Los negociados que se dan detrás de las tierras en nuestro país no distinguen color ni ideología. Como la mayoría de los casos de corrupción.
No recuerdo un ex titular del Indert que haya dejado la institución sin haber estado envuelto, salpicado, procesado o encarcelado por escándalos de corrupción.
“Dame 20 para el 1,5 para mí, pero de los americanos, y te solucionamos el problema en menos que cante un gallo”, se escucha plantear a Diego de los Ríos, ex director de Finanzas del Indert, en uno de los audios que tiene en su poder la Fiscalía.
Así destraban los engorrosos trámites de titulación en el Indert. O lo que es peor, el ente aprueba planes de inversión, en la zona del Chaco, principalmente, donde hay 3 millones de hectáreas a cargo de la institución, para luego iniciar el operativo apriete.
Los inversionistas, productores, ganaderos invierten en esas tierras, previa aceptación del plan de desarrollo, que generalmente pautan por 10 años. Pero, a mitad del proyecto, aparece un funcionario del Indert, con un cuento: o que las tierras son reclamadas por sus ancestros (indígenas) o directamente con la amenaza de revocación del acuerdo. Si no se “pone” el productor, arranca el operativo despojo.
Ahí está el caso, que entre otras cosas le costó el cargo a Enrique Gómez de la Fuente, ex director del Chaco del Indert. Según el denunciante, pidió una coima de US$ 400 mil. El empresario no cedió y le invadieron su propiedad. El conflicto sigue.
A esto se suma el reciente escándalo que compromete al senador del Frente Guasu, Sixto Pereira. El audio difundido revela que el legislador estaba metido en medio de una negociación entre un empresario agroganadero y un abogado vinculado al Indert, con intenciones de vender 500 hectáreas en US$ 2 millones.
Pereira dijo que actuó de mediador en su condición de parlamentario. A juzgar por lo que se oye en el audio, el senador estaba negociando, a favor del abogado y encima su “arma” negociadora era la amenaza de invadir la propiedad si no se llegaba a un acuerdo.
Estos hechos nada tienen que ver con eso que pretenden instalar como justificación que se trata de posiciones ideológicas en cuanto a la tenencia de las tierras o reivindicaciones históricas de recuperación de las mismas. Esto que hacen quienes toman como bandera la lucha por la tenencia de tierras es lisa y llanamente un acto de corrupción a costa, como siempre, de los eternos campesinos sin tierras. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.