Por Juan Carlos Zárate Lázaro
MBA
Durante la etapa de nuestra vida productiva estudiamos, nos perfeccionamos y trabajamos duro en lo que nos gusta para poder ir acumulando gradualmente activos que en un momento dado podamos utilizar, para que nos puedan redituar ingresos en concepto de intereses (en el caso específico de las inversiones vía CDs a plazo fijo, o de Bonos de renta fija o variable (acciones) que podemos adquirir a través del mercado de capitales).
Y por el otro lado están las inversiones que uno puede hacer adquiriendo bienes raíces a precios convenientes y que a futuro nos podrán generan una renta vitalicia en concepto de alquiler. También está el amplio abanico de posibilidades de inversión que podrían ser traslativos a los ámbitos comercial, ganadero y/o industrial a través de participaciones accionarias.
Antes de tomar una decisión de inversión es importante sopesar las potenciales áreas críticas de riesgos en las que pueden verse afectadas ante la ocurrencia de una coyuntura desfavorable o bien factores endógenos y/o exógenos incontrolables.
Hoy día dentro del mercado de capitales, las emisiones de títulos-valores (Bonos) de empresas a partir de US$ 1 millón o de US$ 3 millones de deuda consolidada dentro del sistema, la entidad que los regula (Comisión Nacional de Valores, CNV) exige que tengan una calificación de riesgos realizada por una empresa especializada que opera en nuestro mercado y debidamente aprobada por la misma.
Si bien no constituyen para los inversionistas (personas físicas y jurídicas) garantía sobre los bonos a ser adquiridos, no obstante, al abarcar dichos informes aspectos de orden cualitativo y cuantitativo bien explícitos, les dan un marco de referencia importante a la hora de tomar sus decisiones de inversión.
En el caso de los depósitos de ahorros e inversiones en CDs a plazo fijo en bancos y financieras, siempre es importante tener en cuenta el monto máximo de cobertura del Fondo de Garantía de depósitos, que es de hasta 75 salarios mínimos (equivalente a G. 164 millones a la fecha) por cada cliente a fin de tener la cobertura necesaria en casos de necesidad.
Los niveles de ahorros e inversión obviamente son muy variables y están en estrecha interrelación con los montos de ingresos de cada uno de nosotros, por lo que todo esto es meramente referencial.
Aquí lo más importante es que como seres humanos de carne y hueso que somos tenemos que darnos cuenta de que no vamos a poder mantener una vida activa y productiva hasta el final de nuestros días, razón por la que siempre es bueno y recomendable tomar todas las precauciones necesarias en tiempo oportuno, que nos permitan una vez iniciado la “estación de invierno” de nuestras vidas, tener el respaldo de dichos ahorros o inversiones según la capacidad adquisitiva que hemos tenido en su momento y que nos servirán como si fuera un sueldo mensual con el cual podremos disfrutar nuestra vejez, dado que no todos tienen la fortuna de contar con una jubilación vitalicia o tampoco la certeza de que nuestros hijos “nos darán la mano” cuando los precisemos.
La virtud que encierra el hábito del ahorro es muy saludable. Por más que se trate en un principio de un monto reducido, lo importante es iniciarlo e ir acrecentando cuantitativamente en función a la capacidad adquisitiva de cada uno y del margen disponible de la ecuación resultante de la relación ingresos vs. egresos, pues todo va sumando.