Es inexplicable que ningún gobierno haya podido poner un freno al descontrol del tráfico de oro en Paso Yobái. La situación está tan descontrolada al punto que Paraguay podría estar siendo utilizado como ruta del contrabando del mineral precioso. Es decir, dicen sacar oro de Paso Yobái cuando en realidad es de otra parte de la región y envían, pagando menos impuestos y regalías a Asia o Europa.

El informe de auditoría del MOPC que concluyó en julio de este año lo dimos a conocer esta semana, ya que las autoridades lo tenían bien guardadito, arroja datos sorprendentes y reveladores. Por ejemplo, la empresa CEMA SA, en donde figura como socio Hernán de Carli, un ciudadano argentino a quien la prensa del vecino país lo involucra en tráfico de efedrina y otras yerbas, exportó desde 2014 a 2018 casi 3 mil kilos de oro por valor de US$ 100 millones. ¿Cuánto ganó el Estado por esta operación? Absolutamente nada, según la auditoría.

La empresa operó en forma ilegal ya que nunca tuvo licencia para la explotación del mineral precioso. Lo que logró fue un contrato de cesión otorgado por Lampa, que es la única empresa concesionaria del Estado, anteriormente administrada por unos canadienses, pero dicho contrato solo tuvo validez de tres meses, tiempo en que fue homologado por el MOPC.

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¿Por qué le dejaron operar a CEMA? La explotación ilegal iba creciendo. La firma Lampa no podía estar vinculada abiertamente a la ilegalidad al comprar de los “mau”, puesto que opera en la bolsa y podría traerle consecuencias negativas. Desde el Viceministerio de Minas y Energía vieron como una salida que una sola empresa acopie el oro de los informales, como primer paso de ir blanqueando la situación.

Lampa, presionada por los pobladores de Paso Yobái para recibir beneficios, había firmado un contrato con un ciudadano paraguayo de origen alemán que tenía una propiedad colindante a la empresa concesionaria. Allí iban a instalar un proyecto de piscicultura. Cavaron y encontraron oro. Dejaron de lado el contrato, y como no tenían licencia para operar se confabularon con varios políticos influyentes de la zona y parte de lo extraído compartieron con la comunidad. De esa manera se blindaron y cualquier autoridad que quería controlar era rajada a balazos de la zona.

El paraguayo-alemán y los otros informales que operan se quedaron conforme porque CEMA les compraba el oro. Por supuesto, como siempre se dice, “lo difícil no es robar el banco, lo difícil es repartirse el botín”; se dieron diferencias profundas entre los políticos de la zona por la repartija del dinero, entre ellos el ex gobernador de Guairá, quien mucho sabe de esta operación, y otros personajes conocidos de la zona.

Los canadienses, hartos de la informalidad, terminan vendiendo la empresa a un grupo de empresarios paraguayos y políticos, quienes se habían enojado con CEMA, después terminaron limando las diferencias y Lampa pasa a manos de unos empresarios chilenos, de muy buena reputación con intenciones de convertir la explotación en un negocio rentable, tal como lo hacen en su país. Por eso hoy están en un litigio judicial, a fin de dejar de lado a CEMA SA, que sigue operando en forma ilegal, pero CEMA está con nuevos padrinos políticos cuyos tentáculos llegan al Poder Judicial. Detrás de CEMA están: un alto referente del Ejecutivo, un ex gobernador y senador, un ex vicepresidente, un poderoso político de San Lorenzo que está en el Senado, un influyente abogado lobista y otro abogado que fue funcionario del Viceministerio de Minas y Energía.

El volumen de dinero que manejan es enorme, ya vieron esos datos oficiales de los US$ 100 millones en seis años que movió CEMA. Mientras los políticos y empresarios inescrupulosos ofrezcan el “el oro y el moro” a nuestras autoridades que deben controlar la explotación, el Estado y la comunidad nunca saldrán beneficiados. Si por la plata baila el mono, imagínense por el oro. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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