Por el Dr. Miguel Ángel Velázquez

Dr Mime

Hoy culmino esta serie de tres sábados hablando de esta joya de la animación. Sin lugar a dudas, y visto desde el conocimiento de las neurociencias el momento en el que la película es más exacta es en su representación de los recuerdos hablando de la memoria a largo plazo. En Intensa-Mente, los recuerdos de Riley son pequeñas esferas coloreadas según el tipo de emoción. Emergen constantemente a lo largo del día, pero por la noche cuando Riley se duerme, las disparan por un conducto y las envían a la oficina central y a la “memoria a largo plazo”. Aunque en realidad nuestros recuerdos son cambios en la comunicación entre nuestras neuronas como hemos visto, y que ocurren en forma de circuitos neuronales y sinapsis en lugar de pequeñas bolas brillantes, los principios generales de la memoria representados en la película son notablemente precisos. En primer lugar, hay que destacar que los recuerdos de Riley son enviados a la memoria a largo plazo específicamente cuando está durmiendo, ya que se sabe que el sueño, como también dijimos, promueve la consolidación de la memoria, la cual es el almacén de nuestros recuerdos a largo plazo en el cortex (superficie) del cerebro.

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El papel de las emociones a la hora de ayudar a Riley a crear recuerdos también tiene base neurocientífica. La amígdala (importante en todas las emociones, no solo en miedo) se comunica extensivamente con el hipocampo, la región del cerebro clave en la formación de nuevos recuerdos y consolidación de la memoria a largo plazo. Por tanto, la amígdala es importante específicamente para la codificación de la memoria (creando recuerdos en primer lugar) y en recuperación (recordar más tarde). El retrato de cómo Riley recuerda las cosas de su infancia es particularmente intrigante. La visión moderna de la memoria a largo plazo es que el hipocampo coordina diferentes regiones del cortex cerebral para “almacenar” los recuerdos. Cuando recordamos algo, el hipocampo reactiva esas regiones corticales, igual que cuando las esferas de memoria de Riley son devueltas a través del conducto desde la memoria a largo plazo hasta la oficina central siempre que recuerda algo. Sin embargo, según pasa el tiempo, los recuerdos se vuelven menos dependientes del hipocampo para ser recordados. En lugar de ello, el cortex prefrontal adopta un papel más activo y coordina la actividad de las partes del cortex donde reside la memoria sin ayuda del hipocampo.

Claramente, existen muchos ejemplos de cómo la película captura maravillosamente muchos de los importantes y sofisticados aspectos de la memoria. Mientras que el hipocampo es importante en la reactivación de áreas del cortex al recordar algo, a lo largo del tiempo, el cortex prefrontal es el que directamente reactiva esas áreas del cortex sin el hipocampo. El tipo de memoria que se muestra en la película se llama memoria episódica y está asociado con el lóbulo temporal, siendo el tipo de memoria que almacena los recuerdos vinculados a acontecimientos que han sucedido en nuestras vidas, en un lugar y momento específico. Por otro lado, existe también otro tipo de memoria que no está representado en la película: la memoria semántica, que corresponde a nuestro conocimiento general sobre el mundo, como saber quién es el Presidente del Paraguay ahora, y la memoria de procedimiento, lo que nos permite desarrollar las habilidades motoras, cognitivas y verbales necesarias para realizar una acción, como el hecho de tomar los cubiertos para comer.

En la película, la intensidad del color de los recuerdos, modificado mientras la personalidad de Riley evoluciona, ilustra la construcción de la identidad de una manera muy poética y nos recuerda el importantísimo rol que juegan las emociones en la formación de recuerdos. Cuando Riley está durmiendo, vemos su cerebro completamente inactivo, salvo por una criatura que está de guardia, supervisando la generación de los sueños, en una pantalla. En realidad, nuestro cerebro está lejos de apagarse mientras dormimos, y el sueño juega un papel importantísimo en la solidificación de la memoria. Ya que no podemos recordar todo, el cerebro selecciona la información de acuerdo a nuestras necesidades y mientras dormimos, refuerza o debilita las conexiones cerebrales. El sueño es fundamental para la consolidación del aprendizaje al volver a experimentar, en cierta medida, lo que hemos hecho cuando estábamos despiertos. Por tanto, el tren de pensamientos debería funcionar las 24 horas del día (¡A pesar de que los empleados se quejen!).

Si algo hay que discutirle a la película es el uso de la metáfora de que hay una criatura humanoide manejándolo todo por medio de botones en una consola. Si esto fuera así... ¿quién controla a esa criatura? Este problema ha sido discutido a profundidad en las ciencias cognitivas, y es conocido como el problema clásico del homúnculo, un hombrecito que gobierna el funcionamiento del cerebro, pero cuyo propio funcionamiento queda sin explicarse.

La película es altamente recomendada si no la vieron, algo poco probable, o de volver a verla si leyeron este escrito. No hay ni una neurona a la vista, pero aún así, como Pixar suele hacer, hay infinitos detalles que demuestran que los productores hicieron sus deberes. El retrato de la interacción entre las emociones, de la consolidación de la memoria, y de los cambios que sufre el cerebro de los niños durante la adolescencia están hecho no solo de forma perfecta e increíblemente emotiva, sino que también refleja fielmente el actual conocimiento sobre las emociones en el cerebro.

Una de las cosas más impactantes de la película es el par de heroínas tan inesperado que forman alegría y tristeza. Pero también hay inexactitudes neurocientíficas, por ejemplo, los aspectos principales de nuestra personalidad no se encuentran en “islas” específicas en nuestra mente; no todas las emociones se controlan necesariamente desde una única “oficina central” y nuestro subconsciente no es un enorme agujero situado físicamente bajo nuestra conciencia. Con todo eso, Intensa-Mente es un hermoso regalo de Pixar a las neurociencias para seguir teniéndonos DE LA CABEZA. Nos leemos el otro sábado.

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