse... soñar, a otros y otras.
Samskara se instaló en la flamante pareja. Luego, silencio. Los días pasaban y... más silencio. Pero irrumpió la angustia. Primero en el que fue el pueblo de ambos, luego en la provincia, la región y, finalmente, en todo el país. “¿Dónde están?” “¿Qué se sabe?”. La falta de novedades fue parte de las informaciones de la agencia de noticias nacional. Se iniciaron las búsquedas. Los supuestos ganaron el espacio público. Las ideas conspiranoides de poderosos y poderosas ingresaron en los circuitos informativos.
Nadie respondía a las incesantes llamadas a los móviles de Raj y Sonam. La policía y los servicios de inteligencia de la India los monitoreaban inútilmente. También el de uno de los hermanos de la princesa. ¡Nada! Pero, cuando nadie lo esperaba, todo cambió. El domingo pasado aquella novia obediente de los acuerdos y mandatos familiares que se mostró alegre, ilusionada, ante los unos y los otros; que fue objeto de los comentarios de sus vecinos e incluso blanco preferente a la vista de aquellas y aquellos que por ser de clases inferiores o de castas poco respetables no debieran haberla mirado, trocaron interrogantes y angustia sociales.
DIMES Y DIRETES
Desde algunos anocheceres en las sacudidas calles de aquel país con 1.400 millones de habitantes, se sabía por trascendidos –que más tarde se confirmaron– que el cadáver de Raj fue encontrado y recuperado de las profundidades de un precipicio con abundante vegetación. Fue el momento de los dimes y diretes. Se conoció el escabroso detalle de que el cuerpo lo encontraron con el cráneo partido con dos golpes duros aplicados con algún objeto contundente y cortante.
¡Horror! Rescatistas e investigadores tuvieron la convicción de que fue asesinado. Así lo dejaron trascender. No murió como un príncipe. Pero las honras fúnebres sí lo fueron para despedir a su alteza real. Sonam, esposa por un breve tiempo –geolocalizada desde el momento en que se comunicó con uno de sus hermanos– supo por quienes la hallaron que era viuda.
Gritó. Se ahogó en llanto. Insistió con el deshilachado argumento de que fueron víctimas de secuestro. Pero no tenía una coartada que generara, por lo menos, una duda. También supo que Rai Kushwaha, un chófer a su servicio, estaba preso en otra celda. Fue apresado en su pueblo natal, Madhya Pradesh. Contrastaron sus respuestas. Eran amantes desde tiempo antes de que Sonam y Raj protagonizaran una boda principesca.
Como en el caso de Carlos y Diana –con Rai– también se constituyeron en multitud. El amante capturado también confesó. Señaló a los tres criminales que asesinaron al príncipe –sus cómplices– a los que convenció para que ejecutaran al joven esposo de la mujer que también amaba.
Los sicarios fueron apresados. Abrumados, admitieron. La exprincesa viuda dejó de ser víctima para ser victimaria. La justicia la acusa de ser quien incitó a su frustrado enamorado de la necesidad de asesinar a Raj. Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
Dejanos tu comentario
Agenda de San Juan Ára
EN EL PUERTO
El Centro Cultural del Puerto de Asunción anuncia para hoy el San Juan Goldie Oldie, a partir de las 19:30. La fiesta tendrá a la música como principal convocante, además de las comidas típicas, juegos tradicionales y más sorpresas a ser anunciadas. Goldie Oldie es una propuesta de fiesta retro para los más jóvenes.
EN VILLA AURELIA
La parroquia Santa Elena del barrio Villa Aurelia de Asunción celebra hoy su Gran San Juan Parroquial, a partir de las 17:00, y anuncia comidas típicas, show artístico y juegos tradicionales. El acceso será libre y gratuito, y promete ser una cita para toda la familia junto a la tradición popular.
EN YPANÉ
Desde las 10:00 de hoy se celebrará en la Plaza Domingo Martínez de Irala de Ypané la Expo Feria San Juan, organizada por los bomberos voluntarios de la citada ciudad. En la ocasión se presentarán los talentos juveniles Yeruti Lesmo, Miguel Ángel, y Leidy Belén, además de artistas como El Bronco Paraguayo, Miryam Velázquez, entre otros.
EN EL YACHT
El próximo viernes 20 de junio se realizará la tradicional fiesta San Juan Ára del Yacht con acceso libre y gratuito. La diversión arrancará a las 17:00. Habrá Welcome Drink de Fortín, una gran variedad de comidas típicas y juegos tradicionales. El espacio artístico contará con la presentación del Ballet Folklórico de la Academia Elizabeth Vinader y el dúo musical Los Recalde. Más informes en el (0985) 988-315.
