Los cambios de ministros debieron darse antes del 15 de agosto a juzgar por las afirmaciones de los mismos oficialistas, debido a la pésima, floja y hasta desastrosa gestión de algunos de los integrantes del gabinete de Mario Abdo Benítez. Tal cosa no ocurrió, con la excusa de que los mismos estaban enfocados en la elaboración del Presupuesto General de la Nación 2021. Hace 10 días, el ministro asesor político de la presidencia de la República, Daniel Centurión, nos decía en radio UNO que Abdo concluyó la tarea de evaluar a sus ministros en estos dos años de gestión y los cambios se darían en un anuncio único y sería más de dos. Hasta ahora solo cambiaron a uno, y encima en un ministerio donde el destituido no tuvo mayores reparos, pero convengamos que ubicó a un leal a quien considera clave para la renegociación del Tratado de Itaipú.

Tan débil de liderazgo, dubitativo y sin un aparente norte definido tiene este gobierno que ni siquiera tiene las agallas de destituir a los que no sirven y anunciar esos cambios de una buena vez por lo menos para transmitir esa sensación de que se sabe lo que se quiere. Todo es dudoso, especulativo, sin nada claro, y eso obviamente genera una tremenda incertidumbre en el mismo gabinete porque los rumores están pero nadie sabe si son reales o no. Debe ser muy difícil trabajar en esas condiciones, proyectar, definir políticas a largo plazo, etc. Se genera un ambiente raro y los que creen que serán rajados ya están en cerrar las licitaciones pendientes y ver qué picotean de paso. En Educación hay unanimidad de la comunidad educativa que a gritos pide cambio de ministro, pero no por un capricho, sino porque se hace insostenible planificar sobre todo en medio de un año indefinido para el sector. Benigno López hace una semana tiene su ticket de avión con destino a Washington, pero hasta ahora no definen a su reemplazante.

Al Presidente le entregaron un cúmulo de pruebas sobre manejos escandalosos en el MOPC en donde la administración de Arnoldo Wiens hace aguas por todos lados. Esa sensación de alta ejecución presupuestaria es una falsa percepción de buena gestión. Se ha desatado una guerra interna feroz, donde cada viceministro y directores crearon sus feudos con un comité evaluador que “cocina” licitaciones al mejor postor sin importarles precios ni mucho menos calidad. Algunas empresas constructoras están a punto de patear el tablero, encima no están cobrando desde junio, se les debe cerca de US$ 130 millones. La semana pasada llegaron 1.500 campesinos a Asunción con una larga lista de reclamos y reivindicaciones y se fueron con un acuerdo escandaloso que pone en riesgo la propiedad privada y no soluciona el problema de fondo del campo. Uno de los puntos del acuerdo alienta las invasiones y eso podría generar una crisis social tremenda de enfrentamiento entre sectores.

El presidente del Congreso flirteó con referentes de izquierda y por eso llegó al cargo y estos aprovecharon ese “amorío” para introducir su agenda. Desde el gobierno ni se percataron de las consecuencias de ese acuerdo, a cambio de asegurar un par de votos para proyectos futuros, porque creen que la “amenaza” a la gobernabilidad no vendrá precisamente de la oposición sino del sector interno del partido oficialista liderado por un ex presidente.

Por eso ningún miembro del gobierno quiso ni siquiera opinar sobre las anotaciones de Alberto Grillón, asesor del Frente Guasu, en cuyas páginas se esbozan escenarios que podrían llevar a un juicio político al presidente de la República y al vicepresidente. Grillón nos dijo que cuando saltó el escándalo de las compras fallidas en Salud este sector manejó la hipótesis del juicio político.

Mario Abdo no gobierna, su permanencia en el poder se da por la inercia natural del poder. Ese “piloto de tormenta” se mueve en “piloto automático” como si fuese que en el país todo marcha de maravillas. Lo peligroso de esta inercia es que se convierte en caldo de cultivo para proyectos peligrosos para la democracia, como los proyectos anárquicos, autoritarios o lo que es peor, ante la menor crispación, de vuelta se hable de una salida traumática del poder. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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