Por el Dr.Juan Carlos Zárate Lázaro

MBA

jzaratelazaro@gmail.com

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En simples palabras, ahorrar es guardar una parte del ingreso que percibimos mes a mes, siendo de relevante importancia para el futuro a corto, mediano y largo plazos, ya que nos permiten poder disfrutar de la seguridad que nos brinda, cubrir necesidades de diversa índole, proporcionándonos estabilidad e integridad tanto física como psicológica.

Está íntimamente ligado al consumo y la inversión, siendo lo no consumido parte del ahorro, dándonos la posibilidad potencial de invertirlo en otros propósitos que nos puedan generar ingresos.

Está interrelacionado con el nivel de ingresos, pues en la medida en que vaya incrementándose, iremos generando más margen para destinarlo a dicho propósito, que nos permitan poder satisfacer nuestras necesidades primarias.

Está influido y determinado por las políticas económicas que trace el Estado, pudiendo afectar tanto a las tasas de interés como a otras variables que hagan que los márgenes a ser destinados al ahorro tiendan a disminuir.

Es equitativamente importante tanto para el futuro como para el presente económico de cualquier país incluido el nuestro.

Dentro de la economía a nivel local, el sector privado constituye la fuente principal de generación de ahorro.

La producción de una empresa involucra a algunos recursos que son limitados. En caso que dentro de sus planes estratégicos figure incrementar los niveles de producción, pero en contrapartida se observa una limitación de recursos, no tiene otra alternativa más que mejorar sus procesos productivos y calidad tecnológica, y al ser sus niveles de disponibilidades insuficientes, recurren a las entidades financieras quienes a través de los recursos captados de sus depositantes puede acceder a realizar desembolsos de facilidades crediticias a sus clientes, ya sean en moneda local (guaraníes) y/o extranjera (dólares).

Si el nivel de ahorro de un país es reducido, no habrá suficiente disponibilidad de recursos para financiar a los diversos proyectos del sector productivo, debiendo por ende muchas veces tener que recurrir a financiamiento externo, lo cual tienen sus costos financieros implícitos.

En países de economía emergente como el nuestro, en donde el nivel de calidad educativa sigue limitado y ante la falta de una razonable educación financiera, no se hace traslativo en la magnitud deseada a la importancia de lo que reviste la cultura del ahorro.

Si no hay quienes ahorren, quien tenga necesidad de invertir no encontrará los recursos necesarios, y bien sabemos que sin inversión no podrá haber crecimiento económico ni desarrollo sostenible y sustentable en el tiempo, lo que podría tornar que el desarrollo económico no avance o en el peor de los escenarios empeore, como ha ocurrido con algunos países de nuestra región.

Siempre resulta importante destinar una parte de nuestros ingresos al ahorro (como mínimo un 10%) a efectos de mantener razonables reservas para “épocas de vacas flacas”.

Para que ello sea posible tenemos que trazar mensualmente “una hoja de ruta” poniendo en un papel nuestros ingresos totales vs los gastos fijos, variables y superfluos proyectados.

Se deberán dar objetivos claros al respecto y “ajustarse los cinturones” de ser necesario, para poder tener la posibilidad de disfrutar de un viaje de vacaciones, la compra de un bien, o el festejo de cumpleaños de nuestros hijos y porque no también el de papá y mamá.

Cuántas empresas tenemos en el mercado que a consecuencia de esta pandemia sanitaria y al verse disminuidos sensiblemente sus niveles de ventas se han visto en serios aprietos para cubrir sus gastos fijos, dado que muchas de ellas no contaban con niveles de reservas para enfrentar estos imponderables viéndose en la obligación de tener que decir adiós y bajar “sus persianas” en forma definitiva.

Tenemos que aprovechar la etapa productiva de nuestras vidas y paralelamente pensar que el “invierno” o sí o sí se hará presente. Preparémonos con tiempo para poder disfrutar a futuro de nuestra vejez.

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