El próximo jueves -10 de diciembre- se cumplirá un año desde que Alberto Fernández asumiera la presidencia argentina. Habrá poco, muy poco, para celebrar. La más reciente revelación del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) que dirige Agustín Salvia, sin anestesia, da cuenta que el 40,9% de la población local se encuentra en estado de pobreza.

En números: unos 18,5 millones de personas son pobres, en este país. Por su parte, unos 4,7 millones de argentinas y argentinos, son indigentes. Trágico. Pese a ello, el presidente Alberto F., ante la Unión Industrial (UIA), aseguró con orgullo que “logramos que en ningún lugar de la Argentina faltara sustento a un argentino”. Inmediatamente después, el jefe de Estado aseguró que, en el año de gestión que corre, “logramos dos cosas: que no haya argentinos con hambre y que no haya un argentino que no haya tenido la atención sanitaria que requirió”. La información acumulada aquí hasta ayer (domingo) sobre COVID-SARS-2 da cuenta que 1,45 millones de personas infectadas; 1,28 “millones de personas recuperadas; y, 39.632 fallecidos. La desnutrición en el Norte, crece. Varios niños de la etnia wichí –pueblo originario- fallecieron por desnutrición. En las calles de las ciudades más grandes en todo el país, familias enteras duermen a la intemperie y comen sobras que rescatan de los residuos domiciliarios que hombres, mujeres, niños y niñas revisan cada día. La inflación interanual, se acerca al 40%. Los salarios, ni siquiera se acercan a ese monto en sus actualizaciones en tanto que el poder adquisitivo de los sueldos se contrajo. Cuando finalizó el semestre pasado, la “tasa de actividad”, en “los aglomerados urbanos”, se ubicaba en 38,4%. La “tasa de desocupación” creció hasta 13,1%. La “subocupación”, 9,6%. “Tasa de empleo”, 33,4%. Los indicadores, no son buenos. El presidente Fernández explica que “gobernar la pandemia es administrar lo desconocido, administrar lo que uno no conoce. Es administrar un espacio donde no sabemos dónde está el virus, quién contagia a quién, quién vive, quién se muere. No tenemos el remedio, no tenemos la vacuna. En ese contexto, nosotros estamos en pie. En ese contexto, la Argentina se recupera”. La percepción presidencial, sin embargo, parece no coincidir con la de la calle. Un segmento relevante de la población, ve otro país. La consultora Management & Fit, que dirige Mariel Fornoni, verifica que 66,3% de esta sociedad considera que “la situación económica en comparación con un año atrás”, está peor. El 56%, piensa que “estará peor en los próximos meses”. Otro estudio, en este caso realizado por Ricardo Rouvier, da cuenta que el 58,2% de la población tiene “expectativas negativas” respecto de la evolución económica. El 63,5%, estima que “la inflación no disminuirá”. En cuanto a la gestión del gobierno en “educación”, “salud” y “control de precios”, el 49%, 52,1% y 70,2%, “están en desacuerdo”. Quizás por esas percepciones, según Fornoni, el 50,4% de esta sociedad “desaprueba” la gestión de Alberto Fernández. En octubre 2021 –si se cumple con el esquema electoral vigente- habrá elecciones de medio tiempo para renovar parcialmente el Parlamento. El oficialismo –de mantenerse los guarismos mencionados- no llegará a ese compromiso en el mejor momento. Por supuesto que todo puede cambiar. Las encuestas no son más que fotos de un momento social. Tal vez por esa razón la relación entre Alberto F. y su vicepresidenta, Cristina Fernández, no es la mejor. Ya nadie intenta desmentir que la relación entre ambos está muy deteriorada y que “no se hablan desde hace casi tres meses”. La salida del país de argentinas y argentinos en procura de residir en otros países, especialmente en Uruguay y Paraguay, es creciente. La gran pregunta que se escucha a cada paso es: “¿Qué pasará para las fiestas de Navidad y Año Nuevo?” Hasta en esas cuestiones tradicionales tan vinculadas con familias, amigas y amigos, la incertidumbre crece.

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