CLUB CENTENARIO
Llegan las divertidas celebraciones de San Juan y una de las fiestas más grandes y tradicionales del país es el organizado por el Club Centenario. El evento será el próximo sábado 21 de junio, de 12:00 a 20:00, en la sede de Surubi’i, en Mariano Roque Alonso. Habrá un gran espectáculo artístico con la presencia de las exitosas agrupaciones Néstor Ló y Los Caminantes y Tierra Adentro, además del Ballet Kove de Danza Paraguaya y el Grupo Infantil Sol y Alegría. En la musicalización de toda la jornada estará el DJ Ata. En el patio de comidas se podrán encontrar delicias propuestas de Talleyrand, Catas Nómadas, La Verdad de la Milanesa, Carlitos Way, La Casita Gourmet de Yudith, Tía Laura Delicias y Gourmand. No faltarán las comidas típicas, los juegos tradicionales y una gran variedad de entretenimientos para chicos y grandes.
EN UNINORTE
En el edificio de Ciencias Biomédicas (avenida General Santos casi 25 de Mayo) se realizará el festejo de San Juan Ára de la Universidad del Norte. Será el próximo viernes 20 de junio, a partir de las 15:30, con una gran variedad de comidas típicas, bailes folclóricos y juegos tradicionales. Más informes en el (021) 729-4600.
Dejanos tu comentario
Foro de Madrid: masiva concurrencia demuestra el interés en defensa de vida, familia y los valores
El presidente de la Junta Municipal de Asunción, Luis Bello, destacó el gran éxito del Foro de Madrid, que reunió a más de 2.000 asistentes, al punto que la capacidad del teatro del Banco Central del Paraguay fue superada. Sostuvo que con este evento se ha demostrado el interés ciudadano en la defensa de la familia, la vida, y que cree en los valores soberanos y republicanos.
En una charla con La Nación/Nación Media, resaltó las ponencias del presidente de la República, Santiago Peña; del titular del partido VOX de España, Santiago Abascal; así como las del titular de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre, que han marcado la ruta sobre la cual se debe transitar durante estos dos días que se desarrollará el Foro de Madrid en Asunción, en su cuarto encuentro regional.
Le puede interesar: Caso Boidanich: defensa de exministro cuestiona el actuar de la Fiscalía
“Nos han marcado de manera clara sobre cuál es la ruta que debemos seguir, así como la visión que debemos desarrollar desde Paraguay para que contribuya como bastión de principios a nivel mundial”, acotó.
Resaltó que el evento se desarrollará durante dos días, y se espera que, para el cierre del evento, se pueda lograr coincidir en algunos aspectos puntuales que marquen la declaración del Foro de Madrid en Asunción, que finalmente será la postura del bloque.
Al respecto, el concejal Bello indicó que espera que esa declaración refleje a la sociedad paraguaya, que es mayoritariamente de derecha, que profesa una fe religiosa, ya que cree en Dios, además de creer en los valores de la familia, la vida, la libertad, la soberanía, la democracia que construye y constituye la nación paraguaya.
“Siempre es bueno mantener vigente la llama de la esencia de un pueblo, que está arraigado en el tejido social del paraguayo, que cree en cada uno de los principios que he mencionado. Además, cree que deben mantenerse vigente de generación en generación”, concluyó.
Siga informado con: Peña recordó a los héroes de la Guerra del Chaco
Dejanos tu comentario
Reliquias de Carlo Acutis llegan hoy a Caacupé
Las reliquias peregrinas de primer grado del beato Carlo Acutis, conocido como el primer santo millenial e influencer de Dios, estarán presentes este martes por la tarde en la capilla San Roque de la basílica santuario de Caacupé.
La presentación se llevará a cabo a partir de las 16:00 junto con una disertación sobre los milagros eucarísticos en el mundo, organizada por la fundación Misionando con Amor, la cual lleva adelante este tipo de reuniones alrededor del mundo.
Posteriormente, se rezará el rosario a las 18:00 y a continuación se celebrará una misa dando cierre así a la tarde de oración con un momento de veneración de las reliquias. Estas actividades contarán con la participación de Luis Alberto Sánchez, delegado de la Ass Amici di Carlo Acutis.
Podés leer: Lucha contra el microtráfico: realizan allanamientos en el barrio San Francisco
Hasta la fecha, las reliquias del beato ya han visitado más de 500 parroquias en Italia y más de 10.000 parroquias en otros países. Las piezas que visitan el país es un mechón de cabello y un fragmento de piel. Se trata de reliquias de primer grado que son significativas, ya que son partes del cuerpo de un beato o santo. Estas permiten a los fieles conectarse de manera tangible con la vida del santo.
A Carlo Acutis se lo recuerda por su admiración, entrega y profundo amor a Dios y Jesús eucaristía. Además, se lo conoce como el primer beato influencer, debido a su habilidad para utilizar las redes sociales y la tecnología en su vida diaria. Dejando un legado de que la evangelización puede tomar muchas formas, incluso en la era digital.
Lea también: Red Búho: siete empresas compiten por operar servicio de transporte nocturno